domingo, 28 de febrero de 2010

Estoy loca y desubicada, pero una parte de la culpa la tienen las monjas :P

Mientras el mundo (en especial los latinoamericanos) anda enloquecido tratado de encontrar a sus familiares y amigos chilenos después del terremoto de ayer, yo ando cantando "Salve Regina" a grito pelado y buscando una peli en youtube (no crean que soy insensible, no. Estuve preocupada por mi familia, que gracias a Dios está bien, pero no soy de las que se amargan la vida por tragedias algo lejanas...momento, sí soy una insensible!).
¿Qué rayos pasa por mi cabeza? Sencillo, el mundo se me desdibuja ante una buena canción, así de simple. Ah, pero se preguntarán ¿qué tienen que ver las monjas con esto? Eso también es absurdamente sencillo, queridos saltamontes. Resulta que ayer llegó mi sufrido novio con su compu (para variar) y antes de enzarzanos en nuestra acostumbrada batalla de Starcraft (nuestro más reciente vicio, o más bien, renovado vicio), me hizo escuchar algo que despertó mis añoranzas: la banda sonora de "Sister Act", conocida en español como "Cambio de Hábito".
Básicamente trataba de una corista (o algo así) que por esas cosas de la vida (como ver cosas que no le convienen), acaba escondida en un convento que tiene un coro realmente lastimoso. Ya que ella (interpretada por Whoopi Goldberg o como se escriba) tiene experiencia cantando, reorganiza el coro y lo saca de su triste oscuridad. Historia fácil, bonita, bien contada y con buenas canciones, ¿qué más se puede pedir?

La primera vez que lo vi hace años, la peli me dejó tan traumada que anduve cantando "Salve Regina" (esto es como un deja vú) durante varias semanas (puede que provocara algo de psicosis en mis hermanas...pero eso es lo de menos). No me quedé con ganas de ser monja, no (no estoy tan loca), sólo con ganas de cantar.
Así que puede decir, sin temor a equivocarme, que la culpa (o buna parte de ella) de que ahora ande cantando todo el día como loca, es de esas hermanitas. He dicho.

sábado, 27 de febrero de 2010

De la utilidad práctica de la existencia de los adultos (pese a todas nuestras quejas)

Hace unas entradas, comenté de pasada sobre ciertos libros macabros que había estado leyendo hace unas semanas (para que siga pensando en ellos dos semanas después, algo de impresionante debieron tener). Y pues, creo que ha llegado el momento de destrozarlos...analizarlos (o lo que sea).

Se dice que si lo niños manejaran el mundo, las cosas irían mejor porque los niños son inocentes y buenos, y son más comprensivos que los adultos, y yo qué sé. No soy amante de lo niños, en general me ponen los pelos de punta, y solía pensar que quien quiera que dijera eso, no tenía ningún crío cerca, o no fue al kindergarten o algo así. "Gone", en cierta forma, me confirmó mi opinión de que ciertos niños son unas plagas y si los dejaras solos el mundo no iría mejor, porque lo más probable es que se teminen matando mutuamente.

