lunes, 31 de marzo de 2014

Fin de mes y propósitos

Supongo que es por la revolución de hormonas que estos días he estado de un humor tendiente al masoquismo. No mal entiendan (tal vez debería redactar eso de otra manero, ¿eh?), todo tiene una explicación lógica.
Mis clases de canto tienden a ser irregulares, y que seamos amigas con mi "profesora" hace que algunas veces nos la pasemos más charlando que otra cosa. Pero, la última clase nos pusimos "serias", revisamos lo que tenía que estudiar (un desastre), hicimos los ejercicios (otro desastre) y, para ponernos metas claras, hicimos una revisión del repertorio que deberíamos ir viendo a medida que avancemos (o sea, no sé cuando). Tengo una lista de 11 arias variadas, distintas en estilo y época, y falta decidir algunas más.
Imaginarán que mi estado de ánimo después de esa clase no era el mejor, incluso aunque mi profesora y amiga me dijo que mi problema, como el de todos, es falta de confianza: la música está en mi cabeza, sólo debo dejarla salir...con todas las técnicas que debería conocer a estas alturas. Yo creo que ese es mi problema: mi poca certeza de las técnicas de canto. Con decirles que aún no encuentro mi re maldito apoyo, me pongo ultra tensa, no consigo controlar la salida de aire y mi voz se ahoga en algunas vocales, por no decir en el registro bajo. 
En un intento algo desesperado por ver qué diablos me falla, me puse a dar vueltas por internte (uy sí, qué solución), buscando consejos técnicos o explicaciones teóricas que me ayuden. Encontré cosas útiles, cosas repetitivas, y otras muy interesantes (aunque ninguna muy clara, he de admitir...o soy más bruta de lo que creía). Entre las cosas interesantes, me encontré este documental.


Lo encontré muy informativo en algunos aspectos, totalmente recomendable. Y en mi caso, completamente deprimente. Dudo que alguna día pueda cantar así (más si no me aplico realmente) y ellas empezaron muchísimo más jóvenes que yo a cantar en serio. De este documental, me pasé a uno sobre tenores relatado por Roberto Villazón, de ahí me pasé a uno sobre Pavarotti, y ahora estoy clavada con una serie sobre la historia de la Ópera Italiana. Súmenle a eso mis vueltas viendo a sopranos y listo, estoy deprimida.
De todas formas, creo que es el momento de hacer algo por mí misma, "tomar las riendas de mi vida", como parece que les ha dado por hacer a algunas de mis amigotas (ya van tres que me vienen con propósitos definidos, más grandes o pequeños). Sigamos la moda: lo primero que haré el siguiente (que ya comienza mañana) es inscribirme al gimnasio (una vez más, soy la prueba de que nunca hay que decir nunca) y hacer ejercicio en serio...la siguiente semana. 
Otro propósito: estudiar en serio mis arias.

