domingo, 30 de diciembre de 2012

Se me va acabando diciembre

Y creo que sólo he escrito tres entradas este mes (nota para mí: revisar la cantidad de entradas de este mes). Hacer una recopilación de este mes, desde la fecha de mi última publicación, se me hace algo tedioso, así que trataremos de contar la historia en imágenes...que creo que son sólo dos. En fin...
Lo cierto es que he estado sobrecargada de trabajo estos días, es una suerte que no se me exija mucho pensamiento y sólo aguante (sí, suerte...) porque si así fuera, estaría más cerca del colapso nervioso de lo que estoy ahora. Trabajar en domingo, en estas fechas, no es precisamente mi idea de la diversión, pero como no hay de otra. Mi punto es que, desde hace más o menos unos diez días, ando con un agotamiento acumulado que me está empezando a pasar factura.
Ni siquiera el día de Navidad pude dormir y descansar como quería porque entre preparar el pavo, ir de una familia a la otra, y preocuparme por mi abuelita que acabó en el hospital con gastrointeritis, no hubo tiempo de relajarse para nada. Y para rematarla, en la noche tuve que planchar toda la ropa que tenía acumulada. De todas formas, no puedo quejarme de mi botín navideño este año, tuve regalos bonitos e interesantes, aunque el mejor de lejos me llegó de parte de mi esposito: Los libros de "Guía de la Tierra Media", el nuevo Clue de Harry Potter y el Lego de La Cabaña de Hagrid. Si algo me encanta de los Legos (y que para mí, es la justificación de sus precios, aunque yo los consiga más baratos) es la cantidad de detallitos monos que le ponen, aunque en el producto final armado no se noten a simple vista o sin mover algo de lugar.
Creo que lo más simpático de estás navidades fue mi regalo inesperado aunque muy deseado (incluso más que el Lego) fue una muñeca que vino a caer en mis garras de pura casualidad. Resulta que en el trabajo, y a iniciativa de la jefa que tiene el corazón aún más blando que el mío, hicimos una campaña de recolección de juguetes para niños y niñas de dos hogares. La idea era que las personas trajeran un regalo para un niño o niña en específico, de acuerdo a su edad. Claro que algunas personas, al enterarse de nuestra campañita, traían regalos por las dudas. juguetes o ropa para algún que pudiera quedarse sin regalo por cualquier razón (por cierto que varios de esos regalos nos ayudaron para equilibrar algunas listas que se nos desbalancearon). Entre esos regalos extras, aparecieron un casco de Optimus Prime, de esos que tienen un modificador de voz con el que estuvimos jugando todas las chicas, y una muñeca Susi de colección con su traje original de mexicana.
Las Susi's para los que no lo saben, era una muñeca producida de Brasil a partir de los años '60, que se dejó de producir cuando Mattel metió a la horrenda Barbie en Latinoamérica. Por lo que sé, se ha vuelto a producir intermitentemente desde los 90', pero ya no tuvieron éxito que antes, ni tenían la misma calidad.
Haciendo la historia corta, vi la Susi cuando la trajeron y me quedé fría de la impresión: está en perfecto estado (excepto por el polvo), con pedestal. La reconocí al tiro por la cara, mi mamá tiene guardadas dos Susi, y sólo esas muñecas tienen (al menos, las de esa época) tienen una cara tan bonita, aunque el cuerpo no sea de "proporciones perfectas" (personalmente, me parece más agradable que una de esas Barbies deformes, pero mi gusto no es el más común). Pensé que dársela a una niña, aunque fuera una que no tuviera nada, era casi un sacrilegio, ¿qué haría una niña de 9 o 10 años con una muñeca así? Probablemente, destrozarla. Ninguna de las niñas de esta generación sabe apreciar una muñeca de ese tipo, y no me vengan con que los juguetes son para jugar.
El caso es que supliqué dos días para que la Susi no fuera entre los regalos, aunque no creía obtener nada con mis ruegos. Estaba tan resignada a la idea de que acabaría en manos de alguna niña destrozadora-de-muñecas-de-colección que hasta le saqué fotos en la tienda, para no olvidarme de lo linda que era. El día de la entrega de los regalos, vi como la envolvían en papel de regalo, e ir junto con los demás juguetes al saco de las niñas. En el albergue, la tenía ubicada para que no desapareciera así no más, pero le quité la vista por dos minutos y cuando me di la vuelta ya no estaba. Como había varias niñas que no abrieron sus rgalos y que desaparecieron con sus paquetitos, me hice a la idea de que alguna de ellas la tendría.
Pero, después del correteo del resto de la mañana, que incluía un trayecto de ida  vuelta de varios kilómetros en bus, y la repartición de regalos en el hogar de niños, me encontré con que la Susi no había ido a parar con la temida niña-destrozadora-de-muñecas-de-colección, si no que había sido escondida y mi jefa me la regaló como agradecimiento por la ayuda con la campaña (a las demás chicas las invitó a almorzar). Así que ahora mi bella Susi con su traje de mexicana (sombrerote incluído) está bien parada delante de la televisión del cuarto, esperando el momento en que la pondré en un glorioso lugar en el cuarto de los juguetes del departamento.