La historia comienza cuando, cierto día como cualquier día en un pueblo perdido de California (que casualmente, se llama Perdido Beach), sucede que todos las personas mayores de 14 años desaparecen (poof!) sin dejar rastro, dejando a todos los niños atrapados en una especie de campo de fuerza con centro en la planta nuclear. Si eso no les parece bastante malo, súmenle que algunos de esos niños (por una razón en principio desconocida) han desarrollado o comienzan a presentar ciertos "poderes" por demás anormales (ven al tipito de la imagen? el que tiene lucecitas en las manos? pues ese es su poder: lanzar una especie de rayos láser), por no decir que algunos son francamente peligrosos (disparar microndas y freír a un amigo no es un chiste). ¿Todavía no es bastante tragedia? Bien, no sólo los niños están mutando, sino que también algunos animales andan por ahí haciendo cosas raras (coyotes parlanchines y agresivos, serpientes voladoras, gusanos carnívoros y cosas por el estilo). ¿No todavía? ¿No es tan preocupante? Pues ¿qué tal si les digo que entre los niños que se quedaron encerrados hay algunos que son claramente psicópatas? Pero psicópatas de esos que se ríen mientras maltratan a los demás como si fueran expertos verdugos de la Inquisición. Y encima de eso, el causante de todo: un monstruo que podría ser la peor pesadilla de muchos y sin necesidad de verlo, algo tan poderoso que es capaz de jugar con las mentes de cualquiera que se le acerque lo suficiente (personas o animales, es lo de menos).
Para mi gusto, eso ya es bastante colección de desgracias, pero no es todo. Nos olvidamos, queridos saltamontes, de la naturaleza humana, en especial esa de la que hacen gala los adolescentes estadounidenses en las películas: grupos de "abusadores", "cerebritos", "ricos", "populares", etc., etc., además de la gran masa que no suena ni truena y sobrevive a la escuela como puede. Añádanle el grupo de "humanos normales" frente a "freaks mutantes", y tenemos una buena perspectiva de lo que podría pasar (lógicamente, un desmadre total).
Con todas esas cosas, lo obvio es esperar que el libro sea tremendamente chocante (al menos para los ingenuos que creen que los niños son angelitos), y realmente lo es, aunque provoca una especie de atracción morbosa y curiosidad por saber qué más podría ir mal (como ese viejo ejemplo de pararse a ver un accidente de tránsito). La acción transcurre algo lenta, y para mentes avispadas (como la mía :P ) es un poco obvio lo que va a pasar en muchos momentos, pero a medida que la trama se va complicando te sorprende las salidas retorcidas (a veces buenas, a veces malas) que tienen muchas situaciones.
Sin duda, se necesita de mucha paciencia (y mucho tiempo libre) para leer el libro (y su segunda parte, "Hunger"...adivinen el por qué del título), y muy probablemente se queden traumados con ciertas formas de energía como la radiación. Pero por otro lado, empiezas a verle el sentido a que los adultos a veces sean tan molestosos: están para impedir que los pequeños salvajes se desbanden.

viernes, 26 de febrero de 2010

Prueba superada!

Esa era una frase que me encantaba de un programa de televisión español de hace unos...mmm...pónganle unos 12 años (o más, cuando se llega a mi edad, es algo complicado llevar la cuenta de los años). La cosa básica del programa era que les ponía pruebas locas a los concursantes (aunque lo peor era caer en la casilla del Barbero Loco) y si lograban hacer la barbaridad que les pidieran, soltaban la frasesita esa.
De todas formasa, me iba a otra cosa. Si leen esta colección de burradas algo seguido (y realmente me pregunto por qué alguien lo haría), se habrán dado cuenta de que últimamente me quejo mucho del coro. Nuevamente nuestro infinita buena suerte, maravillosa estrella y sin par habilidad para aterrizar de pie en (casi) cualquier circunstancia, nos han salvado de algo que se avecinaba como un desastre. El recital de hoy (porque a concierto no llegaba, éramos algo así como el número entretenido de un evento aburrido) estuvo bastante bien, aunque nos tocó un público ya no de apático, gajes del oficio.
Pero, y acá viene lo realmente importante, es que este fue seguramente el mejor evento al que fui en mi vida, y no lo digo por su alto contenido intelectual (como dije, fue aburridísimo), sino porque al final había tal cantidad de bocaditos que parecía que nunca se terminarían. Y no eran las típicas masitas o algunos canapés, no, había desde brochetas de carne hasta camarón y ceviches en ostritas.
Y de las bebidas no hablemos. Al ser un evento organizado en parte por un cervecería (la más grande por acá), estaban invitando cerveza, cerveza!! gratis!! Un poco tibia, pero gratis! (juasjuas, así parezco una ebria). Ya que el contrato que firmamos (como coro) con los organizadores del evento decía que debíamos quedarnos hasta el final, pues cumplimos nuestra palabra (que no se diga que somos fallutis) y pues...ya que nos quedábamos ahí, había que aprovechar, verdad?
Si todos los eventos fueran así, seguramente hubiera disfrutado mucho más mi época universitaria :P .

jueves, 25 de febrero de 2010

Síganme las buenas...