martes, 25 de marzo de 2014

El desorden organizado

Tolkien era conocido por ser muy desorganizado, al menos en lo que se refiere a sus escritos. Papeles por aquí, papeles por allá, tachones, dibujitos por todos lados, inscripciones rúnicas en los bordes, y encima tenía una letra que era prácticamente ilegible en algunos lugares. El caos. Que alguien logre descifrar el caos y ordenarlo es todo un logro, pero supongo que tiene algo de ventaja si es el hijo del creador, en primer lugar.
Antes ya había leído uno de los libros que componen esta colección, justamente el último. En su momento se me hizo fácil de leer, aunque algo confuso por eso de que hacía referencia a los libros anterior un montón de veces. Lo bueno es que es relativamente corto, así que no había mucho más campo para perderse. Este otro, me lo regaló mi suegra para Navidad (seguro que fue mi esposito el que lo encargó, pero aún así fue un gran detalle de su parte), y estuvo en mi lista de pendientes hasta, más o menos, mediados de enero.
Juro por las tangas mas rosas de Merlín que jamás de los jamases me costó tanto terminar un libro, ni siquiera cuando leía Julio Verne en mi tierna infancia, ni siquiera cuando leí "Cien años de soledad" a escondidas porque mi mamá me dijo que no era para mi edad (tenía 13 años...y mi mamá tenía razón, pero esa es otra historia), ni siquiera cuando leí "Crimen y Castigo" a los 14. Ubican la idea, ¿no? "La Traición de Isengard" lleva dando vueltas conmigo desde mediados de enero. Eso son más de dos meses para terminan un libro. ¡Deshonra! ¡Desgracia!
¿Por qué tardé tanto? Podría decir que fue por falta de tiempo, la mayor parte del tiempo sólo me daba espacio de leer de camino a casa, y hacía cualquier otra cosa por ahí. En pocas, flojera. Podría decir que fue porque me mandé dos libritos más en medio de esta lectura, o sea, poca dedicación a la causa. Y una gran parte de la culpa la tiene, lógicamente, el enredo fenomenal de Tolkien.
Por supuesto, Christopher Tolkien trata de presentar lo más ordenados posibles los bocetos escritos hasta antes de llegar a lo que se publicó en el libro, pero hay tantas referencias a "El Retorno de la Sombra" (el libro anterior que ni he visto más que en fotos), a páginas anteriores, a páginas posteriores, a notas del final de cada capítulo, a notas que te mandan a otra referencia, que para seguirlas hay que leer con, al menos, tres separadores de libros. Hay un montón de datos interesantes, claro, giros que pudo dar la historia antes de irse por donde debía, pero una se marea fácilmente en esa confusión de datos cruzados.
Un detalle que me pareció interesante: la muerte de Boromir no estaba planeada. Siempre me dio penita ese personaje, cayó en la tentación, trató de arreglarlo como mejor pudo y después se murió hecho un alfiletero. No bonito. Lógicamente, no hay guerra sin bajas, ni aventuras en que todos salgan ilesos, pero estaba convencida de que Boromir debió vivir para volver a su ciudad, aunque se torciera el final feliz en el proceso. Y ahora, en vista de lo que podría haber sucedido con él, o lo que estaba planeado para él, caigo en cuenta de que está mejor muerto el pobre cuate. Si no hubiera muerto y hubiera regresado a Minas Tirith, se hubiera convertido en un traidor que vendería a su ciudad y a su gente por envidia y deseos de poder.  No, gracias.
Eso sí, cada vez que leo un libr de Tolkien me deprimo, porque me doy cuenta de cuántos me falta aún por encontrar y leer. ¿Una idea? Tengo sólo 7 de esta colección.

lunes, 24 de marzo de 2014

Tarde de chicas

No soy muy de ir de compras, generalmente me da flojera el hecho mismo de salir de mi casa, mucho más para caminar casi sin rumbo fijo buscando algo de lo que no estás tan segura qué es. Lo mío suele ser más del tipo de "sé dónde está e iré por él en el menor tiempo posible", o en su defecto "buscaré esto y me compraré lo primero que me agrade, y volveré a casa en el menor tiempo posible". El factor tiempo es vital.
Pero de cuando en cuando, muy de cuando en cuando, es divertido salir con la idea de comprar ropa bonita sin tiempo límite. Hoy por la tarde, nos largamos con mi esposito y mi amigota Marce para comprarle ropa "de nena" a ella. Lo cual es muy raro, dado que soy la menos "femenina" de mis hermanas. 
Parece que trabajar en una tienda de ropa me ha dado cierta idea de lo que está de moda y lo que no, o algo así, además de los modelos que favorecen más. Cumplimos con éxito lo de conseguir ropa de nena, pero no pude encontrar un pantalón que me hiciera, lo que me lleva a pensar que mis caderas volvieron a crecer...o que esos pantalones, a pesar de que decían lo contrario en sus tallas, eran realmente pequeños.
Lo bueno de ir de compras...por donde fuimos de compras (el lugar-que-no-debe-ser-nombrado), es que  buscando uno puede encontrar cosas realmente buenas o raras a precios accesibles, o negociar por ellas. Hemos encontrado ropa, juguetes raros, juguetes más normales, artículos extraños a precios muy buenos o sencillamente increíbles. Todo lo que uno debe hacer es buscar, o tener suerte. Hoy nos encontramos con dos cosas interesantes.
Sabía que había otras versiones del clásico Cubo de Rubik, pero jamás las había visto en vivo. El que encontramos estaba con varios stickers perdidos, así que hasta que sean reemplazados no será posible armarlo en regla. 
Por supuesto, los stickers originales de reemplazo resultaron costar como 40$ y el dodecaedro costó como que menos de una milésima parte de eso, así que no se justificaría el gasto ni de lejos. Pero, he aquí la clave: Marce se me adelantó y se lo compró ella. Lloro.
El otro fue tal vez no tan raro, pero francamente más sorprendente.

