miércoles, 28 de diciembre de 2011

Entre fiestas

Se acabó la Navidad, se viene el Año Nuevo y en medio de esa semana me cae una boda. Y se supone que hay otra el 2 de enero, aunque no sé si podré ir porque es el cumpleaños de mi hermanita. Hace cinco días que soy "libre", tengo una tesis que revisar y tiempo para escuchar música que hace rato no escuchaba, para practicar en el piano, para reunirme con los amigos a jugar y pasarme en el internet todo el santo día si así me place. Mis papás están en modo extra indulgente conmigo, así que mientras cumpla con mis pequeñas obligaciones en casa, no tendrán motivo para sentirse molestos conmigo.

Y aún así, me siento extrañamente vacía. No extraño el trabajo, no, tendría que estar loca para hacerlo. Es más, aún trato de librarme de los sueños extraños en que estoy atrapada detrás de mi escritorio y con mi ex-jefa retándome por algo. Así que simplemente, podría deducir que este estado de "depresión" es la reminiscencia de los últimos cinco meses.

El caso es que no tengo ganas de hacer nada, y si le sumamos que, últimamente, cualquier anuncio de boda que no sea de alguien a quién quiera mucho, me hace entrar en crisis de pánico (por no decir de mal humor), resulta que si podría meterme bajo mis colchas, revisar esa tesis en paz y no tener que ir a ninguna fiesta nupcial, lo haría alegremente...o todo lo alegremente que se puede estando de mal humor. ¿Captan la contradicción?

domingo, 25 de diciembre de 2011

Feliz Navidad a todos

Ayer (o, más bien, anteayer) terminé con el trabajo. No puedo decir que fuera un día agradable, o que terminara bien para todos porque no fue así. Fue largo, agotador, y tuvo un final por demás desagradable para mi compañera de condena. Por mi parte, debo admitir que, a pesar de todo, salí bastante bien librada...aunque rendida en muchos sentidos.

Quiero creer que aprendí mucho, pero tengo la espantosa impresión de que en estos cinco meses se me ha muerto algo por dentro, algo que me hacía ser "yo" esencialmente. Esa impresión se hizo más evidente que nunca hoy (o ayer) que salimos a hacer nuestra tradicional maratónica de compras de Navidad con mi sufrido novio. No había pasado ni tres horas cuando ya estaba cansada de caminar, de mirar y sin ninguna idea para el regalo de nadie.

Vísperas de Navidad y yo con un humor de perro. Yupi.

Debo admitir que las cosas mejoraron, muy a pesar de mi bajoneo, aunque también hay que reconocer que resultó una Navidad por demás extraña. Faltan mi hermana mayor, mi cuñado y mi sobrinito, mi hermana Tef tiene turno en el SAR, asi que tuvimos una Nochebuena extrañamente vacía.

Con todo, lo más probable es que el almuerzo de Navidad resulte un alboroto de gente porque aparte de los correspondientes novios y hermanas, tendrán que venir mis abuelitos y al menos dos tíos. Hora de sacar todas las sillas y "estrechar vínculos", como dice mi mamá.

Feliz Navidad a todos.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Ingenuidad

Estúpidamente, se me ocurrió pensar que renunciar sería lo más difícil, en especial sabiendo como de impredecibles pueden ser las reacciones de mi jefa (de verdad, nunca sé a qué atenerme con ella). Decir "me voy, gracias" fue lo fácil, lo realmente difícil, como me estoy dando cuenta, es llegar a la fecha en que todo termina con los restos de mi cordura intactos.

Díganme paranoica, pero tengo la leve idea de que mi jefa esá tratando de desquitarse por mi partida, ríñéndome todo lo posible. Hoy, por ejemplo, fue un día de perros: renegó de todo lo posible (y también de lo imposible), gritó, riñó, sermoneó, puteó (literal) hasta el punto en que mi compañera de condena se metió al baño y salió con los ojos rojos. En mi planeta, eso significa llanto.

En verdad, siento que no hay manera de complacerla. No importa lo que haga o deje de hacer, de todas formas estará mal. Si hago las cosas rápido, está mal porque seguro que no revisé y está todo lleno de errores. Si las hago con calma, estoy perdiendo el tiempo (¿acaso no sé cuanto vale su tiempo?) con huevadas en lugar de hacer cosas realmente útiles...como entregarle su tarjeta de navidad a la abogada de al lado. Se queja de que parece que estoy trabajando con toda la desgana del mundo, y puede que tenga razón, digo: ¿Cómo se puede trabajar de buena voluntad si estás a unos días de irte de un lugar que ya casi no toleras? ¿Cómo se puede hacer algo de buena gana si sabes que de todas formas no estará bien?