...y también las malas, y las desorejadas, y las que no tiene idea del ritmo, porque al parecer es la única manera en que funcionaremos bien como sopranos para el concierto de mañana. Y no lo digo por pretenciosa, no, lo digo porque durante el ensayo de hoy fue más que evidente que si yo no canto, las demás no lo hacen; si yo no entro a nuestro tiempo, las demás no lo hacen; si canto bajito las demás también lo hacen porque no pueden escucharme para seguirme y no están muy seguras de lo que están haciendo (y así podría seguir por un buen rato...).
En teoría mi orgullo debería estar por las nubes (creo que está a unos metros del suelo, pero a las nubes no llega todavía), pero la verdad es que me asusta un poco (o mucho, para ser honesta). Es una gran responsabilidad que no tengo muchas ganas de asumir. Necesito a mi buena Nathy de vuelta para ser la guía oficial de las sopranos, pero como eso no es posible...bueh, creo que tendré que aguantarme (o huir).

lunes, 22 de febrero de 2010

Frustraciones

Esto sonará infantil, pero de veras ya no se me ocurre qué hacer (excepto recurrir a un asesinato solapado y vil). Hoy tuvimos uno de esos ensayos en que todo salía mal, al menos para las sopranos. Hace unos días nos hicieron quedar media hora más porque, de acuerdo a las contraltos (y debo decir que estaba de acuerdo con ellas...en esencia), habían dos personas entre las sopranos (que en ese momento éramos 4) que cantaban como gatos. Claro, no lo dijeron con esas palabras, aunque seguro que lo pensaron. Pero juro por las tangas más rosadas de Merlín que era yo!
Trato de cantar lo más fuerte que puedo, de hacer que las otras sopranos me sigan (y no que yo cante como los ángeles del cielo, pero al menos tengo más idea...creo), de corregirlas cuando escucho que se desafinan, de cubrir sus errores, pero nada es suficiente. ¿Qué pecado he cometido para que me castiguen de esta manera? A lo mejor en mi anterior encarnación maté a una soprano de verdad, o incluso a Santa Cecilia, patrona de la música, es la única explicación lógica a este martirio.
Había pensado en recurrir a metodos más drásticos (como el veneno), pero nadie apoya mi idea, sólo sugieren métodos más disuasorios. Supongo que tendré que aguantar como mejor se pueda, y, mientras tanto, quejarme con mi director a ver sin consigo algo (como el permiso para asesinarlas en nombre del bien común).

domingo, 21 de febrero de 2010

Clasicazos

Soy una persona tendiente a la nostalgia y a rememorar las cosas bonitas que pasaron hace mucho (también varias cosas feas que pasaron hace mucho para mantener mis odios alerta, pero eso es para otro cuento). Cualquier cosita puede hacer que me siente como ancianita melancólica a decir cosas del tipo "Cuando yo era niña solía jugar así o asá" o "En mis épocas, etc.". Con mis frescos 24 años no tendría mucha autoridad (ni recuerdos tan antiguos) como para decir esas cosas, pero soy un alma vieja (o muy depresiva, cualquiera de las dos vale para el caso).
El punto es que, a poco de llegar a casa volviendo de la "reunión" del Club (que, por cierto, fue saboteada por el Dios Momo, el Pepino y demás allegados malvados en un último intento de alargar sus patéticas existencias), me encuentro con mi sobrinito armado con una bolsa de soldaditos de plástico. Para la "gente moderna" que no sabe de lo que estoy hablando (que lo dudo, tampoco es que los soldaditos sean tan arcaicos...verdad?), recuerden a la tropita de cositas verdes y militares de Toy Story. ¿Ya saben de qué hablo? Pues bien, resulta que mi sobrinito trajo sus soldaditos nuevos y creo que no tenía mucha idea de qué hacer con ellos.
Echando mano de los recuerdos de mi tan lejana infancia, en que mis primos y yo armábamos ejércitos, los poníamos frente a frente y nos dedicábamos a derribarlos haciendo rodar pilas hasta aniquilar al último soldado enemigo, traté de enseñarle a mi sobrinito el antiguo arte de la Guerra en Miniatura.
No pude terminar la batalla, porque asuntos más urgentes me reclamaban (descargar música es una misión que no descuido) y mi hermanita menorse quedó a "acabar el trabajo". Me gustaría decir que ganó sin problemas, pero mi sobrinito resultó tener un gran puntería (o mucha suerte) y lo último que vi es que él derribaba 5 soldaditos de un golpe. Sin duda, un gran logro si sólo tienes 3 años.

jueves, 18 de febrero de 2010

Salva a la porrista, salva al mundo!

