sábado, 28 de diciembre de 2013

Pseudo guía para nerds

Dado el aumento descontrolado de mi lista de "Libros por leer" debido a mis regalos de navidad y ciertas nuevas adquisiciones (¿quién va por un reloj y vuelve con cuatro libros?), recordé que hace rato que no escribo ningún "erudito" comentario sobre ninguna de mis lecturas recientes. Lastimosamente (para ustedes), el libro que estaba más a mano cuando empecé a escribir esta entrada fue el veintiúnico ensayo que compré en la última Feria del libro (y en mi vida, si nos ponemos así).
¿Por qué compraría un ensayo? Generalmente, no leo nada que no tenga un cierto hilo argumental o una historia, ergo, libros de teoría en general (y filosofía en particular) no son para mí, es más, les huyo como a la peste. No logro entender como alguien puede sentarse a leer esas cosas (debo ser medio bruta, o algo así) y disfrutarlas. Pero este librito tenía dos elementos claves en su "aspecto exterior" que definitivamente me tentaron: 
1) Dice "Todo lo que hay que leer" en la portada, eso es casi un reto para una tragalibros como yo.
2) En su reseña en la contraportada mencionan a Harry Potter.
¿Ahora se entiende?
"Libros, todo lo que hay que leer" es la, digámosle, recopilación de una ensayista alemana de nombre impronunciable sobre los libros que, en su opinión (y esa es la clave de ésto) explican de cierta manera a la sociedad moderna y cómo se llegó a ella. Es una idea loable, pero seguramente su construcción implicó muchas renuncias (para mí, demasiado evidentes). 
Parte de una idea básica: todos leemos (en algún grado), la diferencia está en qué leemos. Como hay los raros que disfrutan leyendo filosofía, están los del otro extremo que no pasan de leer cosas más "light" (como "Crepúsculo", digamos). Están en su derecho de hacerlo, obviamente, pero hay ciertas cosas que uno debe conocer a riesgo de no saber elementos claves de la cultura.
La autora impronunciable hace su selección de acuerdo a temáticas como "política", "psique", "economía", y cosas más raras como "amor", "sexo", "clásicos triviales", o "libros de culto". Shakespeare tiene su propio apartado, igual que "Niños", la entrada con que finaliza el libro y que termina con (redoble de tambores) Harry Potter. 
Tengo mis reservas sobre los libros seleccionados en algunas secciones (con "política" y "economía" no me meto), como "Libros de culto" que debió incluir a "El Señor de los anillos"; en algún lado debieron poner algo de julio Verne (aún le amo) y juro que no entiendo por qué el único libro latinoamericano es "Pedro Páramo". Cualquier lista se hace de renuncias, pero esas fueron renuncias muy densas a mi entender. Además, en la edición en español (que fue la que leí, no sé leer en alemán), el apartado "Clásicos escolares" lo cambiaron para poner las cosas que leen en las escuelas de España, y esa fue la única manera en que el latinoamericano se coló en medio de todos los libros europeos y norteamericanos.
Eso sí, aunque me queje de los libros que faltaron, debo admitir que es una lectura bastante entretenida (para ser un ensayo). La autora (o el que tradujo el libro) definitivamente tiene "chispa" y sabe cómo hacer sonar interesantes hasta a los libros más áridos y menos entretenidos. Tiene para todos alguna anécdota interesante, algún comentario de alguien que hace que todo lo que no leíste por ser muy "aburrido" de pronto resulte atrayente.
En pocas, es una lectura ligera, atrapante, llena de datos interesantes...faltas incluidas.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Navidad bizarra