jueves, 15 de diciembre de 2011

Hecho está

El martes hablé con mi jefa y renuncié. Trabajaré hasta el 25 (o 24 para ser más precisos, 23 si tengo mucha suerte), y después de eso se acabó. La paciencia no me da para mucho (estoy con las reservas exactas para estos días que quedan), el ánimo no me da para más, por no decir las fuerzas.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Se me escapa la vida

¿Alguien más se dio cuenta de que ya es diciembre? ¿Y de que ya son casi dos semanas que no escribo nada? Y nuevamente, no ha sido por falta de acontecimientos, si no que el cansancio aún me gana. Recuerdo la época en que era libre de trasnocharme alegremente, de navegar por ahí en busca de noticias de Harry Potter, o en busca de libros y discos extraños, charlando de incoherencias con los amigos trasnochadores y viendo como, uno a uno, caían rendidos al sueño, y ver que ahora mi vida se reduce a cansancio y trabajo aburrido, se me hace algo deprimente.

Los primeros días de este mes, iba a contar como ya teníamos armado el árbol de Navidad y la decoración de la casa. Como siempre, la sala se lleva la mejor parte, y el resto de la casa se reduce a coronas y adornos en las puertas, luces en la ventana alta de la casa y grandes tiras de espumillón con pompitas en las escaleras. Mi árbol se ve genial, para variar, aunque tuvimos que cambiarlo de posición este año (cosa de mi hermana Tef, que insiste en innovar). La única ventaja de mover el lugar el árbol, es que quedó espacio para mi piano.
Lo que me lleva a que la parte mala de tener el piano en la sala, es que ahora mi papá tratará de hacer que toque delante de la familia...y no tengo la menor intención de que me exhiban contra mi voluntad. Gracias. La parte buena es que ahora es más fácil ensayar con el coro (o parte de él) en mi casa. Y además, es genial exhibir mi árbol.


Los ensayos con el coro han estado oscilando de "esperanzadores" a "desesperantes". Reconozco que he tenido parte de culpa en ello, no siempre tengo tiempo para estudiar, no sé solfear, y me desafino con facilidad si alguien canta mal a mi lado. El concierto es el viernes, y para variar, se no vino encima sin estar realmente listo. Nuestro directorcito se fue a Japón (en serio) y estamos navegando en el mar de la incertidumbre. Supongo que, una vez más, diremos como los Chudley Cannons antes de entrar a un partido: "Crucemos los dedos y esperemos lo mejor".
Y hablando de quidditch, tengo el placentero de deber de informar que mi equipo, The Billywigs, sorpresivamente (ni nosotros lo esperábamos, la verdad) ganó el Segundo Torneo de Quidditch. Tenemos unas lindas escobitas, cortesía de Cris (cuando se quiere esforzar, lo hace), como trofeo anticipado...pero de veras que espero ponerle las manos encima a esa Copa.
Aparte de los adornos, el "deporte", el coro y el descubrimiento de mi nueva capacidad como Reina casi indiscutida del Nuevo vicio del Wii, mi vida está llegando a ser francamente desesperante. El mes terminó con mi paga de siempre, a pesar de que, una vez más, había cubierto el trabajo de dos casi sin ayuda, y aunque hay una nueva ayudante, casi todo recae en mi. Ni siquiera los adornos de Navidad que mi Jefa puso en la oficina me han hecho sentirme un poco más esperanzada. Sin ir más lejos, la ante anterior semana, estuvo de un humor pésimo: gritaba a la más mínima provocación, y eso no contribuía para nada a que nadie hiciera las cosas bien en la oficina. Imaginen como sería la cosa que, a los tres días de llegar, la chica nueva no quería volver.
Lo gracioso del asunto fue que la vez que pasó algo que a mí me parecíó realmente grave, y me estaba preparando mentalmente para una explosión de ira y para mandarla elegamentemente por un tubo, con la graciosa bendición de mis padres, sucede que...no pasa nada. Sospecho que era porque se olió que tratábamos de largarnos y como ella tenía planeada una "desaparición" de una semana, pues supongo que no le convenía.
Como la vez anterior, la parte buena de su "desaparición misteriosa" (porque de veras que ahora ni siquiera sé donde se fue o qué...aunque tengo mis sospechas) fue que tuvimos una semana de relativa paz: la gente no venía a molestarnos (mucho), hubo una tarde en que no pasó ni una mosca y traté de delegar lo más posible encima de su hijo. Y ni aún así me salvé de tener mi mal rato semanal por una confusiós estúpida que no fue para nada mi culpa. Me gusta pensar que suelo aceptar mis errores con algo de elegancia, pero juro que esta vez no me encajarán las equivocaciones de nadie.
No tengo la más mínima gana de ir mañana al trabajo (para variar), los fines de semana se me hacen cada vez más cortos (y un día y medio de descanso semanal no es nunca bastante). Y hablando de tiempo...
Justo cuando lo que necesito es tiempo. No paro de darle vueltitas.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Estoy realmente ciega

Dado que cada vez los ojos me arden más, y veo menos a larga distancia, mi mamá decidió hacerme una cita con el oculista. Creo que lo mejor de eso fue que salí una hora antes del trabajo el viernes y como el sábdo tenía la boda de Gaby, pues resulta que podía decir "Al fin es viernes!". En serio, creo que la perspectiva de salir antes de la oficina y tener el sábado entero para mí, fue lo único que me mantuvo cuerda esta semana.