Si mal no recuerdo, una vez ya hablé de lo emocionante que es la serie "Heroes" (así sin tilde, aunque no me crean está escrito así en inglés). Y aunque parezca repetitivo, lo volveré a hacer.
Si mis cálculos no van mal, andamos como por la 5° temporada "Redemption", como siempre hay nuevos personajes psicópatas, vemos otra vez a los viejos personajes también psicópatas y terroríficos (nada mete tanto miedo como Sylar con su absolutamente increíble sangre fría para cargarse a la gente).
La primera vez que vi la serie me pareció que era algo así como una copia extraña de "X-Men", pero desde entonces y con todas las vueltas retorcidas que le han hecho dar al argumento, se ha vuelto una cosa muy extraña. Bueno, sí tiene algunas similitudes todavía, como la típica esa de que siempre habrá por ahí un maniático (o no tan maniático a veces) con el temita de "ellos" y "nosotros" y que esté empeñado en deshacerse del "ellos", por lo general (serán locos, pero no son suicidas...no mucho), o incluso la misma división dentro del bando de los raros (y hablando de raros o "freaks", recordé que tenía que comentar un libro...bueno, para la siguiente entrada) entre los "buenos" y los "locos" (sí, son los malos, pero más que nada están como las cabras).
¿A qué viene esta entrada? A contarles que mi sufrido novio (para variar...) encontró una página donde descargarselos capítulos de la temporada que están pasando ahorita por el cable (la 5°) pero que ya terminó en EEUU. Ya adelantamos 3 capítulos y debo decir que la cosa está que arde, de veras. Si son tan vagos (como mi sufrido novio y yo) de sentarse a descargar archivos de 100 MB cada uno y además buscar un codec extraño para poder verlos en sus compus, pues para ustedes, queridos amigos y camaradas de ocio y vicio, pueden irse por aquí, darse unas vueltitas y disfrutar.
Si no son vagos y prefieren sentarse con toda calma a esperar el episodio semanal que posiblementeno puedan ver porque a)se durmieron; b)se olvidaron; o c)tienen unas hermanas muy adorables que se apoderarán de su televisión y sabotearán sus planes; a todos ustedes no me queda más que desearles suerte y que la ley de Murphy no los persiga.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Finito!

¿Se han dado cuenta que como que me encantan los finales? Sí, la algunos sí. Como este, el bendito y muy esperado por mí, final del maldito carnaval. Curiosamente, coincidió con mi aniversario de 4 años y 3 meses y como nunca no hicimos nada, ni raro ni normal, a no ser que se cuente como parte de los festejos el sentarse con los primos de mi sufrido novio a reírnos de los sucesos de las festividades y comer montones de jamón (que, por cierto estaba muy rico). El punto es que se acabó el carnaval, rompí (o más bien, rompieron) mi récord de años sin que me mojaran, tuve un colerón que me arruinó un día, y me la tienen jurada para el próximo carnaval. Lo bueno es que, como es en un año, a lo mejor se les olvida.

domingo, 14 de febrero de 2010

Carnavales de locos

Como he de dejado claro en un millón de oportunidades en este blog, el carnaval es seguramente la fiesta que más odio. Lo extraño de este caso es que estoy en una seria relación con una persona que le encanta el carnaval y cuya familia enloquece en carnaval y se pasa los cuatro días festejando. A eso súmenle que, probablemente, derramé mi cerebro o estaba brevemente inconsciente en el momento equivocado que acepté venir un día al campo con todos ellos. El alegre resultado es que ahora ando escondiendome y corriendo cada vez que un chisguete aparece en mi campo de visión. ¿Paranoica yo? Seguro, pero con una buena razón: no pienso dejar que nadie arruind mi récord de 5 años sin que me mojen.

jueves, 11 de febrero de 2010

Largas luchas y victorias

Sí, porque después de estar dale que dale a mi pobre Jabón Pimpón al fin mo sufrido novio ha ganado la batalla contra la configuración de la empresa sobre mi teléfono y pudo hacer que funcione el chat y el navegador.
Para mí que no se absolutamente nada de computadoras y menos de software de celular, lo que hizo es toda una proeza, en especial si tomamos en cuenta que al final de todo le quitó todos eses certificados raros que fregaban todo por el sencillo método de borrar toda la configuración de un canto. Claro, se llevó por delante mi lista de contactos de la que, por cierto, no tenía un backup y se desconfiguro también mi agenda, mi alarma y algunas otras cosillas, pero valió la pena.
Ahora sí podre escribir más entradas locas por el celu en el lugar de la acción y probablemente trate de chatear y me enrede con todo el tal programa, pero no me van a negar que fue un lindo gesto de parte de mi sufrido novio, verdad?

