domingo, 30 de junio de 2013

Parodias

Dependiendo de cuáles son o de qué son, puedo admitir que las disfruto. Eso sí, si son extremadamente insultantes sin razón lógica sobre algo que realmente me gusta, las odio. Pero hay parodias que son muy buenas, incluso cuando son crueles con cosas de las que he disfrutado mucho. ¿A qué tanta vuelta? Ayer, llegando a casa después de un largo y extraño ensayo de coro, me encontré a mi esposito y al sobrino César bien instalados frente a la televisión luchando por pasar un nivel de Mario Bros No-Sé-Cuál, que incluía a los bichitos bailando. Bizarro, si me preguntan.
Cuando (al fin) se dieron por vencidos, mi esposito nos mostró unos videos que había encontrado dando vueltas por youtube (supongo). Básicamente, son trailers de películas recientes y famosas por cualquier motivo, pero no del tipo "espectacular" que siempre muestran antes del estreno. Los llaman "trailers honestos".
Para muestra un botón, les dejo el trailer de mi gran manía de todos los tiempos.

 Y por si quedó alguna duda, la locura cursi más grande de todos los tiempos:

lunes, 24 de junio de 2013

Mejorando

Hoy es víspera de San Juan. Hace unos años, eso hubiera implicado una cantidad de cohetes absurda explotando toda la noche y enloqueciendo a los perros, y humo de fogatas de basura llenando la ciudad desde las 7 de la noche. Eso también significaba que una se quedaba ciega por el ardor de ojos alrededor de una hora después, y conseguía una persistente tos que duraría hasta el día siguiente por lo bajo.
No es un secreto para nadie que desprecio a la gente en general por su falta de cerebro y sensatez, y mi bronca se ponía peor por estas fechas. Daba ganas de ir y golpear a toda la ciudad...claro, el humo es un buen pretexto para no hacerlo, pero las ganas estaban ahí. Pero he de admitir que estos últimos tres años, más o menos, han resultado ser una grata sorpresa.
La gente quema muchísimo menos, casi no lanza cohetes, y los perros pueden tener algo de paz en vísperas de San Juan. El único fuego que vi hoy fue el de la parrillada de la fiesta de mi jefa (en que, por cierto, tragué como fiera), los únicos fuegos artificiales que vi fueron unas tristes chispitas con que jugaban mi sobrino y su amiguito, y sólo escuché 6 cohetes explotar.
Seguramente, en otras zonas de la ciudad, por no decir en el campo y otras ciudades, las cosas debieron ponerse peores, aunque quiero creer que no. Por una vez, la gente en general me ha sorprendido gratamente demostrándome que puede aprender y tener algo de conciencia. Hay mucho otros comportamiento desagradables de la gente que me molestan (por ejemplo, su falta de higiene en lugares públicos), pero si en tan pocos años se ha logrado cambiar una tradición muy antigua, tal vez se puedan cambiar otras cosas  más, igual de graves.
Por una vez, tengo fe en la gente.

jueves, 20 de junio de 2013

Casi un culto

Desde antes de casarnos, mi esposito y yo siempre decíamos que el día que viviéramos juntos tendríamos un cuarto sólo para nuestras cosas de Harry Potter y demás juguetes (y que no dejaríamos que nuestros hijos jugaran con ellas). Cuando nos mudamos, decidimos dedicar el segundo cuarto del dep a poner la mayor parte de nuestros juguetes, la mayor parte digo porque descubrimos que teníamos más cajas de juguetes que ropa.
Sacando cuentas, hace casi tres meses que nos mudamos (cómo se pasa el tiempo...), y las cajas de juguetes seguían cerradas y apiladas por los rincones hasta la anterior semana. Debo admitir que tampoco he colaborado mucho con la fase de desempacar últimamente (eso sí, me pongo como loca a seleccionar la basura que salía de las cajas en grandes bolsas de basura), así que las cajas hubieran seguido durmiendo el sueño de los justos si no fuera por mi esposito.
El anterior fin de semana lo dedicamos a ordenar esas cajas en sus lugares. Como esperábamos, las cosas de nuestra colección de Harry Potter ocuparían un estante y algunas cosas sueltas de nuestras otras manías (como Star Wars y el Señor de los Anillos) irían sobre la cómoda. Resultó que entre los dos tenemos tantas cosas de Harry Potter, incluyendo las duplicadas, que entraron como perejil en maceta en el estante y muchas acabaron guardadas.
Aún así, es genial como quedaron nuestras cositas ya acomodadas. Los juguetes tendrán que compartir cuarto con la computadora grande de mi esposito y un escritorio en que, supongo, acabaré instalándome a escribir, pero de momento está bastante cerca de lo que queríamos que fuera nuestro cuarto de juguetes.