La parte mala fue que, realmente, no era mi imaginación que cada vez veía menos. Mi medida subió a 4.00 en el ojo izquierdo y 3.75 en el derecho, mi astigmatismo se mantiene. Creo queno exagero y no falto a la verdad si afirmo que, si bien mis problemas de visión son genéticos (mi familia paterna está bien ciega), la cosa se puso peor desde que me pasó 8 horas diarias (como mínimo) clavada frente a una computadora.

Supongo que tener los contactos puestos más 12 horas, que es el límite permitido, tampoco ayuda, pero ¡hey! seré la Fea del Baile, pero todavía tengo mi retacito de vanidad.

De todas formas, es un asunto casi decidido que trataré de usar más las gafas que los contactos desde ahora (o desde mañana, que recogeré ambos de la óptica...miércoles que son caros). Digo, si voy ser ciega que sea culpa de la genética y no mía.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Tardes de notaría

Si algún día escribo una autobiografía, y en ella me refiero a estos meses en lo que ya no puedo llamar de otra forma que no sea "El Infierno", supongo que titularé así a ese capítulo. Hoy tuve una de esas tardes en que no tuve ni un momento de respiro, en las que batallab entre mis ganas de lanzarme por la ventana, lanzar a la gente por la ventana o lanzar a mi jefa por la ventana, todas igual de tentadoras.

Cuando el último psicópata que perturbaba nuestra paz salió de la oficina, mi jefa y yo nos miramos sin ni siquiera ánimo de recriminarnos los errores de la tarde. Haber sobrevivido sin ponerme a llorar, creo, ya fue todo un logro.

Lo terrible de todo esto es que, llegando a casa, ni siquiera puedo echarme a descansar en mi cama, con un buen libro y una caja de chocolates (encontré una manera de bajar de peso de forma casi instantánea, así que ya ni me preocupo por engordar). Se supone que ahora mismo debería estar "componiendo" un pieza para un documental que mi sufrid novio está haciendo. La macana es que, entre mi tarde infernal y que mis musas han dejado sus ocupaciones desde agosto, no tengo ni una gota de inspiración para nada.

Hace unos días, llegando super agotada de una noche jugando en el Wii con los amigos, me encontré con que mi mamá estaba viendo "Mujercitas". Hay allí una frase que dice Laurie a Amy, pero que no aparece nunca en el libro: "Mis composiciones son como tus pinturas, copias mediocres del genio de otros". Asumamos que el ajetreo me dejó algo más que cansada, y que el siguiente pensamiento el producto de eso: Mis composiciones no llegan ni siquiera a copias mediocres del genio de nadie.

Estúpidas musas.

martes, 22 de noviembre de 2011

Temblando

Literal, de veras. A eso de las 2:50 de la tarde, poco más o menos, justo cuando estaba ya empezando a entrar en "ritmo de trabajo", sentí un temblor. Por alguna extraña razón, siempre que ha habido un temblor en mi vida, yo estaba dormida, ergo, no lo sentí (gracias a Dios que duermo como una piedra).

Teniendo en cuenta la cantidad de historias aterradoras sobre temblores, sismos y terremotos que he escuchadoen mi vida, resulta que les tengo mucho, pero mucho respeto. En parte en broma y en parte en serio, fue que armé mi colección de latas de modo que se cayeran al primer sacudón y la bauticé como mi propia "Alarma antisísmica". Y va y resulta que el día en que sucede el sismo, NO ESTOY EN CASA.

Mentiría si dijera que no me asusté, aunque si alguien hubiera visto mi reacción no hubiera creído que tenía miedo. Cuando empezó el temblor, me quedé sentada un rato en mi silla, viendo como las estanterías se sacudían. No había acabado de temblar, cuando me paré y me fui directo al dintel de la puerta y esperé a que acabara. Creo que no pasó ni dos minutos, cuando empezó de nuevo. Escuché a los del piso de abajo que bajaban por las escaleras, así que agarré mi cartera, cerré la oficina y salí con toda la calma del mundo.