Estamos a dos días del fin de año, menos si consideramos que esto lo escribo pasada la media noche del 29, y haciendo un análisis de las cosas que pasaron este 2012 (incluyendo la falta de fin del mundo), debo reconocer que fue un año muy bueno. Y lo digo no sólo por mi boda, lo digo por mi familia que aunque suele ser bastante fastidiosa, no podría ser mejor, lo digo por mi esposito y la familia que estamos empezando juntos, por mi trabajo que tal vez no sea lo que alguna vez habría soñado para mí, pero que me da tranquilidad y estabilidad económica, y por las amigas nuevas que he conocido, por las viejas amistades que he conservado. En verdad, he sido muy bendecida, y aunque pase momentos difíciles, no podría haber tenido un mejor año.
Si es que no sucede nada interesante estos días, los veo el siguiente año.

martes, 18 de diciembre de 2012

Baile de Navidad - Edición 2012 y una bola de boliche

El pasado sábado, tuvimos nuestra tradicional fiesta de fin de año, más conocida en el mundo mágico local como el Baile de Navidad. Para nosotros, es una ocasión de cerrar el "año escolar", que implica la entrega de la Copa de las Casas y los Premios Anuales. Vamos todos bien arreglados, cenamos juntos, brindamos por los ganadores del año y nos dedicamos a nuestro deporte extremo patentado: baile con escoba (aunque eso es otra historia).
Este año tuvimos una pequeña variante en los festejos habituales: jugamos Amigo Secreto. A todos les tocó por sorteo una persona a la que tenían que hacer un regalo anónimamente. Es difícil acertarle de por sí a un regalo, y cuando estás en un grupo de más de 20 personas, es más complicado todavía. Lo usual es que no te toque la persona a la que más conoces del grupo, así que todos tuvimos que improvisar como pudimos (y urgar mucho en el face ajeno).
Lo interesante es que hubo algunos regalos sueltos, para nada anónimos y uno de esos era, teóricamente para mi eposito y para mí. Ahora, ¿recuerdan ese episodio de Los Simpsons en que Homero le regala una bola de boliche a Marge por su cumpleaños? Pues para mi esposito el regalo en cuestión debió ser algo así. ¿Por qué? Sencillo, era Just Dance 4, y los amigos que nos hicieron el regalo fueron, justamente, Gaby y Gabo, mis compañeros de vicio...y mi esposito no baila.
Por supuesto, yo estoy dichosa. Llevo dos noches jugando a la cosa esa y ya he sacado varios premios. Hoy (o hasta hace unas horas) estuvimos jugando con mi hermanita y, después de darle la tabarra al jueguito unas dos horas, se nos ocurrió la fabulosa idea de hacer una de las sesiones de "Just swet", que son como sesiones de ejrcicio mezcladas con los bailes normales. La sesión que elegimos era de 25 min. pero duró mucho más de eso. Al final, ya no sentía los brazos de cansancio y no olía precisamente a flores. 
Creo que eso es lo más cerca que estoy de hacer ejercicio real.