lunes, 8 de febrero de 2010

Últimas andanzas

Dos días sin internet es más de lo que mi cordura puede soportar, así que en este momento besaría a mi HUV si no fuera porque está lleno de tierra. EL sábado quería contar sobre la belleza de escuchar discos de vinilo...no, no es sarcasmo. Resulta que mis papás se trajeron el tocadiscos de mi abuelita y estamos aprovechando para poner algunos discos que no pudimos (por una razón u otra) pasar a CD's. La primera víctima (y la única de momento), es una coleccción de discos de música barroca.
Aunque no lo crean (porque con esas letras no hay quién entienda...excepto los rusos y compañía), se trata de un discos de conciertos de Bach para piano y orquesta (de cámara sospecho, porque no escuché ni percusiones ni vientos de momento), grabado en vivo en el teatro Bolshoi (o como se escriba) el año 1975. Pensé que iba a tener unos rayones monumentales y no se escucharía nada, pero sorpresivamente los tales discos están como nuevos y se escuchan bastante bien.
Después de escuchar tres caras de los conciertos y que mi papá me tradujera lo que dice el librito de los discos (porque sí viene con un librito con letrita menuda que habla de Bach y los intérpretes del disco y yo qué sé), llegué a la conclusión de que Bach subió varios puestos en las listas de mi odio y los pianistas rusos acaban de entrar en puestos honoríficos.
Ayer, tras una larga y aburrida tarde en un evento de anime y demás que no podía estar más pele de lo que estaba (es que es difícil ir más de bajada cuando algo está mal, verdad?), en un arranque de inspiración decidimos largarnos al cine con mi sufrido novio a ver "Invictus", una de las nominadas a los Oscar de este año en Mejor Actor y Mejor Actor Secundario.

Después de ver la peli debo decir que le apuesto a que saque los dos premios. Está muy buena, sencilla, nada pretenciosa y muy bien actuada. Realmente, Mandela es un capo! Eso es saber inspirar a su gente, caramba!
Además está el detalle de que el hombre realmente estaba dispuesto a perdonar a todo e mundo, a acabar con las divisiones de su país y empezar de nuevo. Sudáfrica sigue mal ahora, algunas cosas no se terminan así como así, pero de todas formas fue una hábil jugada la de Mandela lograr que toda la gente se uniera alrdedor del sueño de ganar la Copa Mundial de Rugby (y a todo esto, resulta que es cierto que el rugby es un deporte de animales...pero sigo dudando de la parte de los caballeros).
Aparte de eso, la vide sigue siendo aburrida. Sigo buscando trabajo y mientras sigo vagueando acá en casa.

viernes, 5 de febrero de 2010

Cursiladas varias

Ayer mientras navegaba en vez de dormir (y debía dormir, porque toda la mañana estuve cocinando como una lela por la falta de sueño), dando vueltas por ahí como de costumbre, me acordé en uno de esos relámpagos de memoria que a veces me dan, de una cierta película que vi hace años. Y bueno, ya puestas a no dormir bien podía quedarme un rato más (un rato es más o menos dos horas más) para buscar la tal peli.
Lo que recordaba era que había un príncipe bien guapo, que actuba Julia Stiles (así se escribe?) y que Dinamarca estaba involucrada. Tras algunos momentos de investigación y cerebración profunda, recordé que se titulaba "The prince and me" o "El príncipe y yo" para los sólo pateamos español.
Bueno, lo obvio: la encontré el youtube y me senté a verla, esperando con toda mi paciencia a que descargaran las 11 partes en que cortaron la peli. ¿Qué les puedo decir? Yo también quiero alguien que me recite Shakespeare y tenga una corona en la cabeza (a mi sufrido novio: no creas que no te amo, pero una chica tiene derecho a delirar de vez en cuando, en especial si ese delirio es provocado por una película romántica).
¿La peli es genial? No, no lo es ¿Es bonita? Sí, sin duda, me dejó suspirando como doncella con mal de amores ¿Después sentirán envidia de que ella se saque un príncipe? Oh sí, no hay como un guapo en uniforme lleno de medallitas.
Y, la pregunta del mllón, ¿Al final sentirás que derramaste tu cerebro en algún lugar mientras veías la peli? Sí, definitivamente sí. Y aún así, seguramente volveré a verla y buscaré la segunda parte par seguir sufriendo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Así siempre son mis cosas