Lógicamente, por dentro ya estaba armando mi propia novela sobre como el edificio se derrumbaba y me quedaba atrapada en el pinche piso 3 del infierno y demás. Calculo que el temblor no duraría más de tres minutos, pero me alcanzó para inventarme toda mi trágica supervivencia. Hablando de la reina del drama.

Con todo, el temblor fue lo mejor de mi tarde, al menos, rompió un poco la rutina de mi vida.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Aventuras musicales

Ayer, jueves, tuvimos concierto con el coro, el penúltimo presentando el "Gloria" de Vivaldi. No diré que haya sido el más complicado de organizar, dado que todos los conciertos de este año han tenido un millón de problemas, pero si hubiera un título a "Concierto con más enredos e imprevistos", éste se lo llevaría.
Para empezar, conseguimos el salón del Colegio de Abogados (y sólo por eso, han ascendido un poco en mi estima...no mucho) una semana antes del Concierto, o sea, el anterior jueves. A la carrera, nos pusimos a ensayar el sábado (sin director, porque él estaba en La Paz, sin orquesta y sin la solista invitada). El domingo, que teníamos que reunirnos con algunos para planear un Plan B en el hipotético caso de que la solista no pudiera cantar porque su papá estaba my delicado, nos enteramos que el papá de la solista en cuestión acababa de fallecer. Eso, lógicamente, descartaba la presencia de la solista (digo, no podíamos hacerla cantar en esas circunstancias, ¿verdad?). Así que quedamos en preparar un cuarteto con dos Ave María, Moi una aria y Mónica dos.
El martes, afortunadamente nos confirmaron que la solista podría cantar, pero el "Plan B" se mantenía. TErminamos quitando el Ave María de Gounod porque, definitivamente, yo estaba chillando y era horrible.
Miércoles ensayo con orquesta hasta un poco tarde, lo que me dejó muerta cansancio y casi arruina nuestros planes de aniversario con mi sufrido novio (festejamos nuestros 6 años juntos cabeceando sobre la comida).
Jueves, día del glorioso concierto. La gente (no mucha) esperando en la entrada, terminamos nuestra repasada del cuarteto y cinco minutos antes de la hora programada ¡SE CORTA LA ELECTRICIDAD!
Sin exagerar, casi me muero. Llamamos a la compañía de electricidad y nos dice que era un corte programado, que es por el racionamiento, y que devolverían la energía en una hora. Para ahorcarse con spaguetti.
Generosamente, el público se esperó la hora sin luz con santa paciencia. Al final dimos el concierto, con poca gente, para variar, pero estuvo bonito y la resonancia del lugar ayudaba mucho. Parecía que estuviéramos cantando en una iglesia.
Nos queda un concierto más en Quillacollo el domingo. Sólo espero que todo vaya bien.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Nuevamente, de incógnito

Sí, otra vez estoy sola SOLA en el trabajo, y dado que, muy probablemente, este sea el mes con menos entradas desde que abrí el blog, trato de ponerme (y ponerlos, chismosos) al día sobre los últimos acontecimientos en mi emocionante y aventurera vida. Veamos.
Después de dejar a un orco como alfiletero, y a otro como un unicornio para impedir que se llevaran al gnomo fastidioso en una bolsita en medio de la batalla que libraban con los hombres-lagarto del pantano, a cuyo chamán andábamos buscando por encargo de una ninfa...mmm...ok, no era eso lo que tenía que contar. Vida equivocada, lo siento. Empecemos de nuevo.
La vida real es aburrida (supongo que si, realmente, andara por ahí combatiendo a las fuerzas del mal a flechazos, rogaría por un poco de aburrimiento, pero uno siempre quiere lo que no tiene). Lo más "emocionante" de estos ultimos días fue que, al fin, le dije a mi jefa que no seguiré trabajando más allá de Diciembre. Al final quedamos para mediados de Enero a lo sumo, tras una larga diatriba sobre como las asistentes tardan más en aprender que en irse (y muchos pensamientos sarcásticos de mi yo loco), pero al fin tengo una "Fecha de Liberación". Lo único que pido es no volver a trabajar nunca con un abogado y menos atada a un escritorio en un trabajo que no requiera una pizca de imaginación. Sería genial trabajar en algo con música, hasta podría ser medianamente feliz dando clases de piano, pero en vista y considerando que mi formación musical es poco menos que Pobre tirando a Insatisfactorio (clasificación de TIMO's en Hogwarts: P=Pobre; I= Insatisfactorio; T=Troll), la idea se queda simplemente en un sueño algo vacío.
Lo único que sé a ciencia cierta es que no quiero tener nada que ver con un abogado en muchos, muchos años.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Noviembre

Cada vez me vuelvo menos original, las ideas se me agotan o, mejor dicho, las ideas siguen en mi cerebro, dando vueltas como un montón de moscas fastidiosas rondando a lo que queda de yo real. ¿Deprimida yo? Ja! No sé de dónde sacan esas ideas.

