martes, 2 de abril de 2019

La escalera del conocimiento

Ojalá fuera recta y fácil de trepar. Para alguien que, como yo, se sentía muy a gusto en las aulas, es triste admitir que mis tiempos de estudiante pasaron a mejor vida, o al menos mi paciencia para sobrellevar la vida de estudiante con gracia están en un lugar mejor.
Hace menos de dos semanas, nos llegó al correo de la Asociación una invitación para un curso de Monitores de Tiro con Arco que, en el escalafón del conocimiento y la preparación, están debajo de los Entrenadores de Nivel 1 y levemente encima de un arquero mínimamente independiente (o sea, casi todos los miembros de mi club). Considerando que, como siempre se dice en nuestros pagos, el cartón de certificado es lo que sirve, y que a la larga mi plan es pasarme a entrenadora cuando sea obvio que ya no estoy para competencias (o sea, en unos 20 años, calculo), este curso no era una oportunidad para desperdiciar... ni siquiera sabiendo quién daría el curso y conociendo a esa persona como la conozco.
Quisiera decir que el curso acelerado de cuatro días fue sencillo y agradable de seguir. Quisiera, en serio. Lastimosamente, el conocimiento, incluso aquel sobre el que tienes ideas bastante claras (a pesar de todos los posibles errores conceptuales que se podría esperar de alguien prácticamente empírico), es larga y retorcida. Muy retorcida. Imagínense que hasta aprendí de caballos y ciclismo de pista, que aunque sean deportes, no tienen mucho que ver con el mío. Cosas de la vida.
La pena de que mi capacidad de sentarme quieta en un aula y los entresijos y desvíos de la escalera del conocimiento se hayan encontrado es, obviamente, la pérdida casi completa de mi paciencia y mi absoluto desprecio por varios personajes que adornan el tiro con arco en Bolivia. Gracias a Dios, no compiten en mi categoría o me vería seriamente tentada a ponerles zancadilla de camino a recoger flechas.
Eso sí, el camino recorrido entre amigos, metafórica y físicamente, es el mejor. O que nos lo digan a los del Vico Móvil y los cantos del ruiseñor.