No es que me queje (más que de costumbre, al menos), de veras estoy agradecida por todas las cosas buenas que trajo esta Navidad (cansancio incluido...creo), pero no deja de parecerme extraño. ¿Qué es tan raro? Sencillo. Normalmente, todas las navidades recibo al menos un libro, las generosas donantes pueden ser mi mamá o mis hermanas. En caso de que no reciba un libro (con letras), recibo un libro de partituras. Aparte de eso, mis demás regalos son ropa y algún juguete raro o cosas así.
Pero este año, nadie, NADIE de mi familia, ni siquiera mi santa madre que siempre me da un libro, se le ocurrió regalarme uno. Qué rayos, digamos. Eso sale de los estándares de la normalidad, de la cordura, de las buenas costumbres, y de la lógica.
Me regalaron ropa, crema de Victoria's secret (pera, por cierto), un rompecabezas (inserten cara de asombro), y ahí agréguenle el DVD de "Orgullo y Prejuicio" y la polera de Harry Potter que me regaló mi esposito. En serio, no me quejo...pero algo no estaba nada bien ahí.
Como para completar la ironía, llegamos a casa para cenar con mi suegra y mi cuñada, y cuando después abrimos (más) regalos me encontré con CUATRO libros. Dos de mi esposito y dos de mi suegra. No sé cuál de ellos es mejor, dos son de Tolkien, uno es ese de "SI Harry Potter dirigiera General Electric" (o algo así), que deben admitir que es un título muy sugerente para un fanático, y el último (pero no menos bueno) es el último que publicó Rowling usando un pseudónimo, "El canto del cucú". Obviamente, mi lista de libros pendientes ha vuelto a alargarse (y mi lista de libros para forrar se ha vuelto más larga de lo que ya era).
El último toque bizarro de esta Navidad fue de parte de mi hermanita. Le regalamos un libro (a falta de más ideas), con la leve duda de que no lo leería, dado que la niña no lee (casi) nada. Hoy en la tarde me llegó un mensaje de ella que decía "Lo acabé". Resulta que acabó el libro en poco más de un día...la niña que no lee se tragó un libro en menos de un día. No es un libro excesivamente largo, pero igual. Definitivamente, la niña se merece un premio: otro libro.

p.d. Por cierto, ¡Feliz Navidad a todos!

jueves, 19 de diciembre de 2013

Peter Jackson: destruyendo la arquitectura de la Tierra Media desde 2001

Saltémonos la parte en que, nuevamente, explico lo fanática que soy de Tolkien y cómo me desespero por ir a ver las películas de "El Hobbit" que es lo último que están sacando en el sacrosanto nombre del profesor. El año pasado, más o menos por estas fechas, fuimos a ver la primera película de esta "trilogía", y aunque tenía mis reservas, la película no era mala (sólo demasiado exagerada en cuanto a la acción).
Ayer, o más bien hoy muy temprano, era el estreno de media noche. No tengo ganas de meterme con las importadoras y las políticas de los cines locales sobre las películas subtituladas, así que lo dejaremos en que tuvimos que tragarnos la versión doblada, lo importante es ver la historia, creo yo. Empezó muy prometedoramente, con el encuentro de Thorin y Gandalf en Bree al que se refieren brevemente en los Anexos de "El Señor de los Anillos". Motivos aparte de cómo se encontraron y detalles paranoicos de orcos perseguidores poniendo precio a la cabeza de la gente, me pareció un buen detalle para comenzar: el propósito de Gandalf con toda esa aventura, más allá de recuperar el tesoro y ayudar a los enanos, era deshacerse del dragón de Erebor para evitar que, en un posible futuro, pudiera ser usado como un arma por Sauron.
De ahí en adelante, la cosa se fue medio cuesta abajo. 

