sábado, 31 de enero de 2015

El "dealer"

En mayo del año pasado me di cuenta que no podía más. Simplemente, las fuerzas no me daban y forzar la situación no sería de ayuda. Después de muchos años terminé en un médico, con un montón de medicinas, análisis de laboratorio y la orden estricta de no hacerlo.
Desde entonces, a pesar de la persistencia de los síntomas y de que, racionalmente, sé que debo cuidarme más, he seguido rondando. Probablemente, no fuera una buena idea y temo haber empeorado la cosa.
Supongo que pudo ser peor. Supongo que de haber estado rodeada de mi grupo habitual, me habría empujado yo misma a daños tal vez irreparables. Así que tal vez la ausencia de todos ellos fuera positiva.
Y en eso...un correo, un mensaje: el grupo se vuelve a reunir. Como invocados, los síntomas reaparecen, pero a pesar de las dudas y de las excusas que podría poner, una vez más voy derechita a su encuentro, esperando recibir lo que, sin dudas, será mi nueva (o renovada) obsesión. A pesar del miedo, extiendo las manos y recibo del "dealer" una nueva "dosis" de mi único vicio: Una nueva partitura.


martes, 27 de enero de 2015

Se acercan las fiestas

Suelo quejarme mucho del Carnaval como fiesta en sí, más que nada por los globazos y el exceso de borrachos. La única parte buena es, lógicamente, el largo y maravilloso feriado...en el que me encierro en casa para evitar que me mojen, porque si hay algo que me enoja en la vida es que me mojen. He dicho.
Obviamente, formo parte de una minoría. La mayor parte de las personas por aquí ama el Carnaval. El Carnaval y su adecuado festejo es casi sagrado. Hay una historia, que muchos dicen que no es cierta, de que el inicio de la Guerra del Pacífico cayó en pleno Carnaval, y el Presidente en turno decidió que las medidas pertinentes se tomarían...al terminar los festejos. Para muestra, un botón.
Parte de las celebraciones es la famosa Entrada del Carnaval que ha puesto a Oruro, la ciudad nativa de mi mamá, en el mapa mundial. Básicamente, es el paso de varios conjuntos de baile por un recorrido que atraviesa Oruro y termina en el Santuario de la Virgen del Socavón, patrona de Oruro. Los bailes son un montón, las "fraternidades" son cientos, y los bailarines miles. Oruro es un hervidero de gente ese día, y al ser una ciudad pequeña, jamás entendí dónde se acomodan.
La Entrada fue nombrada hace varios años como Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, eso le dio más fama de la que ya tenía. Y al ser tan famosa, obviamente se transmite por televisión nacional, por todos los canales, en vivo y en directo, todo el sábado de Carnaval. 
No voy a negar que es genial, aunque hace muchos, muchísimos años que no voy a verla en vivo (otra vez, mi repulsión a los borrachos y a las multitudes entra en juego). Veo la entrada a pedazos desde la comodidad de mi casita...y evitándome el lento y desesperante paso de la Morenada que jamás acaba de pasar y hace baches en la entrada, yendo por algo de picar en lo que entra el siguiente conjunto. Eso sí, siempre espero a que pase la Llamerada Socavón.
Resulta que mi mamá bailó en la Llamerada Socavón cuando era joven y soltera. Lo interesante del asunto, y aquí cito a mi abuelita en uno de sus comentarios algo racistas clásicos de su edad y época, es que mi mamá se metió a bailar cuando "las que bailaban eran las del mercado". Según mi abuelita, después de que mi mamá bailó en el Carnaval, "las señoritas" entraron a otros grupos y fraternidades, haciendo de la entrada lo que es hoy en día: una gran fiesta en que todos, sin importar su clase social, "estatus", ingreso económico (hay que ver los gastos que se hacen en Carnaval), "apellido y renombre", bailan y cantan  codo a codo. 
Por cierto que siempre he dudado un poco de la versión de mi abuelita, básicamente porque exagera un poco las cosas. Pero que mi mamá bailó en la Llamerada, bailó (y nadie quita lo bailado y esas cosas). Ver a la Llamerada pasar, siempre me hace pensar en mi mamá.


