domingo, 28 de enero de 2018

Al fin, Coco

Como era de esperarse, después de dos salidas planificadas y fallidas, fue una salida a lo loco y al ras del tiempo la que al fin terminó en mi esposito, mi amiga Marce y yo sentados en el cine viendo Coco. Marce iba por tercera vez, valga la aclaración.

Realmente, Pixar no me decepciona con sus historias (tal vez con Cars, pero ni así) y Coco es todo lo que podría esperar después de escuchar a todos mis amigos cantar sus alabanzas y amenazarme con spoilers y todo.
Para empezar, la animación de Coro es impecable, muy imaginativa y vistosa, pero llena de detalles bonitos. Los de Pixar se superan a sí mismos cada vez. A eso súmenle que la música de Michael Giacchino y las canciones son preciosas, y tienen la mitad de la película vendida.
La historia, como todos saben, va del pequeño Miguel y su familia que odia la música, pero a niveles radicales, por culpa del tatarabuelo músico que abandonó a la tatarabuela y a su hijita pequeña, que vendría a ser la bisabuela de Miguel, Coco. Como es de esperarse para que la historia arranque, Miguel ama la música aunque no lo dice para no malquistarse con su familia. Entonces, llega la festividad mexicana (y latinoamericana, pero eso a nadie le importa) más famosa del mundo: Día de muertos, el día en que los muertos regresan al mundo para ver a los vivos...y todo se desmadra.
Miguel, por conductos misteriosos, se cuela al mundo de los muertos y necesita la bendición de su familia de ese lado para regresar. Dado que su familia de ese lado, igual que la de este, también odia la música, y pueden imponerle las condiciones que quieran al mandarlo de regreso, entre ellas prohibirle la música, Miguel decide buscar al único familia que podría entenderlo, su tatarabuelo, que según él, es el famoso músico Ernesto de la Cruz.
Obviamente, en el camino de encontrar al tatarabuelo (que es famoso y requerido también en el mundo de los muertos), Miguel encuentra amigos, historias, varias verdades dolorosas y también algo de sí mismo. La historia no va sólo de ser fiel a uno mismo, buscar lo que amas, si no sobre aprender a perdonar y comprender a los demás y valorar la historia y a la familia. Encima, si perdiste a alguien muy querido, la relación con los muertos y lo que pasa con ellos al otro lado te llega al fondo del alma. Puede que la trama resulte un poco predecible, pero no deja ser conmovedora.
O sea, lloré, y lloré, y lloré... lo interesante es que Marce, que ya la vio tres veces, lloraba igual que yo, y gracias por los pañuelos que traía porque sino hubiéramos salido del cine con algo menos de dignidad.

miércoles, 24 de enero de 2018

El artista desastre o cómo no llegamos a ver Coco

Hace unos días, en vista de que Coco ya estaba en un sólo horario, salimos en gran estampida a verla. Lastimosamente, todo (y fue realmente todo) lo que podía salir mal, salió mal y cuando llegamos al cine, veinte minutos más tarde del horario de la película, ya no quedaban entradas (al parecer, Coco está arrasando).
Para no desperdiciar una ida al cine y eso, revisamos la cartelera y nos metimos a la única película que empezaba en la siguiente media hora, que tenía espacio en la sala (de hecho, sólo éramos 10 personas en la sala), y que tenía una buena calificación en Rotten Tomatoes.



REsultó que nos metimos a una película de lo más rara, pero buenísima. Dicen que la realidad es más rara aún que la ficción y en est caso es cierto. "The Disaster Artist " (en mi planeta, eso no se traduce como "Obra maestra", pero bueno) trata sobre dos amigos con aspiraciones de actores que, frustrados por la falta de progreso de sus carreras, deciden hacer su propia peli. Claro que la historia es real y la aventura de la película resultó en lo que muchos reconocen como la peor película de la historia del cine.
Tommy Wiseau, un personaje de lo más raro, además de la mente y la billetera detrás de la película "The Room",  es interpretado por James Franco, y realmente el cuate se lució, no sólo porque el tipo de por sí ya era raro, sino porque logra volver real en la pantalla a una persona que uno no creería, ni aún sabiendo que realmente existe. Si el tipo es realmente como lo mostraron, es sorprendente que lograran hacer la película, incluso siendo tan mala como dicen que es (también estás los que dicen que es una comedia negra, claro)
La historia en la peli está muy bien contada, es entretenida y graciosa incluso en los momentos que emulan la película a la que se refieren y que podrían resultar francamente incómodos. Obviamente, si están hablando de a filmación de una película, tienen que mostrar partes de ella...y es genial cómo recrearon varias de las escenas con mucha exactitud. Y ahí es donde vuelve a entrar en juego la habilidad interpretativa de James Franco. 
Si le película original es mala como una blasfemia (comedia o no comedia), esta película sobre la película (¿una meta-película?) es buenísima como...¿qué es lo contrario a una blasfemia?

viernes, 5 de enero de 2018

Empezando tarde

La verdad, debí escribir esto hace días. Tenía muchas cosas que contar, pero con el ajetreo de las fiestas y demás se me van olvidando y probablemente se queden para siempre perdidas en los recovecos de mi memoria (buena para datos que a nadie le importan, mala para recordar cosas útiles). 
Tal vez uno de mis propósitos de este año deba ser actualizar un poco más este pobre blog que se me va muriendo de a poco. Prometo hacer lo mejor posible, pero no confíen mucho en mí. De todas formas, no creo que mi vida o mis opiniones le interesen a mucha gente allá afuera. Este blog sigue siendo un ejercicio de escritura y un remedio a mi mala memoria.
Otro propósito es no frustrarme tan rápidamente, en especial en lo que se refiere a mi deporte y a practicar técnica (porque la mía es un desastre). Lastimosamente, Dios no me dio paciencia, ni me hizo buena deportista, pero se hace lo que se puede... aunque debería hacer más considerando que el selectivo para los Odesur está encima. De momento, los entrenamientos van bien y vamos trabajando aunque el progreso aún no se note.
También, me gustaría retomar algunas de mis otras actividades, como tocar el piano, leer un libro por semana, y tal vez hacer un uso decente de los Sharpies que me dio mi esposito por Navidad. Eso implica pasar un poco menos de tiempo clavada en la computadora y/o en el celular (lo que podría resultar un poco contradictorio con el primer propósito, pero ni tanto).
Y definitivamente, debo tratar de mantener mejor el orden y la limpieza de mi pequeño departameno alias "el cuchitril", lo que sí es complicado considerando la tendencia de mi esposito a dejar todas sus cosas en la primera superficie que encuentre (que no necesariamente debe ser plana), y mi propia tendencia a seguirle la corriente y dejar que el polvo me gane.