No voy a negar que tiene cosas muy buenas (y divertidas también), pero en general me pareció que la película hizo demasiado énfasis en las cosas que no son realmente importantes, al menos en la historia del libro. Por ejemplo, esperaba la aparición de Beorn porque en el libro es un personaje interesante, por no decir que el diálogo de presentación que tiene con Gandalf es, simplemente, fabuloso, pero me encontré con que lo redujeron a poco menos que un salvaje con grandes dosis de Mr. Hyde (su lado de oso es "impredecible") y, para rematarla, desapareció al tiro sin mucha pena ni gloria.
Admitamos, también, que esperaba ver a Legolas (¿quién no?), pero eso fue otra decepción por su lado. Cierto que, en el libro, los elfos silvanos son muy desconfiados y eso, en especial el Rey Thranduil, pero acá...no sé, los arruinaron. El rey parece que tuviera un palo metido en algún lugar incómodo, y encima es un capo que se sabe los motivos de los enanos y sólo quiere las joyas del botín; Legolas, su digno hijo, anda por ahí muy amargado y disparándole a cualquier cosa que se mueva que no sea un elfo y, la peor parte, el gran invento de Peter Jackson: Tauriel. La muchachita en cuestión no existe en ningún lugar del libro (de ninguno de los libros, si nos ponemos exquisitos), lo que significa que la crearon, básicamente para hacer la cosa más interesante y tener una chica "ruda", que es lo que está de moda (valoración del rol de la mujer y eso). La elfa es un crack peleando (cuchillos y flechas por todos lados, genial) pero de ahí a que le huya al príncipe sólo porque su padre anda raro, o, más raro aún, le dé bola a un enano que, aunque sea simpático (para ser un enano) es un ENANO, ergo, nada atractivo para los cánones élficos de belleza (nota aparte: el diálogo sobre el "hermano feo" y el "trasgo mutante" estuvo muy genial), aunque la teoría de que le guste que le miren el escote se me hace plausible.
En resumen, tenemos una película de casi tres horas en que dos de ellas son puras cosas que Peter Jackson y sus guionistas sacaron mágicamente de un sombrero, y una hora que (más o menos) se atiene a la historia original. En todo el alboroto de inventarse cosas, nos encontramos con que, cada dos segundos, alguien está golpeando/disparando/cortando/persiguiendo/tratando de matar a otro alguien, sea elfo, enano (de preferencia), humano, o hobbit. Por si fuera poco, en todo ese caos de tratar de matarse unos a otros, se cargan la mitad de las construcciones del norte de la Tierra Media, empezando por el lío que hacen de bajado por el Río del Bosque, el caos contenido en Esgaroth (lo mejor ya viene), y lógicamente acabar de destruir lo que el dragón no destruyó en Erebor, que aunque no lo crean, estaba bastante intacta, cadáveres momificados y combustible que aún prendía en unas fraguas que estaban casi como nuevas después de siglos sin usarse.
¿Es acaso raro que me sienta bastante decepcionada? Al menos en relación a lo que esperaba ver, me sentí muy frustrada. La peli puede no ser mala, si a uno le gusta la acción y los efectos (y la falta de lógica en personajes que creen que hay que echarle oro fundido a un dragón de fuego y, por lo tanto, es resistente a él, para matarlo), es muy disfrutable. Pero si lo que quiere ver es la historia que Tolkien inventó...no pues. Lean el libro y sean felices.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Breve consideración sobre la vejez

Te das cuenta que , realmente, has envejecido, cuando acompañas a tu hermanita a su primera sesión de fotos, la peinas, le eliges la ropa (no sea que tus papás te maten) y te pones a pensar que hace unos años le cambiabas los pañales a la mocosa. Pucha, cómo se pasa el tiempo...

