Hace unos días, cuando le conté a una amiga mis motivos para traerme a mi hijito al depto, aún sabiendo que podría resultarle incómodo, le dije que una de mis razones era poder cuidarlo bien si resultaban ser sus últimos días. Le acerté (jamás he estado tan molesta por acertar).
Ayer por la mañana, el pobre lloró sin estar atrapado en algún lado (que suele ser el motivo de su llanto) y nos dimos cuenta de que estaba respirando con dificultad. Decidimos con mi esposito (Dios lo bendiga por su paciencia) que lo llevaríamos al vet, y de ahí todo fue cuesta abajo.
Le pusieron un antibiótico para el resfrío (que era lo que tenía tapada su naricita), y un vitamina B12 para sus músculos. Esa última parte es la que yo juro que fue lo mandó por el tubo. Al llegar a casa, sus patitas traseras no le respondían, no podía sostenerse parado solito. Después de eso, no quiso tomar agua ni comer, pero se seguía desesperando por moverse.
Estuvimos levantándonos por turnos en la noche cuando lo escuchábamos quejarse. Tuvimos que meterlo al cuarto por el frío y para tenerlo más vigilado. En la mañana, estaba peor. Ya no pataleaba siquiera, y ni alcanzaba a llorar.
Pero lo peor fue cuando volví a casa después del trabajo. El pobre estaba botado en su camita, sin casi reaccionar. Nos asustamos de veras, tanto que consideramos seriamente llevarlo al veterinario (de vuelta) y que lo ayudaran a descansar. Estábamos de hecho con un pie en la puerta, cuando el pobre perrito se retorció en los brazos de mi esposito y lanzó un ladrido.
Le dimos un poco del energizante que le recetaron y salimos al Club para despejarnos (de veras, sentarnos a ver como el pobre se nos iba de a poco es muy horrible). Al parecer, sirvió de algo, porque cuando llegamos se había movido un poco.
Le dimos un poco más y creo que está reaccionando. Al menos, nos ladró y nos gruñó y, para no perder sus buenas costumbres, se retorció y dio guerra para tomarse el medicamento.
No quiero hacerme ilusiones, sé que está muy delicado y que tal vez no salga de esto, pero en cierta forma siempre creía que mi perrito sería eterno. Me cuesta mucho desprenderme de él, estuve llorando casi todo el día y aún no me hago a la idea. En cualquier caso, no quiero que sufra.