"Así se baila, llameros, con la Llamerada Socavón (Fuerza, llameros!"
Por cierto que a los del Carnaval les convendría grabar en mejor calidad y aprender a editar mejor.

Son más de 250 personas sólo en la Llamerada, y por algún motivo no me aburro de verlos pasar. 
Algo más, aunque no estoy completamente segura. Hay un señor que baila solo casi al inicio del paso de la fraternidad, y baila distinto a los que van detrás suyo. Si no me equivoco, era el señor que siempre que veíamos pasar a la Llamerada en el Convite antes del Carnaval con mi abuelita, se acercaba a saludarla y mandar saludos para mi mamá porque se acordaba de ella. El señor lleva más de 40 años bailando todos los años en el Carnaval. Si eso no es aguante, no sé qué es.

lunes, 26 de enero de 2015

Fu...

Últimamente, ando con muchos inicios de jaquecas, pero el verdadero dolor de cabeza no suele comenzar. Demasiados días emocionantes. ¿Tensa yo?

miércoles, 14 de enero de 2015

Cursi, cursi, cursi

En serio, bien cursi. Pero, a diferencia de la mayoría de la cosas que lo son, funciona muy bien. Explico.
Hace unos días (para que vean cuán descuidada me he puesto con esto de escribir aquí), vimos una peli de Studio Ghibli. No estaba dirigida por el gran Hayao Miyazaki, si no por Kondo Yoshifumi (y hasta ahí llegó mi gran conocimiento), pero como el guión lo escribió Miyazaki y le tengo fe a cualquier película del estudio, me dio curiosidad verla.


El romance adolescente es el tema más remanido, en especial en estos últimos años en que parece que se ha puesto excesivamente de moda y todas las chiquillas creen que lo más importante en la vida es agarrar un novio y vivir un romance tormentoso (en cuanto más retorcido, mejor). Lo genial de esta peli, aunque maneje también el tema, es que no se trata sólo de eso: Shizuku no se echa a esperar que el cuate venga a rescatarla y ponerle el sol y la luna a los pies, decide probar sus propias habilidades, aprender a ser algo por sí misma. O sea, crecer.
Sigue siendo una historia algo melosa, pero funciona y hasta da ternurita (y no ganas de vomitar un arcoiris). Por otra parte, la animación es hermosa y muy detallada, como todos los trabajos de Studio Ghibli (al menos, los que he visto).
Había pensado que era más reciente (básicamente, porque recién la vi a la venta), pero resultó que es del '95, tiene casi 20 años. Supongo que esa es una de las cosas que hace genial a una película, que no importa cuando la veas, sigue siendo buena porque su historia no pierde vigencia.

domingo, 11 de enero de 2015

Y otra vez, la muerte

Hace algunos meses que mi papá ya nos avisó que estaba enferma, sabíamos por los comentarios de mi papá y por haberla visto en las pocas visitas que pudimos hacerle que estaba muy delicada ya. Hace unos días, vi a mi papá alistando su "ropa de luto", lo que me pareció increíblemente derrotista, y ni aún así quise hacerme del todo a la idea.
Y la noticia llegó ayer (para variar, en una de mis líneas de pensamiento desconsideradas) ...y para hoy ya todo está terminado. 