jueves, 12 de diciembre de 2013

Paro, o breve consideración sobre el (horrible) transporte público


Hace cuatro días que tenemos un paro de transporte urbano. ¿Razones? Las de siempre: los transportistas desean que el pasaje suba, más que nada por el alboroto este del famosísimo doble aguinaldo...y porque todas las cosas suben siempre para Navidad (y jamás vuelven a bajar, lo que prueba que el señor Adam Smith estaba equivocado).
Lógicamente, un doble aguinaldo no significa que las personas vayan a tener permanentemente más dinero, por lo que una subida en los pasajes sólo significa que los gastos de, por ejemplo, una familia aumentarían. Y como todo sube, menos los sueldos, no es algo que le convenga a nadie (que no sean los transportistas.
Pero hay más razones para que la gente común, que es la que comúnmente usa el transporte urbano, no desee que los pasajes suban: el servicio apesta (muchas veces, literalmente). Admitamos que, siendo el transporte del pueblo, los micros, minibuses y taxitrufis admiten a mucha gente distinta, no diferentes estratos sociales, bla bla bla, pero no creo que los espantosos olores corporales que a veces hay que aguantar ahí provengan de los pasajeros. Y ese es el mal menor.
Los buses están muchas veces tan destartalados, que subirse es casi un acto de fe (fe en que Dios no permitirá que la cosa se caiga a pedazos en el camino) porque reciben casi nulo mantenimiento. Los asientos son incómodos porque los dueños sacan los originales y ponen otros (más feos e inseguros) que les permitan hacer subir a más pasajeros. Y por si fuera poco, los choferes se creen en el deber moral de recoger a todas las personas que puedan, lo que no estaría mal si no fuera porque además de ir de pie (que no es tan raro), los pasajeros deben ir doblados en posiciones incómodas, o sentados en las piernas de otro pasajero...¡e incluso así el chofer se atreve a decirles a todos que se vayan más hacia el fondo porque todavía hay campo!
De todo esto, podemos deducir que los mismos choferes son culpables de la mayoría de las desgracias que hacen desagradable el servicio público, empezando por los malos olores.   Pero hay más. Los choferes conducen como si lo único que hubiera por delante fuera el futuro, se paran donde se les pega la gana (incluyendo la mitad de la calle), si tenemos las suerte de que se parqueen, lo hacen en plena esquina (lo que podría provocar accidentes sin cuento), y en general se estornudan en todas las leyes de tránsito. Además, mantienen viva esa vieja tradición de los micros, colectivos y buses en cualquier lugar del mundo: no se detienen cuando se trata de niños o ancianos, porque pagan menos o no pagan. Encima de todo eso (porque la quejadera aún no se termina, damas y caballeros) tratan a los pasajeros sin un mínimo de respeto, partiendo por pequeño detalle de ni siquiera esperar a que la gente acabe de subir o bajar para arrancar a toda velocidad (supongo que creen que todos estamos en la obligación de mantener nuestro propio equilibrio), terminando en sus malos modales y los insultos que muchas veces dirigen a los que, al final de cuentas, les pagan por recibir un buen servicio.
Siendo así la cosa, ¿con qué ganas un usuario querría pagarles más? El pasaje establecido hace dos años (después de un gasolinazo efímero que sólo sirvió para inflar todos los precios) es de 1.70 Bs. para adultos, pero como "nunca tienen monedas de 10 ctvs", el pasaje real suele ser 1.80 Bs, y como no siempre una tiene la suerte de tener monedas sueltas, pues son 10 ctvs que los choferes se embolsillan. Dirán que 10 ctvs no es mucho, pero si calculan todas las personas a las que le hacen lo mismo al día todos los micreros de la ciudad, ya no es tan poquito como parece. Y quieren hacer subir el pasaje a 2 Bs para adultos...
Lo irónico de todo esto es que los choferes "justifican" su reclamo diciendo que todo ha subido y como todos tienen doble aguinaldo, ellos también se lo merecen (o algo así) y que deben mantener a sus familias, etc, etc. Si es así la situación, si se supone que ganan sólo "para el día", ¿cómo se explica que puedan mantener un paro de cuatro días? Cuatro días sin trabajar es mucho, más si uno no tendrá ingreso esos cuatro días (ya quisiera yo tener cuatro días de descanso). No tiene lógica, por donde quiera que se lo mire.

Todo lo anterior (o casi) fue escrito antes que me enterara de esto último: los micros han vuelto a hacernos el honor de su presencia en nuestras calles, merced a que firmaron un acuerdo con los comerciantes. Entre los dos (choferes y comerciantes) acordaron que el pasaje es 2 Bs. Debo ser medio mensa porque no logro entender con qué autoridad o que representatividad, los comerciantes firman un acuerdo así. Nadie más, en toda Cochabamba está de acuerdo con eso (excepto los choferes, que todavía tienen la cara de jugar a las víctimas). Personalmente, no recuerdo haber nombrado en ningún momento a ningún comerciante como mi representante para que autoricen algo que afecta a mi bolsillo.
Como dice mi esposito, probablemente el tal acuerdo consiste en que los comerciantes se callan ahora que suben los pasajes, y en dos semanas los transportistas se callarán cuando suba todo lo demás.

lunes, 9 de diciembre de 2013

La mejor pieza del tablero

Hace un momento, volvimos del cine de ver "En llamas", la segunda parte de la historia de "Los juegos del Hambre", que debe ser una de las historias más truculentas escritas o grabadas en los últimos años. No pude ir al estreno porque, francamente, me caía de cansancio. Mi estado no ha mejorado, pero las idas a medianoche al cine sólo se justifican para manías mayores (como Harry Potter o El Hobbit), así que es más razonable ir en horarios más decentes.
Habíamos escuchado muchos buenos comentarios de la nueva peli, y sabiendo ya la historia por el libro, me hacía una idea sobre a qué atenerme. 


