domingo, 24 de agosto de 2014

El nuevo Doctor

Y entre el festejo del Club y los Emmys que ya se vienen, había otra excelente razón por la que esperaba el sábado 23 con ansia: el estreno de la nueva temporada de Doctor Who.
Considerando que me enganché hace relativamente poco tiempo, no podría considerarme ni una gran fanática ni una gran conocedora de los más intrincados y retorcidos detalles de la historia. La serie es más vieja que yo y me llevaría muchísimo tiempo ponerme al día con los nueve Doctores que no conocí. De todas formas, he de admitir que cada vez que veo algún capítulo me engancho y sufro con todos los alborotos en que se meten.
De todas formas, además de ser el estreno de una nueva temporada, es también la llegada de un nuevo Doctor. Aunque estoy muy acostumbrada al anterior, el primer episodio con el nuevo me pareció muy bueno en el sentido de que, justamente, la idea de que el Doctor se regenere es que puede aparecer como alguien muy distinto del que era antes. El nuevo Doctor tiene acento escocés (no que yo capte las sutiles diferencias de acentos británicos, pero así lo dijeron), parece mucho mayor que el anterior y está loco de una manera distinta, aunque igualmente loco (mira que saltar al Támesis en camisón de dormir).
Definitivamente, no puedo esperar por el siguiente episodio.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Los Dioses han vuelto

Mi vida se ha puesto medio aburrida estos días, o simplemente es que ando con la nariz tan hundida en libros que no noto la falta de eventualidades (aunque la anterior semana renegué mucho en el trabajo, pero bueh). La parte buena de eso es que no me ahogo en problemas (tanto), la parte mala es que me muero de histeria si, por ejemplo, me quedo sin batería.
La última víctima de mi fiebre lectora es la segunda saga (sí, saga) de Percy Jackson y su irremediable tendencia a acabar enredado en los asuntos de los dioses. Ya hace un tiempo, hice una extensa revisión sobre la primera saga, y mantengo mi opinión en muchos puntos, aunque sigo admitiendo que es entretenido de leer.
Pero, veamos: ¿Qué podría pasar con un semidiós después que derrotara a los Titanes que amenazaban el Olimpo? Al parecer, Percy la tiene peor que Harry porque hay más desastres en camino, al menos si uno sigue la lógica de la mitología...o casi. Por si fuera poco, el "lado griego" de la historia no es el único que existe, por ahí anda el "lado romano". Parece un poco jalado de los pelos, considerando al explicación de la saga anterior de que los dioses eran los mismos y sólo se mudaban de acá para allá.
Acá la explicación es que los romanos sí que le cambiaron algunos atributos y ciertos rasgos de personalidad a los dioses. Siendo así la cosa, al parecer los dioses, además de metiches e irresponsables, también tienen transtorno de personalidad múltiple y (más raro aún) tienen hijos semidioses en sus dos "modalidades". Más claro, que aparecen los hijos semidioses "romanos", que tienen su Campamento aparte y que los dioses mantuvieron apartados de sus hermanos griegos porque tienen la tendencia a matarse entre ellos por resentimientos muy antiguos.
Dado que ya acabó la guerra con los Titanes, y siguiendo el guión griego (más o menos), es el turno de Gea de tener un berrinche medio dormida y mandar a sus hijos, los Gigantes, para tratar de (qué sorpresa) eliminar a los dioses del Olimpo. Hera, que no es la diosa que más quiere a los semidioses, trama su plan por su cuenta y decide que la mejor manera de enfrentar el problema es hacer que los griegos y los romanos se unan. ¿Cómo se hace eso? Se secuestra a los líderes, se les borra la memoria y se los lanza en el campamento contrario a que sobrevivan como puedan. 
De ahí en adelante, la historia se enreda en misiones cuasi imposible que los pobres personajes llevan a cabo a riesgo de sus pellejos, metiéndose en todos los problemas habidos y por haber, y tratando de encontrar sentido a sus caminos siguiendo las pistas dejadas por las antiguas historias. Todo un drama.
¿Entretenido de leer? Totalmente, incluso batallando con una traducción algo enredada (debo conseguir otra versión del cuarto libro). ¿Predecibles? Bastante, incluso sin conocer mucho de esa parte de la mitología. 
Me muero por leer el quinto...cuando salga. Maldición.

jueves, 7 de agosto de 2014

Historias de otros mundos

Hace muchos, muchos años, escuché hablar de los "Cuentos de Terramar" de Úrsula Le Guin, pero no fue hasta que tuve mi hermosa, hermosa tablet que me animé a leerlos. Son cinco novelas en total, sin contar el libro de cuentos cortos (que aún no revisé), y todas siguen, de una manera u otra, a Gavilán de Gont.
Desde su aldea de la Isla de Gont, pasando por la Escuela de Magos de Roke y todas las aventuras por las islas de Terramar, Gavilán o Ged, aprende e influye en las vidas de todos los que conoce, hasta llegar a ser reconocido como el más grande de los magos de Terramar, incluso cuando ya ha perdido su poderes.
Lo genial de estas historias es que no solo aborda la fantasía, la creación de un mundo distinto y nuevo que de por sí es algo que requiere muchísima paciencia y tino, sino que narra las historias como, probablemente, se narraban las historias antiguas. El relato no parece seguir el clásico sistema de "introducción-nudo-desenlance", más parece una cadena de hechos pequeños, unos tras otros, que juntos forman la historia. Antes de que  uno se dé cuenta, llegó al final de un libro y está buscando el siguiente, tratando de averiguar qué más hace Ged.
Por supuesto, hay detalles de la historia que no me quedaron del todo claros (y espero que los cuentos tengan la respuesta a mis dudas), pero definitivamente son historias que disfruté totalmente. Los personajes importantes son pocos, pero están bien construidos y se los conoce tanto a lo largo de las historias que se hacen muy queridos. Eso sí, y puede que sea culpa de mi edición, me perdía como sordo en balacera cuando se trataba de ubicaciones tipo Este-Oeste. Necesitaba un mapa con urgencia.