domingo, 4 de enero de 2015

Nuevo juguete

Justo el día 31 de diciembre en la noche, mi celular empezó a fallar. Después de mucho tiempo, logro conservar un celular el suficiente tiempo como para que se arruine por el uso, y dado como fabrican las cosas hoy en día, 3 años de uso y abuso es mucho.
Dado el feriado, recién pude comprar un celular nuevo (a insistencia de mi esposito) el 2 de enero. Dios sabe que odio caminar de aquí para allá en compras, siempre trato de irme a lo que aparece primero y parece conveniente, pero (otra vez) mi esposito tiene paciencia para eso y altos estándares de requerimientos, así que subimos bajamos varias calles antes de encontrar algo que le pareciera bueno.
Al final, después de muchas deliberaciones, terminé con ésto: 
Según las revisiones de mi esposito, tiene muy buenas evaluaciones, excepto por su batería (tendré que volver a andar con el cargador en la cartera, al parecer). Lo que me convenció fue su memoria interna: después de casi un año luchando contra la saturación de memoria de mi antiguo celu, pensar que este tiene 8 Gb es un alivio.
Lo que sí extraño con locura es el teclado REAL de mi anterior celu. Detesto el teclado táctil, aparte del hecho de que se traga la batería (oh sí, lo descubrí el primer día), es muy incómodo para escribir, más que nada por esa manía de poner cosas que nada que ver, o que al poner una letra, se marcan todas las de alrededor y no sale ninguna palabra coherente. Para mí, que siempre trato de escribir correctamente, es una pesadilla que anda tentando a mi paciencia.
Es lo que hay, sólo queda acostumbrarse.

jueves, 1 de enero de 2015

Año nuevo extraño

Este está resultando el Año Nuevo más extraño que pueda recordar en mis larguísimos y llenos de experiencia 29 años de vida. Generalmente, suelo pasar las festividades en casa de mi esposito, cenando y el almuerzo en casa de mis papás, comiendo delicioso chanchito al horno... 
La primera variación de este año fue la ausencia de los tíos de mi esposito. Mi suegra hizo chocolate para la media noche y nosotros nos quedamos en casa porque mi pobre cachorro se asusta muchísimo con los fuegos artificiales. Y como vivimos rodeados de gente desconsiderada que no capta que los cohetes son ilegales, pues el pobre perrito (y todos los perros del barrio) tuvieron una mala noche de sustos y nervios descontrolados.
Poco antes de eso, la pantalla de mi celular comenzó a fallar. Al parecer su flextro está dañado. La pantalla tarda mucho en volver en algunos momentos, sólo se queda bien con el teclado extendido y si lo cierro, falla inmediatamente o se queda negra y no reacciona. Así que mi segudno aguinaldo se irá en...un nuevo celular. Me lleva la cachetada, no logro ahorrar.
Almuerzo normal, volvemos con mi hermanita y mi sobrino y, ¡tarán! la siguiente anormalidad del día. Algún vecino estúpido volvió a lanzar cohetes en plena tarde (¿cuál es el punto de eso, en serio?). Mi pobre cachorro, solo en la terraza, se asustó de muerte y se puso a rascar el metal que sujeta la goma de abajo de la puerta. No es algo que no haga de cuando en cuando, pero esta vez debió estar muy asustado y rascó el metal hasta hacerse una herida. Resultado: llegamos y el pobre había dejado rastritos de sangre en la terraza y se había lamido las patitas hasta tenerlas completamente mojadas. Y no había el servicio de emergencia de la veterinaria, en fin...
Poco después, mientras mi hermanita y mi sobrino se ponían los ojos cuadrados en el Wii, me llama la mamá de una amiga con que no llegó a su casa...más drama.
Y finalmente, como si todo eso no bastara, mi sobrino toma una taza de té y se pone a vomitar. ¿Alguna vez les conté que el sólo hecho de escuchar arcadas, me hace sentir naúseas? Tuve que huir del baño, ignorar e ruido y pasarle un vaso de agua y un cepillo de dientes al pobre niño...que cinco minutos después estaba muy tranquilo de regreso al Wii.
Lo realmente extraño es que todas esas cosas debieron ponerme de un humor de perro, pero me siento muy tranquila y animada...y agradablemente llena de comida deliciosa. Seguramente ya lo notaron, pero les recuerdo que es el año en que Doc y Marty McFly llegan a salvar a su familia, etc...pero ¡hey! Estoy esperando esas tablas voladoras.