sábado, 31 de agosto de 2013

Palabras proféticas

Hace unos días, cuando le conté a una amiga mis motivos para traerme a mi hijito al depto, aún sabiendo que podría resultarle incómodo, le dije que una de mis razones era poder cuidarlo bien si resultaban ser sus últimos días. Le acerté (jamás he estado tan molesta por acertar).
Ayer por la mañana, el pobre lloró sin estar atrapado en algún lado (que suele ser el motivo de su llanto) y nos dimos cuenta de que estaba respirando con dificultad. Decidimos con mi esposito (Dios lo bendiga por su paciencia) que lo llevaríamos al vet, y de ahí todo fue cuesta abajo.
Le pusieron un antibiótico para el resfrío (que era lo que tenía tapada su naricita), y un vitamina B12 para sus músculos. Esa última parte es la que yo juro que fue lo mandó por el tubo. Al llegar a casa, sus patitas traseras no le respondían, no podía sostenerse parado solito. Después de eso, no quiso tomar agua ni comer, pero se seguía desesperando por moverse.
Estuvimos levantándonos por turnos en la noche cuando lo escuchábamos quejarse. Tuvimos que meterlo al cuarto por el frío y para tenerlo más vigilado. En la mañana, estaba peor. Ya no pataleaba siquiera, y ni alcanzaba a llorar.
Pero lo peor fue cuando volví a casa después del trabajo. El pobre estaba botado en su camita, sin casi reaccionar. Nos asustamos de veras, tanto que consideramos seriamente llevarlo al veterinario (de vuelta) y que lo ayudaran a descansar. Estábamos de hecho con un pie en la puerta, cuando el pobre perrito se retorció en los brazos de mi esposito y lanzó un ladrido.
Le dimos un poco del energizante que le recetaron y salimos al Club para despejarnos (de veras, sentarnos a ver como el pobre se nos iba de a poco es muy horrible). Al parecer, sirvió de algo, porque cuando llegamos se había movido un poco.
Le dimos un poco más y creo que está reaccionando. Al menos, nos ladró y nos gruñó y, para no perder sus buenas costumbres, se retorció y dio guerra para tomarse el medicamento. 
No quiero hacerme ilusiones, sé que está muy delicado y que tal vez no salga de esto, pero en cierta forma siempre creía que mi perrito sería eterno. Me cuesta mucho desprenderme de él, estuve llorando casi todo el día y aún no me hago a la idea. En cualquier caso, no quiero que sufra.

lunes, 26 de agosto de 2013

En casa

Desde el día que nos mudamos, dije que me traería a mis hijitos conmigo al depto. Claro que del dicho al hecho hay mucho trecho y eso, así que entre una cosa y otra lo íbamos posponiendo para después. El principal pretexto para posponerla era que la terraza donde deberían estar está junto al techo de la casa y quedó algo bajito, y había el miedo de que, hipotéticamente, mis perros se treparan al techo y se pasaran al de la vecina (que, dicen las malas lenguas, es un dolor de cabeza).
Mi esposito proponía poner una super malla o una reja o cosas así de complicadas, mi idea era simplemente poner sus casas en el rincón bajito y se acabó. Incluso considerando lo cirqueros que pueden ser mis perros, me parecía muy improbable que se subieran al techo de sus casas para ir al techo  de la casa en busca de aventura (o palomas, en cuyo caso yo no los bajaría...que espanten a las palomas). La discusión se hizo eterna y después fue poco recurrente, hasta que una conversación con mi mamá precipitó todo.
No que mi mamá estuviera a favor de que me llevara a los perros (no porque se los quisiera quedar o algo así, si no porque creía que no era buena idea tener dos perros en una terracita de 3x3 m), así que la quejadera no iba por eso. Simplemente, me contaba todas las barbaridades que hacían mis bebés para entretenerme (o asustarme). El caso es que la historia de ayer me aterró. De acuerdo a mi mamá, que no suele exagerar, mi perro más viejito (que ya no ve muy bien, por no decir nada) se enredó hace dos noches con las ramas bajas de un manzanito de morondanga del jardín, no pudo soltarse, le cayó la última aterradora lluvia de locos, se mojó y se puso a aullar-llorar. Mi hermana salió a soltarlo, pero el pobre ya estaba mojadito. 
Como si fuera poco, ayer, que seguía lloviendo, el zoquetito seguía saliendo de su casa a tirarse en los charcos de agua y mojarse más. Mi mamá tuvo que encerrarlo en su casa con una tabla y trancas el resto del día para que dejara de hacerlo. Su diagnóstico es que el pobre agarrará una neumonía que lo despachará al otro lado.
Lógicamente, entré en pánico y mi esposito, para calmarme, nos hizo ponernos en campaña ipso facto. Hoy nos pasamos la mañana y parte de la tarde poniendo la bendita malla de alambre (o malla de gallinero) en la terraza para que el perrito viejo (que no tiene fuerza ni para saltar) no se suba al techo. Quería traerme a mis dos  bebés, pero mi esposito dice que primero probemos con uno y después ya veremos. 
Con el dolor de mi alma, tuve que dejar a mi Cacho, que me miraba con cara de "no me abandones, llévame contigo" en casa de mis papás y traerme sólo a mi Rulito. Su casita está instalada y, aunque se durmió botado en el suelo (para variar), lo metimos a su casita para que no agarre más frío del necesario. De momento, está tranquilito, pero no se sabe nunca qué locura se le ocurriría hacer. 