viernes, 14 de diciembre de 2012

Nunca digas nunca...en serio

Hace unos meses, cuando el Cine Center en mi ciudad subió el precio de sus entradas, juré que no iba a volver a pisar dicho boliche en mi vida. Y si hay algo que odio en la vida es tener que tragarme mis palabras. Lastimosamente, no contaba con un ataque de desesperación provocado por el maestro Tolkien, mi cine favorito y la Aduana.
Resulta que, como es bien sabido, ayer era el estreno de "El Hobbit", la primera parte de la adaptación del libro del mismo nombre. Llevan años anunciando que harían la película (desde unos pocos meses después del estreno de "El Retorno del Rey"), y recién el año pasado de confirmó el rodaje. Lógicamente, espera el estreno con ansias, compramos las entradas con mi esposito dos días antes del estreno, le lloré a mi compañera de trabajo para que llegara antes al cambio d e turno para que yo pudiera llegar a tiempo, y en teoría estaba todo perfectamente planeado, hasta que la Aduana metió su cucharita.
Por algún extraño motivo que no alcanzo a comprender, la película no llegó al Cine Norte, pero sí al Center, y dado que yo no me podía perder el estreno ni ver la película después de nadie (y la siguiente oportunidad de ir al cine con mi esposito sería y la siguiente semana, y eso estaba fuera de discusión), pues me tuve que tragar mi orgullo y salir disparada al Center.
Debo reconocer que la peli está mu adaptada en relación a la historia dlel libro, pero debo admitir que si le aumentaron cosas a la historia, no se salieron de la "verdad" o lo que se sba de la verdad de la historia y lo que estaba tras la búsqueda de la Montaña y la necesidad de eliminar al dragón. Incluso le dieron un lugar, un poco ridículo, a un personaje que sí aparecía en el Señor de los Anillos y que eliminaron.
También hay que reconocer que a ratos estaba muy "épica". Ese es el estilo de Peter Jackson, y a ratos parece que hubiera exagerado ciertas cosas, en especial considerando que los Enanos confiaban más en moverse rápido y con todo el secreto posible para que el dragón no los esperara (y nadie quisiera robarles su tesoro). Pero admitamos que si haces referencia a la historia anterior, y que si vas metiéndote en las guaridas de los trasgos, no es probable que escapes con unos cuantos espadazos y corriendo ágilmente...o que esa escapada, aunque haya sido así suena más fácil en palabras que en acciones.
Así que mi conclusión es que valió la pena entrar en histeria y tragarme mis palabras...de todas formas, no vuelvo al Center, prefiero los nachos con queso del Norte.

P.d. Espero agregar prondto el trailer, estoy escribiendo desde mi celu y tengo opciones algo limitadas. Al menos hasta que descubra como hacerlo desde aquí o me devuelvan mi compu.

martes, 11 de diciembre de 2012

No hay como el hogar

Técnicamente, desde que me casé mi casa ya no es tan "mía", y eso me quedo clarísimo a menos de una semana de mi boda. Resulta que mi adorada hermana con la que solía compartir dormitorio, no esperó ni a que pasaran dos días desde que ya no vivía en el cuarto, cuando empezó a sacar todas mis cosas en cajas y meterlas al depósito...¡Sin pedir mi permiso!
Podrían decirme que mis cosas ocupaban un espacio que mi hermana necesitaba, pero lo cierto es que las únicas cosas que dedaban eran mis peluches y las cosas que estaban sobre mi cómoda, que por cierto mi hermana no usa porque, duh, es mía. Pero de todas formas, y con la aprobación de mis padres (porque en mi planeta, el silencio significa "sí"), sacó todas mis cosas. Las únicas que se "salvaron" fueron mis latas (que estaban arrimadas a una pared, por cierto) y que fueron misericordiosamente traídas a nuestro cuarto por mi esposito.
Lógicamente, me dio un ataque de rabia, pero supuse que al menos el resto de las cosas que tenía en el armario (aclaremos, del ropero empotrado de tres cuerpos del cuarto, sólo me pertenecen un cajón, un armario pequeño y tengo la graciosa venia de mi hermana para colgar los vestidos en el cuerpo central...dichosa de mí) no serían tocadas porque no estarbaban el paso ni "la estética". Pero resulta que hoy, y con la ayuda de mis padres y con el pretexto de que llegan visitas (a las que conozco mejor que mis padres y sé que no urgarían ni los cajones del velador ni el ropero) se dedicaron a vaciar mis cosas...nuevamente, sin mi permiso. 
Así que, llegando a casa, me encontré con que mis libros estaban en el librero (horror!), y el resto de mis cosas, desaparecidas. No, corrijo, estaban "ordenadas" y "guardadas"...en el otro depósito de la casa. Brincos doy.
Otro ataque de rabia y breves discusiones elegantes con mis padres después (léase, pongo cara de palo, disimulo y rescato todo lo que puedo de mis cosas, mientras ellos me persiguen por ahí diciendo que no me están botando, no...), y tengo mi cuarto más lleno que antes, con mis libros amontonados detrás de los ternos y las túnicas, y las cajas con las cosas de mi peinador, metidas detrás del mueble grande en el que deberíamos poner vajilla, pero guardamos ropa porque no tenemos muchos cajones. En pocas, estamos como perejil en maceta.