Mi cumpleaños vino y se fue, sin pena ni gloria y con, realmente, poco entusiasmo de mi parte. Me dí un atracón de mondongo y más libros en la Feria (que ya terminó, por cierto) y aún así, al final del día, sólo quería meterme a mi cama y llorar. Un sentimiento muy recurrente en los últimos días, debo admitir.

Como se habrán dado cuenta, llevo como un millón de días sin escribir, el tiempo más largo sin hacer una entrada desde que empecé este blog/sarta de tonterías. Quería comentar sobre mi poco animado ánimo cumpleañero, sobre "Sensatez y Sentimientos", "Matilda" y toda la plata que gasté en la Feria del Libro, sobre como mis amigos se dividen entre los que creen que soy la persona más alegre del universo y los que ven un poquito más allá de la fachada de sonrisas y se dan cuenta de deprimida que ando, sobre como volver a leer "Mujercitas" me trae conflictuada y dividida entre el deseo de aprender a estar agradecida por las pequeñas cosas buenas de la vida o la decepción que siento de mí misma al recordar como era cuando leí el libro por primera vez y cómo me veía en el futuro.

Ya sé, demasiados pensamientos incoherentes (y más frases mal construidas...supongamos que se me está pegando la poca lógica en redacción de los abogados), pero son los únicos que tengo últimamente. Pensé que algo de mi situación mejoraría con la llegada de la nueva ayudante a la oficina, al menos me quitaría la culpa de huir sin dejar a nadie para ayudar, pero resulta que la nueva ayudante (que, por cierto, es un sol de gente) planea huir incluso antes que yo). Dicen que ganarse la confianza de tu jefe es todo un logro, pero realmente desearía no haberlo hecho.

domingo, 30 de octubre de 2011

Comprando

Debo admitir que, por muy duro que me parezca ganármelo en mi actual trabajo y a pesar que en cierta forma me sigue pareciendo algo malhabido, eso de tener fondos propios para gastar en lo que a una se le antoje, tiene grandes ventajas. Fuimos a la Feria del Libro (hasta donde sé, aún le queda cosa de una semana más) y, después de casi dos años, pude darme el gusto de ir con mi propio dinero en el bolsillo y con toda la intención de despilfarrar como loca.


Lo malo fue que, como estos dos últimos años, resulta que no había gran cosa que en verdad me interesara comprar. Hay dos o tres libros que me están sonriendo para que les dé un hogar, pero no siento esa deseperación que antes sentía ante las novedades. Me compré dos libros, cierto, pero uno es Jane Austen (uno que ya leí en digital) y otro es de Agatha Christie (que no leí, pero no lo compré porque deseara leerlo específicamente). Además, le regalé uno a mi sufrido novio (que más le vale que me preste, porque me morí de risa al leer su sinopsis). Más allá de eso, los libros que me interesan son todos de autores que podríamos llamar clásicos: Mark Twain, Roald Dahl y Michael Ende. Si acabo de decidirme a gastar más allá de lo cuerdo, podría resultar que me compro uno más de Jane Austen, o "Mujercitas" (dado que la copia de mi casa está hecha talco) o Julio Verne, por la simple nostalgia de mi infancia.


Lo cierto es que no encuentro nada entre los escritores contemporáneos que realmente me tiente y me haga desear llevarlo y tenerlo por siempre. Esperaba encontrarme con "Juego de Tronos", pero parece que a nadie se le ocurrió traerlo, lo cual me parece una lástima. Con unas pocas excepciones que tal vez podrían llegar a interesarme, lo cierto es que la literatura moderna se ha puesto algo pesada: todo es vampiros, cosas "sobrenaturales" e historias de amor medio trilladas. Eso por no decir nada de la prosa (de veras, dudo que en la vida real, alguien hable como los personaje sde ciertas novelas recientes). Díganme vanidosa, pero sospecho que yo escribiría un libro mejor que todos esos.


Otra cosa mala de la reciente Feria del Libro, y de la situación actual de los libros en Bolivia: Los importados, que implican autores clásicos y modernos, o teoría de cualquier área, son increíblemente caros. Sí, los libros son una gran inversión y personalmente no me arrepiento de gastarme más de 100 lucas en un libro relativamente corto y que podría descargar de internet, pero hay que reconocer que uno de los factores por los que la gente no lee en mi país es el precio de los libros buenos. Supongo que por eso no me quejo mucho de la piratería: Si no fuera por eso, las pocas personas que leen serían menos de la mitad de lo que es actualmente.