Si no tienen una cosa tienen la otra, son temperamentales y tienen su propia personalidad. Supongo que por eso casi todas mis cosas tienen su nombre propio. Por ejemplo: mi primera plumafuente se llamaba Harry (algo obvio considerando que era justamente por mi mago favorito), mi primer celular se llamaba Pinky (porque era bastante tonto y se fregaba cada rato), mi laptop se llama Paquita (la verdad que fue el primer nombre que se me vino a la cabeza, pero considerando que una época parecía de verdad "la del barrio" creo que se justifica), mi piano se llama Juan (por Johann Sebastian...Bach o Mastropiero, es lo de menos), y así sucesivamente.
A lo que me iba: recientemente (ayer...o anteayer dependiendo de la hora) mi sufrido novio me regaló un nuevo celular. Por su interesantísimo aspecto el primer nombre que me vino a la cabeza fue "Jabón", pero dice mi sufrido novio que ese no es un buen nombre y votó por "Pimpón" (como el muñequito de la canción, ese que se lava la carita con agua y con jabón...y yo soy la obvia). Conclusión: el nuevo celular se llama Jabón Pimpón.

Jabón Pimpón por delante y por detrás. Digan no más si no parece una pastilla de jabón Dove...es igualito!

Y como todas mis cosas cuando les pongo un nombre, el pinche ya tiene su personalidad: al caballero no le gusta conectarse con el mundo. Eso se traduce en que no deja que se abra ni el programa de chat (e-buddy) ni el navegador (opera mini). Mi sufrido se anda rompiendo la cabeza para averiguar que changos tiene Jabón Pimpón, pero hasta ahora no ha logrado nada (ha de ser frustrante).
Hasta que no encontremos la solución al ataque de psicosis de Jabón Pimpón, no podré hacer entradas desde el celu (lo que es una lástima, porque a veces se me ocurren cosas raras desde el lugar de la acción). Gracias a Dios hay cosas que todavía puedo hacer con el celu, como ponerle música y cantar a grito pelado la canción para escapar del Dahaka. ¿Qué? ¿Nunca les dije como se hace para escapar de Dahaka?
Bueh...antes que se me olvide se los digo: Antes que nada, ubique la posición del Dahaka y mueva la Príncipe lo más rápidamente posible en la dirección contraria. No se detenga por nada, corra, trepe, salte y demás monerías sin pararse a pensar (recuerde: el que piensa...pierde) y mientras hace todas esas cosas cante "Don't stop me now" de Queen...les juro que funciona (juasjuas).

lunes, 1 de febrero de 2010

Que buen comienzo...!


Ayer ya me sentía mal, sentía en los huesos (y en todo el aparato respiratorio) que algo mal se venía. Ya me gustaría que mi Ojo Interior se hubiera equivocado, pero como nunca acerté de lleno y hoy me desperté con la garganta irritada y la nariz decidida a hacer su santa voluntad.
Primer día del mes y ya estoy resfriada. Sí, ya sé que tuve que contagiarme en enero y sería lo más lógico considerando que esta última semana casi no ha parado de llover (por si no lo recuerdan, temía que me saliera moho de tanta humedad), pero sigue sin ser de mi agrado que me caiga todo el resfrío justo en 1° de febrero, a poco del Carnaval (como si no fuera suficiente con un desgracia) y en día de ensayo de coro.
Mi papá dice que no debería haber ido al ensayo, pero...bueno, considerando que es lo único medianamente "productivo" que hago y teniendo en cuenta que he sido "ascendida" a "proyecto personal del año" del director, no puedo faltarme, verdad? El resultado es que la garganta se me iba cerrando a ratos en pleno ensayo y no podía ni cantar fuerte y menos darle a las notas. Lo hice peor que nunca.
¿Saben qué acabo de recordad? Esta es la entrada 300, así que si tienen la amabilidad de comentar, prometo no contagiarles mis horrendos virus.