domingo, 9 de diciembre de 2012

Empezando compras

Hay un lugar acá en Cochabamba, cuyo nombre no debo mencionar, so pena de ser linchada por mis amigostes adictos a las compras que desean que permanezca "en secreto" (eso es relativo, hay tanta gente que va a comprar ahí que me sorprende que no lo descubran), así que lo llamaremos simplemente El-lugar-que-no-debe-ser-nombrado. Este lugar es conocido entre los viciosos por tener cosas muy interesantes, nada comunes en mi país, y a precios increíblemente accesibles. Lo único que hay que hacer es tomarse el tiempo de buscar entre las miles de cosas que no sirven para mucho, y encontrar lo que uno desea.
En pocas, cuestión de paciencia.
Hace unos años, jamás se me hubiera ocurrido buscar nada en esa zona, pero con los años se me ha ido quitando mi "jailonería" y ahora no me hago ascos de nada. Digo ¿cómo podria hacerme ascos encontrar pantalones Levi's de mi talla, a un tercio del precio al que están en las tiendas "oficiales"? (Y más si me vengo a enterar que, de hecho, una de las fábricas oficiales de Levi's está a unas cuadras de esa zona). Y si consideramos que mis ingresos no son una maravilla, pues resulta que esa zona es como el paraíso terrenal.
Siendo así la cosa, el-lugar-que-no-debe-ser-nombrado es un sitio ideal para hacer muchas de las compras navideñas, y con ese propósito, y a pesar de la lluvia torrencial, típica de verano, que nos caía encima, nos lanzamos de compras con "me maredo", mis mamá y dos de mis hermanas que no conocían el boliche.
No compré mucho, sólo una chaqueta Karen Kane, pero tengo una cartera Prada en mi mira (yo, comprando carteras...debe estar cerca el fin del mundo).

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Descubrimientos navideños

Llevo querienod escribir esto desde el 2 de este mes (además de la larga historia en que nos atracamos de sushi hecho en casa al día, siguiente, pero eso merece otra entrada), que fue el día en que armamos el árbol de Navidad y pusimos los adornitos y demás parafernalia. Parte de la noble tradición navideña de mi familia implica poner un disco de villancicos tras otro, hasta enloquecer a los vecinos.
Estábamos pues el domingo colgando cositas al árbol, cuando le tocó el turno al disco de Navidad de Andrea Bocelli. Considerando que amo estas fechas, y amo cantar, no es muy extraño que me sepa casi todos los villancicos de todos los discos que tenemos (y si son instrumentales, yo me encargo de ponerles la letra, no hay problema de eso)...y si no me los sé, pues me pongo a cantar otra cosa encima. Pero resulta que me distraje un momento del canto para ayudar a desenredar luces y demás, y cuando volví a prestar atención a los villancicos, Andrea Bocelli y un montón de niños cantaban algo así

Te observa cuando duermes
Te mira al despertar
No intentes ocultarte de él
Pues siempre te verá

Él sabe de tí
Él sabe de mi
Élo lo sabe todo,
No intentes huir...

No sé ustedes, pero eso me sonó a un acosador de esos que dan miedo, mucho miedo, y eso me llevó a pensar en espías, agencias de espionaje, la Guerra Fría, asesinos en serie y el FBI. Después escuché el resto de la letra, algo con que Santa Claus llegó a la ciudad y demás...primera noticia que tengo de que el viejo barrigón tiene contactos con el FBI.