martes, 20 de agosto de 2013

Cumpliendo un año más

Al parecer, la pasada patada a la consciencia del Club funcionó. Nos habíamos propuesto llegar a nuestro 6° Aniversario, en que podría suceder una de dos cosas: 1) tener una fiesta "normal" como todos los años o, 2) Entregar la Copa de las Casas al que fuera ganando en el marcador de las casas y declarar cerrado el Club. Por suerte, todos estuvieron muy cumplidos últimamente, así que preparamos una fiesta de Aniversario sin preocupaciones (al menos, hasta que lleguemos al Baile de Navidad).
Debo admitir que tal vez no haya sido nuestra fiesta más creativa, otra vez volvimos al tema de las clases, pero fue genial y divertida. Todo estuvo genial, empezando de la clase de Estudios Muggles (las cosas que inventan esos cuates), pasando por una muy bizarra clase de Defensa Contra las Artes Oscuras con un profesor de intercambio, hasta llegar a la consabida comilona, obligatoria en todas las fiestas del Club.
Como siempre acabamos con baile hasta las 3:00 a.m., hora en que los sobrevivientes caímos en los sillones a dormir y descansar para reunir fuerzas para limpiar la casa al día siguiente. Pasar clase, comer, bailar, estar con los demás freakis amigos...¿qué más se le puede pedir a una fiesta?
¡¡Feliz Aniversario, gente del Club!!

sábado, 17 de agosto de 2013

Cantar

He estado tan ocupada quejándome (más) estas últimas semanas que ni siquiera he tenido tiempo (o fuerzas) para escribir. Cualquiera diría que mi trabajo (la tienda) no tiene mucho de estresante, pero lo cierto es que sí lo tiene y gran parte de mi falta de historias (y ganas) tiene su origen en él.
Creo que he dejado (tontamente) de lado las pequeñas cosas que hacen bonita mi vida. Por ejemplo, recientemente, he estado tomando clases de canto y de teoría musical. Moi es la encargada de hacer que cante decentemente, lo cual es una tarea hercúlea, si me lo preguntan, considerando mi absoluta falta de técnica y mi casi completo desconocimiento de lectura musical.
Debo admitir que disfruto las clases, aunque me frustra no ser un genio musical (lo que me recuerda que algún día debo poner en orden mi lista de Odios musicales) y aprender todo rápido y que todo me salga bien a la primera. Odio no poder reconocer las notas por su nombre cuando las escucho.
Suponiendo que eso viene con el tiempo, ahí entra la segunda parte de las clases. Teoría musical implica más cosas que sólo la teoría, están también el solfeo y la rítmica, y después viene la armonía y esas cosas. Irónicamente, hace casi 20 años que no practico solfeo, desde que salí de la Simeón Roncal cuando era niña, y de todas formas tomé todo un año de armonía. Lógicamente, entendía la mitad de lo que me decían,y aún así logré aprobar la materia (con una nota sorprendentemente buena, debo agregar). El caso es que, clases de armonía y todo, soy incapaz de leer una partitura distinguiendo la música (no sé si me explico). Para eso son las cases de solfeo. Lo interesante, es que parece no costarme tanto como los ejercicios de canto o de respiración a veces me cuestan (un día me hice dar flato sólo por practicar respiración). Y aún así, disfruto leer los ejercicios de solfeo.
La música siegue siendo mi alegría en medio del caos que puede ser la vida.