lunes, 17 de junio de 2013

Los aliens destruyen todo

Siempre me extrañó (y molestó un poco) es manía que tienen los guionistas de películas de super héroes con destruir New York. Como si fuera la única ciudad del planeta, todo cae ahí indefectiblemente, y cuando lo hace media ciudad que reducida a escombros y la otra mitad que tambaleante. De ahí a cuostionarme cuanto gastaría el gobierno en reconstruir una y otra vez la ciudad, hay un sólo paso.
De todas formas, esta vez el super héroe de turno no se cargó New York, para variar. Superman tiene el antecedente de ser el primer super héroe de todos los tiempos, después de él vinieron todos los demás, más o menos geniales que él. Aunque según su historia creció en Kansas, donde cayó de bebé mandado de Kryptón, su "lugar de acción" es Metrópolis. Lo cual es una suerte, porque se llevó la peor parte de la destrucción de la historia.

Nunca he sido muy fan de Superman, puede ser el primer héroe, pero siempre me ha chocado un poco (debe ser porque lleva la ropa interior por fuera), pero mi esposito quería ir a ver la película, así que fuimos al cine. No puedo decir que no me gustara, aunque no fue tan genial como otras de superhéroes como, no sé, Batman. Algunos detalles de la historia me parecieron bastante coherentes (siempre me pregunté si a Clark Kent no le molestaba ver todo el tiempo en rayos X), y otros algo jalados de los pelos.
Eso sí, lo que más resalta de toda la historia es la destrucción. El pueblito de Kansas donde se topa con los otros kryptonianos, quedó medio calcinado por todas las explosiones que se produjeron cuando Superman se chocó con un tanque de petróleo, una gasolinera, y una cisterna de combustible (entre otas cosas), por no mencionar el daño por los misiles de los militares. Metrópolis quedó con un gran cráter gigante rodeado por edificios hechos polvo después de que los aliens usaron su super arma para fregar el planeta, aunque después el malo malote y Superman acabaron de derribar lo que quedaba en pie peleándose por ahí. Aparte, medio que rompieron una parte del polo en sacar una nave, un sembrado donde aterrizaron, la casa de los Clark, el autobús escolar, una torre petrolera en el mal y, por supuesto, Kryptón.
Después de eso, lo que los aliens y los Avengers le hicieron a new York parece una simple redecoración.

sábado, 15 de junio de 2013

Y qué tal si...

Esa preguntita ha intrigado a la humanidad desde siempre, el clásico "Si hubiera hecho esto y no aquello otro, ¿qué hubiera pasado?". Hoy, en medio de la limpieza de las pocas cajas que aún quedan en nuestro pequeño dep, mi esposito me preguntó algo así como "¿Qué harías si, de pronto, te despertaras y te dieras cuenta de que todo lo que has vivido era un sueño?".
"Todo lo que has vivido" es algo ambiguo, así que definimos como 10 años la edad a la que, hipotéticamente, despertaría. Se supone que la idea de despertar de un sueño futurístico es que sabes que sucederá en los siguientes años, al menos a grandes rasgos y, lo más importante, seguirías siendo la que, hipotéticamente, fuiste antes de despertar, ¿verdad?
Creo que si no fuera así, la tal despertada no tendría gracia para nada. Al menos, no encontraría gracioso despertar y volver a ser la niña asustada que era a los diez años, quisiera creer que conservaría la poca valentía que he conseguido hasta ahora. Y esa idea me llevó a plantearme una idea.
Despertaría y seguiría siendo yo metida en mi viejo (y gordito) cuerpo de 10 años. Esperaría a que nos mudáramos de ciudad, a cumplir 15 años (que fue el mismo año que nos mudamos...yupi) y me iría a plantar a la puerta del colegio de mi esposito. He aquí la escena como me salió de mi retorcida imaginación.