Katniss ha de ser uno de los personajes de ficción con peor suerte en el mundo, y que sea muy vulnerable emocionalmente no la ayuda para nada. La pobre cree que hace las cosas por sí misma, pero no se da cuenta hasta el final de la historia hasta qué punto es un peón, una pieza que los demás juegan por su simbolismo: logró vencer al sistema en sus primeros juegos y eso fue su sentencia (lo que es una deprimente perspectiva que indica que los que piensan por sí mismos acaban fritos).
 "En llamas" es la historia al medio, lo que sucede entre vencer los Juegos del Hambre y volver a casa y darse cuenta de que el caos está desatado sin remedio. Es la trama al medio con final frustrante, pero necesario para llegar al final de la historia. Supongo que para que salga al cine falta al menos un año (o más), así que aquellos que no han leído los libros seguramente salieron del cine más frustrados que los que sabemos todas las desgracias que faltan.

viernes, 6 de diciembre de 2013

La desadaptada

Antes que nada, me gustaría avisarles a todos que esta es una de las entradas más patéticas que escribí, incluso contando mi etapa crepusculiana. Si la leen, su problema.
Resulta que este año se cumplen 10 años de que salí de colegio, y justamente el 23 de noviembre era el aniversario de la graduación. Mis compañeras de curso empezaron a hacer planes para la super farra que harán en diciembre (creo que ahora mismo, nadie tiene tiempo), aunque hay que admitir que siguen siendo las mismas desorganizadas indecisas de la adolescencia.
Sucede que, siendo como siempre he sido, la rara del curso, no tengo ningún deseo de verlas, y mucho menos de viajar a Sucre por un día (laboral) para ver como todas las chicas se emborrachan patéticamente (algo que desprecio) y sentirme muy incómoda. Por otra parte, digamos que mis amistades en mi promoción se reducen a tres personas (y tampoco sé si tengo el ánimo de verlas), lo que hace que me sobren como 40 chicas gritonas.
Siendo así las cosas, me puse a curiosear en las infinitas charlas por comentarios en la página de Facebook de la promo. Dan vueltas y vueltas y no deciden nada, y siguen diciendo gansadas, lo único que está seguro es la fecha, por lo demás...pierden el tiempo. Dado que no voy a ir, supongo que no tiene sentido criticar su falta de organización, así que me limité a poner que por razones de tiempo no podría ir a la reunión. Y ésta es la parte en que me pongo patética.
Cuando puse que no podría ir, nadie dijo nada, pero cuando otras chicas dijeron que tampoco podrían ir, los comentarios de reclamo y qué pena y qué horror y que hagan lo posible y lo imposible, etc, etc,  empezaron a salir. Al parecer (y no es realmente una sorpresa), el sentimiento de "no deseo verlas" que siento por mis compañeras es mutuo, pero de todas formas, en el fondo, fondo de mi corazón de pollo salió la pregunta de "¡hey! ¿yo no les importo?". No espero un coro de lamentaciones, pero creo que no es mucho pedir que alguien se preocupe por mi ausencia, aunque sea las que son mis amigas. Patético, ¿no?
El caso es que, a pesar de todo, puedo entenderlo. Siempre fui la rara, la mejor estudiante que intimidaba a todos por sus notas, no precisamente amigable ni sociable, y la que ha estado muy apartada de las idas y venidas de todas sus compañeras en cuanto salió del colegio. Si no fuera porque tengo fotos que lo prueban, seguramente nadie creería que en realidad estuve ahí.
En fin, al parecer el papel de la desadaptada aún es mío. Brincos doy.