De la producción nacional, no me quejo, muy a pesar de que algunos autores no sean de mi interés. Las editoriales bolivianas hacen lo posible para re publicar a nuestros escritores y logran sacar ejemplares de buena calidad, en todo sentido. Supongo que si me interesara un poquito más la poesía, ya me hubiera comprado las obras completas de Yolanda Bedregal (en 4 tomos y con una edición bellísima).


viernes, 28 de octubre de 2011

Encuentros de ascensor

Escena producida en el Ascensor del edificio en que Meli sufre...eh...trabaja:

Meli entra al ascensor que, en lugar de subir al piso 3, desciende al sótano
Mente de Meli (que, últimamente, grita más fuerte que nunca): Rayos!! Matemos al primero que pase por esa puerta!!
Meli: Mataré el primero que pase por esa puerta...
Entra Rodri, el novio de Gaby, gran amiga de Meli.
Rodri: Meli!
Mente de Meli: Bueh...supongo que tendremos que dejarlo vivir.
Meli: Rodri! ¿Como es? (Pulsa el botón del piso 3).
Rodri: Aquí no más (pulsa el botón del piso 2). ¿Dónde vas?
Mente de Meli: Mmm...Creo que esto amerita la respuesta honesta...
Meli: Al infierno...
Rodri: ¿Al tercer nivel? Bien, yo me quedo en el segundo nivel del infierno.
Mente de Meli: Alguien que no es mi mamá entendió el chiste! Waw!
Meli: Debe ser mejor que el tercero.
Rodri: Mmm...más o menos...
Mente de Meli: Es porque no conoce el tercer nivel...
Meli: ¿Tú te sientes atrapado en tu trabajo?
Rodri: No, pero se me ocurren cosas más divertidas que podría estar haciendo.
Mente de Meli: Al fin!! Alguien más en este edificio NO quiere estar aquí!
Meli: Jejeje...sí...

domingo, 23 de octubre de 2011

Otra larga semana

Empieza a cansarme esto de no lograr escribir durante la semana, o hacerlo con un mínimo de regularidad como antes. La vida adulta (o lo que sea que esto se llame) definitivamente, apesta. No sé por qué me desesperaba tanto por crecer cuando era niña, debí haber rezado de rodillas para quedarme como estaba.
Tengo tanto que contar. A pesar de lo mucho que me aburra en el trabajo, o de lo frustrante que resulte repetir una y otra vez lo mismo y lo mismo para alguien que, como yo, tiene una imaginación disparada, mis noches a veces no son tan desesperadamente aburridas como el resto de mi día. Digan lo que digan las personas cursis y ridículamente optimistas de que el mejor momento del día es cuando amanece, el mejor momento de mi día es cuando se acaba el horario laboral, poque significa que tengo unas cuantas horas de libertad para ser yo misma y no mi versión de oficina (una mala copia de mi, por cierto).
El caso es que, entre un chiste y otro, todas mis noches están ocupadas con algo: Partida de rol, ensayo de coro, partido de Wally (sí, queridos lectores, me uní a regañadientes al grupo que disfruta golpeándose las manos con una pelota), el Profeta...algo. Por supuesto, soy un asco para el deporte y me paso la mitad de los partidos esquivando la pelota (y la otra mitad quejándome porque me duelen las muñecas).
Tampoco soy un genio para el rol, de hecho, suelo ser de las que cae primero en caso de ataque y no sirvo mucho para una defensa (aunque la última vez le pegué tres flechazos a un orco), a no ser, claro, que me ponga a cantar. De todas formas, es divertido ver la cantidad de burradas que pueden hacer cuatro chicas tratando de cruzar un pantano sin hundirse. Digo, puede que por distribución de modificadores no sea la más lista, pero definitivamente las ideas para sobrevivir son todas mías.
Pero de todas mis "actividades extra curriculares", la que me entusiasma verdaderamente es mi calse de piano. Está bien, sólo pasé una clase de momento, y realmente es volver a retomar todo casi desde el principio, lo que significa que el Sr. "Hanon" y el Sr. Czerny-Germer han regresado a mi vida en toda su pesadillesca gloria. No me quejo, son cosas necesarias, y aunque hacer ejercicios de piano sea tremendamente agotador, es algo que disfruto. Además, debo admitir que me salen realmente baratas: digo, ¿qué profesor cobra el costo de su pasaje en micro por clase? Ni mi tío, por cierto.
Es algo esperanzador sentir que mis dedos, tanto tiempo rígidos, están volviendo a ser poco a poco más flexibles. Mi muñeca con tendinitis se queja cuando voy a velocidad, y eso que aún no llego a la velocidad requerida (108 M.M.,me quedé en 94 con mucho trabajo), pero creo que estoy haciendo un trabajo bastante decente, si se tiene en cuenta que ensayo veinte minutos al día y eso con suerte, en mi horario de almuerzo.
De todas formas, como siempre que empiezo con algo, mi imaginación ya se disparó y pretende que haga cosas que aún no puedo, por ejemplo, tocar piezas ultra difíciles. El día que logre tocar esto bien, podrá morirme tranquila.







domingo, 16 de octubre de 2011

De mí para mí

Me he pasado los tres últimos días escuchando casi sin parar el último disco de "La Oreja de VanGogh" que, por si no lo saben, es mi grupo favorito de música moderna (para clásicos, y otrs géneros, tengo a patadas). Si hay algo que me encanta de las canciones de la Oreja es que pueden parecer muy sencillas o incluso simplonas, pero no lo son. De ahí a que cada quien la interprete de acuerdo a su estado de ánimo, o lo que vive, hay un paso muy muy chiquito.


