Las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan complicadas, tan diversas, que predecir el futuro resulta ser un negocio muy difícil en sí. - Albus Dumbledore
Y entre tanta vuelta, también me olvidé poner mi sesuda y elaborada opinión sobre el nuevo libro de Harry Potter, y eso que lo conseguimos aquí a los pocos días del lanzamiento (benditos los contactos y amigos de mi esposito). Para empezar, tendría que aclarar que no es una novela sobre Harry, sino una obra de teatro sobre su hijo Albus que comienza exactamente donde lo dejamos la última vez: King's Cross, 19 años después de la caída de Voldemort, el día en que Albus debía viajar a Hogwarts por primera vez.
Al terminar el 7° libro de la saga, la sensación era que todo iría bien en el mundo mágico y en la vida de Harry. No se puede negar que siempre hay problemas (y que el Niño que vivió los atrae como un imán), pero esperaba lo mejor para sus hijos. Digo, el pobre Albus ya estaba lo bastante fregado con el nombre que le clavaron.
Resultó que no. Albus Severus Potter estaba fregado como su padre (no tanto, pero por ahí) desde el momento en que se subió al tren, empeorando cuando se puso bajo el Sombrero Seleccionador y rematando en las clases. Eso bastaría para volver amargado a cualquier niño.
Lógicamente, el libro no tiene la profundidad de las novelas, aunque hay anotaciones sobre las emociones de los personajes y detalles de las escenas a medida que la historia avanza, y se puede colegir mucho de los diálogos. Es un consuelo saber que Harry sigue siendo bastante ingenuo a pesar de ser un hombre ya adulto, lo que puede ser desesperante en muchos momentos, y es fácil identificarse con la crisis emocional de Albus (todo un Potter y digno hijo de su padre en ese aspecto). Ron y Hermione son...bueno, son ellos mismos como siempre.
Aparte de los viejos personajes, hay varios nuevos, algunos que aparecieron en el epílogo y otros que no. Scorpius Malfoy es especialmente adorable, aunque Rose Granger-Weasley no me pareció la niña más agradable (se nota que le falta la buena onda de su madre para temperar el airecito de superioridad que comparten).
La historia es simple y enredada, como cualquier historia de Harry Potter que se respete. Las cosas no siempre son sencillas, y la magia puede ser una complicación la mitad del tiempo, pero la trama se mantiene cercana a lo que conocemos de la saga, sin volverse repetitiva o molesta. Cuando anunciaron el lanzamiento de este nuevo libro, estaba obviamente emocionada, pero una parte de mí también temía que la historia empezara a estirarse innecesariamente y que corriera el mismo destino que la proverbial gallina de los huevos de oro. Afortunadamente (bendita Rowling), la historia es buena, tan buena como para haber acallado mis miedos, y agarrarme del libro en cada momento libre que tenía (incluso como para que Draco Malfoy se redimiera un poco a mis ojos que siempre lo han despreciado cortésmente).
Me encantaría ver la puesta en escena de la obra. O ponerla en escena.