sábado, 2 de agosto de 2014

Las modas

Hasta hace algunos años, pensaba (ingenuamente) que sólo la ropa y los zapatos se ponían de moda. Estos últimos años de mi vida, me han ensañado que, aparte de la ropa y demás, hay muchas cosas que se ponen de moda. De hecho, creo que no hay casi nada en el mundo de hoy que no esté sujeto a las modas y tendencias.
Me dirán que no descubrí el agua hervida, que ese es un hecho ampliamente conocido (o no tendríamos que aguantar la infame expansión de aberraciones como el reggaetón), pero sólo ahora me doy cuenta de hasta qué punto el aspecto de la moda controla la vida de muchos. Un ejemplo: Esta mañana, entró a la tienda una mamá con su hija adolescente. La niña cumplía 15 años y su mamá quería comprarle ropa, ya que la niña no quería una fiesta (para decepción de su madre). Entre un comentario y otro (me sentía de un humor muy expansivo), la señora madre me comenta que su hija pidió dinero para comprarse libros, libros y más libros. Mi primer pensamiento fue algo así como "Genial! una niña consciente", que se desvaneció rápidamente cuando la señora respondió mi siguiente pregunta: "¿Qué le gusta leer?".
A lo mejor soy una prejuiciosa malvada, a lo mejor la señora sólo me nombró el libro que más caro le costó (al parecer, la niña pidió los originales desde Estados Unidos), pero lo primero que me dijo fue "John Green", el autor de la excesivamente celebrada "Bajo la misma estrella". Después soltó algo de "Juego de Tronos" y comentó que la niña lloró al enterarse de la muerte de Gabriel García Márquez hace unos meses. A eso súmenle que la niña sólo quería ropa oscura, y me lapidario juicio fue establecido.
Y la parte que me acabó de sacar de quicio: La señora me vio agarrada a mi tablet, y en la charla de libros, le comenté que leía libros digitales en mi más genial adquisición. Con gran alegría, la señora le comentó a su hija algo así como que yo también era una "reader". Por favor, mátenme.
Hasta hace un tiempo, conocer a una persona que decía que le gustaba leer, implicaba una cierta garantía de que dicho individuo podía hablar de algo más interesante que el clima y los últimos chismes. Hace unos años, de alguna manera que probablemente sea la publicación de lo que podríamos llamar "libros para adolescentes", leer se puso de moda...y empiezo a sospechar que es lo peor que podría haber pasado. Ahora es fácil toparse con mocositas que dicen amar los libros, y que aman leer, pero que no han pasado de "Crepúsculo", "Bajo la misma Estrella", "Hush Hush", "Divergente" y (el peor de todos y que ni siquiera es para adolescentes) "50 sombras de Grey". Tengo la certeza (hice la prueba, en serio) de que si le dijera a tales "lectores" y "lectoras", o mejor dicho "readers", que lean algún clásico, algo de Dickens, de Mark Twain, de Dostoyevski, o de algo que no haya estado recientemente en la lista de best-sellers, no podrían ni con un capítulo.
No voy a ser tan hipócrita de afirmar que todo best-seller es basura. Sin ir más lejos, dos de mis sagas
favoritas , El Señor de los Anillos (y adherentes) y Harry Potter, estuvieron en la lista de los más vendidos en su momento. Seguramente, algunos de esos libros para adolescentes son buenos, pero la gran mayoría no lo son: la prosa es pobre, sus personajes son bastante planos y, con leves variantes, casi todos caen en un mismo molde, que es otra de las cosas que se ha puesto de moda y va más o menos con una chica que cuenta la historia en primera persona, una situación horrible (si tiene sangre, muerte, y armas como arcos, incluso mejor), situaciones o poderes sobrenaturales y/o futuristas. Mezcle bien y agregue lágrimas y romances retorcidos a gusto.
Se supone que leer es una forma de adquirir conocimientos, pero no logro darme cuenta de cómo estos libros enseñan algo que no sea la importancia de conseguir un novio y vivir un romance tortuoso. Me dirán que cada quién lee lo que le gusta, lo que se le hace más accesible y que los clásicos no son para todos. Es cierto, totalmente...y eso es lo más triste de todo. Para eso, igual ven las telenovelas mexicanas.
Siempre quise conocer a más personas que disfrutaran leyendo como yo lo hago, pero esta gente que ahora se llama "readers" (si eso no señal de moda, no sé qué lo sea) no me agrada, sea por mis prejuicios, sea por mi "snobismo intelectual", por lo que sea. Por una vez, estoy "a la moda", y no me hace nada de gracia.