viernes, 9 de agosto de 2013

Crecer apesta

Supongo que por esto es que no quería crecer: la vida es demasiado complicada, y no se hace más fácil a medida que llevas más años en ella, sólo se pone más difícil. Supongamos que este es el estrés escribiendo y que mi habitual serenidad y cordura se han tomado unas muy merecidas vacaciones, dejando a cargo a todo mi histerismo. De todas formas, debo admitir que me siento excepcionalmente cansada, ni siquiera el feriado pasado (y creo que tampoco el que viene) me ayudaron a relajarme o a sentirme un poco más descansada. De hecho, fue aún peor porque me costó muchísimo regresar a la rutina después de un día de "vacaciones". 
Tengo muchas preocupaciones encima, algunas son pequeñas y otras me están matando. Crecer apesta.

sábado, 3 de agosto de 2013

El creador de mitos

...la moderna necesidad de fantasía está relacionada directamente con las condiciones más y más opresivas e intolerables del mundo real. Nuestro mundo está asediado por guerras, pobreza y enfermedades y nos gustaría vivir en un tiempo y lugar en que la vida fuera sencilla y segura; nos volvemos entonces a la fantasía. " (Daniel Grotta)
Agosto empezó algo extraño. Tal vez sea que ando muy estresada, o que mi jefa es la que está estresada, pero me siento horriblemente cansada para ser recién el segundo día del mes. Y como siempre que necesito una salida de escape, me busco algún libro que haya leído y que conozca que me saque un ratito de mi (aburrida) realidad.
Lo primero que saqué del librero fue la biografía de J.R.R. Tolkien de Daniel Grotta, bastante completa si me preguntan. Se nota que recurrió a muchas fuentes, amigos y familiares, para dar una idea clara de lo que vivió y como llegó a escribir uno de los libros más importantes del siglo XX.
Tolkien era una persona muy peculiar a la que le tocó vivir todo el caótico cambio del siglo XX, pero que lo enfrentó de forma muy distinta a la mayoría de las personas. Hay algo en su vida que no deja de conmoverme, tal vez porque pasó muchas tragedias y dificultades cuando era un niño y salió de eso sin volverse un resentido; tal vez porque vio el horror de las trincheras pero no se convirtió en un cínico. Tolkien era un sabio en muchos sentidos.
Claro que también tenía sus cosas, como eso de no aceptar muy bien las críticas a su trabajo, pero ¿quién en el mundo no tiene manías? Además, según yo, alguien capaz de darle al mundo un libro como "El Señor de los Anillos" y toda la mitología de la Tierra Media, merece que se le disculpen todos sus pecadillos.
Una vez, uno de mis docentes menos apreciados dijo que "El Señor de los Anillos" es un "ladrillo monotemático". Aparte del obvio deseo de golpearlo, después sentí algo de pena por alguien capaz de tener una opinión así. En el hipotético caso de que haya leído el libro (que me parece dudoso conociéndolo), me parece la opinión del alguien demasiado cínico como para ver que hay cosas buenas en un mundo que se cae a pedazos y que es muy traumante. En fin.
No hay mucho más que pueda decir sobre Tolkien que no hayan dicho escritores más capacitados que yo. Disfruto leyendo sobre él y me hubiera encantado conocerlo...aunque no creo que él hubiera querido conocerme a mí, locas acosadoras y eso.