El último disco, "Cometas en el cielo", es simplemente hermoso. No es mi intención hacer un "análisis evolutivo" ni nada que se le parezca, pero definitivamente, como grupo, La Oreja ha cambiado mucho desde su primer álbum (que también era adorable y encantador a su manera). Siguen siendo adorables, pero creo que se han vuelto algo más serios.


Pero si sigo dando vueltas, no llego nunca a lo que quería decir. Tras tres días de estar escuchando "Cometas por el cielo" como una loca (creo ya traumé a mi jefa, porque no dejo de tararear alguna de las canciones del disco), me sé casi todos los temas de memoria, y debo admitir que, con pocas excepciones, todos me encantan. Entre mis favoritas está "Esta vez no digas nada".


Leí por ahí que habla sobre la homosexualidad y demás, pero a mí me suena a que es para todos los que, por una razón u otra, no pueden ser ellos mismos (sí, sé que muchos homosexuales están ahí también). Lo que más me mata es que, por alguna extraña razón, me suena a que la letra sería lo que me diría mi yo-loca si le diera el chance. ¿No me creen? Vean.




viernes, 14 de octubre de 2011

Un poco de música y deudas

Ok, me rindo. Es la cuarta vez que trato d e escribir esta entrada y siempre falla algo: la conexión, mi sueño, la locura de la página, o algo. Así que vamos a hacerlo breve.

Concierto, lunes 10 de octubre, pasó y estuvo bastante bonito, muy a pesar de los errorcillos de la miniorquesta. La solista sopranos estuvo inspirada y no deslizó (tanto) las notas, aún trabajo en eso de tratarla con algo de ecuanimidad libre de mala onda.

La parte mala: no fue mucha gente, ergo, no recaudamos muchos fondos, ergo, no alcanza para pagar a la orquestita, ergo, necesitamos otro concierto para cubrir esa deuda, ergo, el proceso comienza de nuevo.

Como eso está programado para (aproximadamente) finales de este mes, y ensayar lo mismo y lo mismo suele generar un cierto odio hacia la obra y el compositor, comenzaremos con el repertorio de Navidad.

Listo. Mejor pongo publicar antes de que, no sé, mi computadora se reinicie sola.

domingo, 9 de octubre de 2011

Síndrome de domingo por la noche

Así llamaremos de hoy en más a la recurrente depresión que me sobreviene los domingos por la noche ante la realidad de que, en unas horas más, deberé volver a la re-maldita oficina.

jueves, 6 de octubre de 2011

Semana...semana...

TRato de escribir más seguido, lo prometo. Cada noche me siento con la intención de contar algo, pero pocas veces es algo agradable (excepto después de rolear) y, como es habitual últimamente, me gana el cansancio.
Las crónicas de la Partida de las Chicas en Oerth cada vez se pone más loca, aunque he de admitir que perdemos mucho el tiempo discutiendo qué hacer con los animales heridos, pero si no nos preocupáramos por ellos no habría quién nos salvara del ataque de los muertos vivientes. Moraleja de la última sesión: Confía en que un caballo podrá reventar a coces y mordiscos al zombie que quede en pie después de derribar a las chicas.

Lo cierto es que, si bien pasan cosas interesantes que me gustaría contar, todo se pierde en la niebla de "Me siento miserable/mi vida apesta/quiero mandar todo por un tubo". Eso significa que se me olvidan y sigo viviendo de mal humor y deprimida.

Tal vez todo sería más sencillo si me resginara a que, en verdad, la vida se desperdicia trabajando porque hay que trabajar para vivir, lastimosamente, no me hago a la idea de que la vida sea sólo eso. Si fuera sólo un poquito más mediocre, seguramente sería feliz con simplemente tener un sueldo miserable que ni siquiera puedo disfrutar porque gastar me remuerde la conciencia.