¿Todos conocen la marca Prada? Si no lo hacen, deberían preguntarse en qué planeta viven, en serio. Y no lo digo porque sea chica y me interese la moda (de cuando en cuando) lo digo porque hasta mi esposito sabe qué es Prada y no es chica ni le importa la moda. El caso es que, caminando por ahí en busca de un bolso para mi esposito, nos encontramos con esto:

¿Se ve mona, no? Lo interesante es que muchas partes del diseño están hechas de las conocidas etiquetas metálicas de prada...y el resto parece de todo lo que les sobró en algún momento. El material no es precisamente increíble, y hasta por dentro es sencilla. Si una la viera simplemente, pensaría que alguien agarró un pedazo de tela y simplemente le pegó cosas para ver qué salía, y que lo hizo en base al dibujo de un niño de 8 años.
Cuando lo buscamos por internet, resultó ser una edición limitada de hace nueve años (creo) y que, dependiendo del estado, está sobre los 300$. El más caro está en casi 600$.
Como para caerse de espaldas, considerando el precio al que lo compramos (se dice el pecado, no la penitencia). Mi esposito quiere venderlo, y la verdad yo dije que probablemente no lo usaría porque es demasiado rosado, pero cuando me lo colgué del hombro...por Dios! Es un Prada! 

viernes, 14 de marzo de 2014

Estrés...es cuatro, es cinco, es seis...

Esta semana ha sido un asco. De pronto, todo se vino encima, un problema tras otro, una pelea tras otra, y genialmente se juntaron en una sola masa informe que me puso de muy mal humor. Y como si no fuera suficiente, encima me deprime la futura perspectiva que traen todos esos problemas.
Sé que digo esto todo el tiempo, pero de veras siento deseos de ahorcar a la siguiente persona que se me ponga por delante con alguna estupidez. Estoy tratando de tragarme mi bilis, y ser moderada y educada con aquellos que no tienen culpa de nada, pero parece que se hubieran puesto de acuerdo entre todos para tentar mi paciencia.

martes, 11 de marzo de 2014

Se me congeló el cerebro

Al fin, como tres meses después de su estreno, pude ver la tan mentada película "Frozen" ("Una aventura congelada" le calcaron de subtítulo por aquí, pero no es una gran sorpresa considerando otras traducciones). Varios amigos, Marce y César entre ellos, me la recomendaron como buena y entretenida, aunque el comentario clave acerca de las princesa Disney me dio algo de desconfianza.
Por otra parte, vi la escena de la tan mentada canción muchísimo antes de ver la película y no me pareció la gran cosa. Encima, tener a Demi Lovato por aquí y la chiquita esa de Violetta por allá, aullando el temita cada quién por su lado, no ayudaba para nada.
Siendo así la cosa, creo que mi desconfianza tenía algo de cimientos, pero aún así decidí que valía la pena darle una oportunidad y verla.



Empecemos con lo bueno: la animación es buenísima, de veras se nota que se rajaron. La famosa escena de la canción de Elsa en que ella hace su castillo de hielo es francamente asombrosa. Sus ambientaciones también son muy bonitas: el castillo de hielo es lo mejor, pero sus paisajes y el castillo en el que ellas crecen son bonitos también.
Y eso es todo lo bueno que puedo hallarle a la película. Los personajes me desesperan, sólo hay uno sensato y no es ninguna de las princesas. Anna está como una cabra, realmente mal de la azotea, valiente y tierna, pero tonta, Elsa es demasiado depresiva y emo para mi gusto, y con todo eso resulta que su escena de la canción en que declara y cacarea su libertad de no ocultarse más es para nada, porque sólo se encierra solita en su castillote de hielo porque es un peligro y bla bla. No sé ustedes, a mí eso no me suena a libertad ni nada. El Príncipe es un buen giro a la historia, pero hasta resulta predecible si sabes más o menos por dónde se mueve Disney. Kristoff es un buen personaje. relativamente sensato, noble, tierno, y bastante gracioso, aunque eso de que hable con trolls y eso le quita algo de su encanto.
Las historia tiene sus momentos graciosos, conmovedores y eso...pero no tanto. En general, es bastante cursi y desesperante, y casi todas las canciones (en mi opinión) salen sobrando. Pero Disney no es Disney si no tiene canciones y eso. En fin.
Eso sí, el reno es genial.