Meli, con su horrible uniforme de colegio, está parada a la puerta del colegio de su esposito, famoso por ser sólo de hombres. Espera a que salgan los muchachos, y busca al chico alto, de cabello rizado y pies grandes que sabe que estará en su futuro.
Mente de Meli: Ok, he ahí tu víctima...hora de actuar.
Meli: ¡Oye, tú! Sí, tú, el alto, churco y patón...
Mente de Meli: Tan sutil la niña...
Esposito de Meli: (trata de pasar desapercibido y huir de la loca gritona)
Meli: ¡Oye! Escúchame bien: en 12 años estarás casado conmigo...no pierdas el tiempo y empieza a cortejarme ahora
Esposito de Meli: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! ¡¡LOCA VIOLADORA!!
Mente de Meli: Muy bien, arruinaste su reputación para siempre...o lo hiciste más interesante.
Meli: Bah...¡Ahora te morirás virgen! (sale de la escena).

domingo, 9 de junio de 2013

Domingos productivos

Hoy fue un día un poco raro, al menos para ser un domingo que, según mi filosofía, es para hacer nada, y más considerando que amanecí con un increíble dolor de media cabeza, de esos que siempre me dan. Se supone que tenía ensayo de coro, al que iba a llegar convenientemente tarde por mi jaqueca, pero que al final resultó suspendido sin explicación alguna. 
El plan alternativo cuasi obligatorio era la fiesta de cumpleaños del sobrino de mi esposito. No soy precisamente devota de las reuniones familiares, pero hay algunas de las que no se puede escapar sin un excelente pretexto, de preferencia que  esos que implican una enfermedad contagiosa y mortal. Y ahí fue que las cosas se pusieron algo extrañas.
Estábamos alistándonos para asistir a la fiestita, cuando mi siempre oportuna hermanita me manda un mensaje diciendo que hay campaña de vacunación para perros y gatos...y que ella no movería un dedo para llevar a mis bebés. Lógicamente, después del cumpleaños, y sin almorzar, nos fuimos a buscar a mis hijitos para llevarlos a recibir su pinchazo anual...y eso fue una aventura por derecho propio.
Al parecer, mis hijos decidieron intercambiar de personalidad. El viejo, que siempre se revuelva y retuerce y forcejea y huye cuando ve una aguja apuntándole, se dejó vacunar con suprema indiferencia (como que ni se movió cuando le clavaron la aguja), mientras que el otro, el joven, que suele quedarse quietecito en cualquier circunstancia en la que se le dice que se quede quieto, se revolvió y retorció y forcejeó y si no huyó fue porque lo teníamos con correa. En pocas, no se dejó vacunar...aunque le dieron varios pinchazos en el proceso. Hasta la gata se dejó pinchar con menos escándalo que mi hijito.
Ayer jugamos quidditch después de mucho tiempo. A los que me habían dicho que por mi falta de ejercicio no aguantaría ni un tiempo, me encantó mostrarles que pude jugar todo un partido sin morirme (mucho). La parte complicada fue que descubrí que los Converse, aunque sean morados y muy monos, no son buenos para correr en pasto (ni en nada, por cierto). Así que por eso hoy nos fuimos con mi esposito a buscar unos tenis que sirvieran para hacer deporte, al menos para correr sin resbalar. 
Dado que soy algo quisquillosa con los Nike (esclavizan a niños en Asia para hacerlos), estuvimos horas buscando unos que no fueran Nike y se vieran monos, además que teníamos que llegar a tiempo la cine. 
Saltemos la parte de mi búsqueda de algo no Nike y vayámonos directo al cine, que es la parte importante del día (porque caminar de aquí para allá viendo zapatos no es una historia precisamente entretenida). 
Hace un tiempo vi un trailer de una peli de animación llamada "El Reino Escondido" ("Epic" en inglés...sigo sin entender de dónde sacan sus traducciones) por la que sentí curiosidad por dos motivos. Uno: la historia y la animación se veían muy buenos. Dos: la historia se parecía mucho (al parecer) a una historia que yo estaba escribiendo hace unos meses (y que dejé colgada por falta de inspiración). 

