martes, 26 de septiembre de 2017

Una joya

Todos los que llevan cierto tiempo leyendo este blog saben que evito el Cine Center de Cochabamba como si  fuera la peste. El servicio es malo, los asientos son incómodos, el sonido es malazo, la comida es peor y las entradas son caras. Considerando que la última vez que fui allí perdí/me robaron el celu, no es como para querer volver, pero siempre existen circunstancias atenuantes.
Por ejemplo, la última circunstancia atenuante es que es el único cine en que están pasando "Las Malcogidas" a una hora a la podíamos llegar, así que no quedó de otra.
Pasando encima de las pipocas feas y la comida cara, la publicidad de tele y los trailers de DVD que nos clavaron antes de empezar, la peli merece una mención aparte, pero por buenísima (no como el resto de ambiente).
"Las Malcogidas" es una historia sencilla, pero divertida, honesta y bien contada. A diferencia de otras películas nacionales recientes, no pretende ser más de lo que es con diálogos rebuscados y tiesos, o apelando a las ambientaciones o los efectos. Es buena porque es porque la trama está bien construida.
Además de eso, las actuaciones están acorde a la historia, son creíbles y hacen la historia aún más creíble, incluso en los momentos más extraños. Es un gran progreso, más si se tiene en cuenta que muchas películas tienen actuaciones que... ¿cómo decirlo? Son bastante tiesas.
De mucho tiempo disfruté tanto una película nacional. Por divertida y por cínica es adorable, y por sus giros es atrapante. No tengo más que cumplidos para "Las Malcogidas". Vayan a verla. En serio.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Tengo poca paciencia

Creo que es una cosa de familia, pero recientemente mis niveles de tolerancia han bajado peligrosamente, junto con mi capacidad de poner buena cara ante situaciones malas/incómodas. Tal vez es bueno que no sepa jugar poker, porque no soy capaz de mantener una expresión neutra: cualquier cosa que piense se me nota en la cara automáticamente.
Eso sí, aún tengo intacta mi capacidad de decir que estoy cansada para hacer pasar mi cara de empute en las mejores fiestas y jardines. Claro, últimamente, no voy a las mejores fiestas y jardines.
Aparte de eso, soy un rayito de sol. 

martes, 12 de septiembre de 2017

Comentarios al azar

Hace unos días, descubrí tres cosas importantes:
1. Un vestido que me compré hace dos año, me queda mejor ahora que hace dos años.
2. El vestido en cuestión no pega ni con cola con un sostén deportivo (esos tipo top, ¿ubican?).
3. Prefiero cambiarme toda la ropa a cambiarme sólo el sostén por uno que sí vaya con el vestido.

Mi pobre madre debe tener razón cuando me dice que ando en mi fachas.

lunes, 4 de septiembre de 2017

Después de la decepción

No es el título más original para una entrada (es más, sospecho que ya lo usé antes, probablemente para referirme al mismo tema, pero no tengo ganas de buscarlo), pero es lo que tenemos (cero imaginación). ¿REcuerdan mis anterior entrada? Resultó que ni siquiera era la tercera, era la cuarto porque resultó que no gané en Tarija, si no que quedé segunda y nos avisaron 4 días después que había un error en las sumas... no sabía si morir de vergüenza (porque el error fue mío, aunque culpo al calor y al cansancio) o de bronca (porque los inútiles de la Federación no saben que esas cosas se avisan al tiro, o 24 horas después como mucho.
Pero a lo hecho, pecho, la vida continúa y esas gansadas. He de admitir que no es precisamente motivador encontrarte con tantas decepciones seguidas, y estuve flojeando unas dos o tres semanas. Por suerte, cuento con buenos amigos y buenos compañeros de equipo, que siempre encuentran la manera de arrastrarme de regreso al campo de tiro y, más importante aún, un esposito a prueba de todo y con la paciencia de un santo. A pesar de las decepciones, a pesar de todos los errores que todos puedan cometer, soy una chica con suerte.
Más importante aún, creo que es mi sagrado deber seguir al pie del cañón en este asunto de locos y ayudar en lo que se pueda a todos los que van. Por suerte para todos, mis papás me enseñaron rectitud moral ante todo, algo de lo que muchos de los que están metidos en este deporte (y en cualquiera, para ser honesto) carecen (o tienen un concepto algo doblado del asunto). 
Mientras me toque ir a competir a algún lado, queda seguir trabajando sin rendirse, a pesar de todo.