sábado, 8 de marzo de 2014

Cuentas

Las odio. Con toda el alma, odio hacer cuentas. En especial si son de 6 meses atrás. Mucho más si son para ayer. Incluso más si los datos están por todos lados. Acabé, pero siento que se me secó el cerebro y que los ojos se me caerán de las cuencas.

jueves, 6 de marzo de 2014

Comida de media noche

Si algo tiene marzo es muchos cumpleaños (qué manía con los Piscis): mi esposito, mi papá, una de mis hermanas y una de mis mejores amigas cumplen años en marzo (en ese orden) y eso sin contar con el sartal de tíos y primos de mi esposito que también celebran en marzo. Caos total.
De todas formas, los que me interesan son los que mencioné (o me pasaría marzo comprando regalos). Siendo así la cosa, y siendo hoy el cumpleaños de "me maredo", decidí prepararle su plata favorito para el almuerzo. Lo triste es que mi horario de trabajo no me permite cocinar toda la mañana, y dado que no soy para nada madrugadora, decidí también que tendría que dejar todo preparado en la noche como para que lo sirvieran en el almuerzo antes que yo llegara. Así que ayer a las diez y más de la noche me puse a cocinar lasagna.
Definitivamente, cocinar no es mi actividad favorita ni de lejos, y hacerlo a las mil de la noche no lo hace más bonito. Eso sí, me gusta preparar comida italiana y la lasagna versión de mi familia es deliciosa. 
La lasagna, generalmente, tiene salsa de carne, queso, crema de leche (de acuerdo a la versión) y pare de contar. La lasagna que hacemos en mi casa tiene, además de la obvia salsa de carne, salsa verde (más conocida como salsa pesto o como se escriba), queso en cantidades exorbitantes y carnes frías cortadas en cuadraditos. O sea, resulta que hay como cuatro capas distintas para rellenar la fuente y siga añadiendo hasta llegar al borde. Es increíblemente rica (y pesada).
Lo malo es que para preparar eso hay que ensuciar la mitad de la cocina y, por lo menos, cuatro ollas y una sartén, además de recipientes y utensilios varios...y mi mamá me enseñó que lo que uno ensucia en la cocina debe ser lavado inmediatamente. Además de cocinar dos fuentes (pequeñas, no nos hagamos) de lasagna, terminamos lavando el desorden a la una de la mañana, y encima tuve que hacer cocer más hojas de lasagna porque nos faltaron. Recién a las dos de la mañana pude dejarme caer en mi hermosa camita.
Eso sí, valió la pena (eso o todos me dieron mentiras corteses y comieron callados sus porciones).
Lasagna alegórica por Meli.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Nuevo mes

Lo malo de febrero es que es muy corto, ni siquiera en año bisiesto logra tener un largo decente. Mi mamá me contó una vez que eso se debe a un simpático robo histórico, algo de un emperador romano que quería que su mes fuera más largo y le bajó días a febrero para compensarlo, pero eso es otro cuento. Lo importante es que este febrero no me dio tiempo de nada, y la verdad es que los últimos días no sucedió nada realmente importante, que no fuera mi propia cuenta regresiva para que llegara el feriado de Carnaval. 
No puedo decir que me guste el Carnaval, eso del despelote y la borrachera de tres días (o más) me parece un desperdicio, aunque me encanta el hecho del feriado: fin de semana prolongado y tiempo para relajarse y hacer nada. Una maravilla. Este año, Carnaval caía 3 y 4 de febrero, lunes y martes, contando con el domingo me daban tres días largos y hermosos. Y como qué, fue bastante divertido aunque raro.
Bodas, descubrimientos, premiaciones, salidas al cine, limpiezas generales, partidas de rol (realmente, perdemos mucho el tiempo), de todo hubo. Seguramente debería comentar algo sobre las segundas nupcias, los Oscar que cada año se vuelven más predecibles, y cómo me encanta la película de Lego lo suficiente para verla dos veces en el cine, pero será para otra ocasión. Ahora, ya debería estar durmiendo porque mañana ya no es feriado.