Es una historia muy buena (la de la peli, no la mía), simpática, mágica, y acorde al humor actual (salvemos la naturaleza y eso), aunque un tantito predecible. Aún así, es genial. Los hombres-hoja son muy lindos, además de que son arqueros y guerreros y muy machos, además que el padre de la chica es un caso aparte, excesivamente despistado, pero muy divertido, y eso por no mencionar al perro o a las babosas.
Pero más allá de lo buenos o graciosos que sean los personajes, eso que dije del humor actual es lo mejor de la historia, como que hasta me dieron ganas de ir a caminar a un bosque (creo que no tengo ninguno a mano, pero es la idea) y si encuentro a los hombres-hoja (o a mis kymnis), mejor todavía.
Y por cierto, quiero que alguien me haga chiquita y me dé un pajarito de montura. He dicho.

jueves, 6 de junio de 2013

Está completo

Si había algo que odiaba del colegio (además de lo obvio) era la parte de "Los estudiantes están obligados a forrar sus libros y cuadernos con papel madera y plástico". Forrar cuadernos y libros debe ser una de las peores torturas de inicio de año para cualquier estudiante...o padre de estudiante que acaba forrando los cuadernos y libros de porra porque su hijo es un inútil con las manos.
Mi mamá se negó a seguir forrando mis cuadernos cuando entré a 1° Intermedio (hoy, 6° de Primaria o algo por el estilo), que fue cuando coincidentemente, mi cuarta hermana (que entonces era la última), entró al kinder y se dio cuanta (mi madre, no mi hermana) que no podía con tanto plástico y papel madera. No soy del todo una inútil con las manos y aprendí a forrar mis cuadernos decentemente, que no quiere decir que disfrutara la actividad, y menos con la perspectiva de pasar otros seis años más forrando y forrando.
Lógicamente, hay excepciones a mi regla de Odio al forro. De hecho, es sólo una: forrar libros (no los de texto de colegio, valga la aclaración). Y como generalmente me compro libros que amo (o amaré), no me hago problema de pelearme con el plástico y con la cinta adhesiva. Generalmente, no tengo plástico a mano para forrar cuando me compro libros, y como nunca tengo ganas de salir a comprar, los libros se me acumulan.
Eso sí, cuando encuentro plástico me pongo a forrar como loca. Hace dos días, mi esposito compró plástico para hacer un tablero para jugar rol, y como sobró un montón, pues me puse a forrar. 
De todas formas, se necesita más que un buen pedazo de plástico para que decida ponerme en acción, y el incentivo me llegó en la agradable forma de algo que necesitaba para completar una colección. 
Ante ustedes, las primeras ediciones de "Animales fantásticos y dónde encontrarlos" y "Quidditch a través de los tiempos". Ya los había leído (varias veces) a los dos, pero tenerlos al fin para mí solita (porque mi esposito tiene sus propias copias), es más que genial.
Así que, como una fanática alegre y complacido, puedo afirmar al fin que mi colección de libros oficiales de Harry Potter está, al fin, completa.
Debo resaltar el hecho que todos son primeras ediciones...excepto El Cáliz de fuego.

lunes, 3 de junio de 2013

Ya que el muerto no declara...

El final que conozco de esa frase dice "...lo declaramos muerto". Generalmente, esa frase me da algo de risa por lo obvio (siempre me pregunto cómo rayos la gente espera que un muerto declare), pero ayer que me puse a pensar en esa frase, no me causó gracia para nada.
Sucede que el Club, nuestro amado Club, está en crisis de asistencia. No es que no haya pasado antes, pero lo que nos preocupa es que nunca habíamos llegado al extremo de ser sólo 5 personas por varias reuniones. Ayer tuvimos una reunión de emergencia para ver qué pasaba. La explicación más lógica y más triste es que muchos de nosotros hemos crecido.
¿Qué implica eso? Sencillamente que las responsabilidades de muchos han aumentado, y han tenido que elegir entre ir al Club y cumplir con lo que tengan que hacer. Por supuesto, hay otras razones pero ninguna de ellas es tan importante como esta. 
Debatimos mucho, y aunque  incluso se habló de darle al Club una muerte digna en vez de una larga agonía, decidimos darle un tiempo más y ver qué sucede. Eso implica, por supuesto, ponernos en campaña seriamente para salir de la situación.
De todas formas, fue una de las reuniones más tristes del Club. Gracias a Dios que justo estaba con gafas de sol o todos hubieran visto mis ojos de borrego degollado, aunque las caras de los demás no estaban muy lejos de eso tampoco. Admitamos que todo tiene un ciclo de vida, todo debe terminarse en algún momento, pero es muy difícil desprenderse de algo que en que se ha estado por tanto tiempo.
Espero que podamos salir de ésta, aunque la esperanza no me da para mucho, la verdad.