Como no lo soy, sólo tengo la sensación de estar sumamente atrapada, fingiendo ser ese alguien mediecre, y con la clara impresión de estarme vendiendo por simple dinero que no aprecio del todo.



sábado, 1 de octubre de 2011

Otro mes

Bueh...noticias: DEspidieron a mi compañera. Eso significa que, desde el miércoles, estoy técnicamente sola en la oficina, lo que significa el doble de trabajo para mí por la misma paga miserable (1000 lucas son mejor que 800, pero aún así me saben a nada). Lógicamente, eso implica, además de mucho tiempo sola en la ofi (que a veces, uso para navegar en mi fb durante períodos menores a tres minutos), mucho más trabajo para mí que siento que no puedo terminar nunca. ¿Lo más raro de todo esto? Lo que me dijo mi jefa el otro día y que me provocó unas ganas increíbles de lanzarme a llorar: "¿Te sientes muy presionada? La verdad, es que quiero que te sientas así todo el tiempo, después te acostumbrarás". Mátenme.
Vivo esperando que encuentre a alguien más para presionar, porque no tengo ganas de vivir histérica por cosas que, francamente, no me interesan en lo más mínimo. ¿Aún más extraño? Mi jefa tiene el oscuro don de enrredarme en mis palabras, hacermse snetir culpable y, finalmente, hacer que me quede trabajando para ella. Teóricamente, me quedo hasta finales de noviembre. De todas formas, no creo poder aguantar mucho más.
Siendo así la cosa ¿Qué tengo para animar mi vida? El Club, para empezar, aunque mi Casa haya perdido asquerosamente ayer. DEspués está la partida de "Calabozos y dragones" que hemos comenzado. Si eso no es divertido, no sé qué podría serlo. De momento, apredimos varias lecciones sabias: Si acampas, deja una fogata en el centro; si los kobolds te emboscan estúpidamente en medio de la oscuridad, no trates de matarlos a flechazos, corre y rómpeles su madre a palazos y punto. Lo demás, son huevadas. Siguiente sesión de "La fiesta de las chicas y el gnomo colado", el martes.
Lo ligeramente insatisfactorio de mi fin de semana: Postulé, con toda la vergüenza del mundo, para solista del "Gloria" de Vivaldi que presentamos en...mmm...una semana. No es por vanidosa, pero estuve muchísimo más afinada que la otra chica que se presentó, aunque debo admitir que nos respiro para nada bien. REsultado: cantaré el solo de Soprano II en la tercerra pieza de la obra, que en realidad no es tan solo. La otro malo es que...no lo sé, y tengo serios problemas cantando en terceras.



miércoles, 28 de septiembre de 2011

De incógnito

Se supone que no debo usar el internet de la oficina sin permiso, se supone que, si entro, es sólo un cachito y para consultar algo urgente (como mis horarios de ensayo), o enviar un mensaje. Hay varias cosas más que se suponen relacionadas con el uso del internet, pero, heme aquí, escribiendo en mi blog (lo que me toma más tiempo que mandar un sms o un vistazo ninja al facebook).
Claro, no es que le haya hechado un imperio a mi jefa, o que haya usado el famosísimo truco del Jedi con ella ("Me dejarás usar internet..."), o haya cantado usando mi habilidad especial de Fascinar, lo cuál es una lástima porque le daría algo más de poesía y heroísmo (o al menos, emoción) a este asunto. Simplemente, mi jefa no está, y cuando el gato no está...
La lástima de todo esto es que puede volver en cualquier momento. Paro o no paro, transporte a medio paralizar y huevas, no puede tardarse más de una hora en volver...y ya va media hora desde que salió. Hay varias cosas que quiero contar, pero por razones de tiempo, deberán esperar a una mejor oportunidad (y una situación en que no tenga sueño de noche, como últimamente me sucede).

sábado, 24 de septiembre de 2011

Larga semana

Pensé escribir esto el miércoles, después del ensayo de coro. Me dormí. El siguiente plan era escribirlo el jueves, después de la sesión de rol...pero dormí muy tarde por otros motivos y no quedó tiempo. Ayer, viernes, aún tenía fresca la sesión de rol y estaba con todas las ganas de escribir, pero entre una salida y varios sarcasmos salidos de mi boquita contra los "artistas urbanos" en general y el "aburrimiento" en particular, regresamos a casa con mi sufrido novio para...caer dormidos en el sofá (algo incómodos, por cierto). Despertamos dos horas después (y sospecho que mi papá bajó y trató de despertarnos, pero puede que fuera parte de uno de mis bizarros sueños), y para lo único que tuve fuerzas a las 2:00 de la mañana, fue para irme derechito a mi camita y tener un sueño ultra raro con un viaje a través de una zona invernal, varias pistas de patinaje sobre hielo y una de mis compañeras de coro. Sospecho que la parte del invierno fue provocada por el simpático frío que ha decidido caernos encima nada más empezar la primavera, pero tampoco tengo pruebas.
Vamos por pedazos. Lógicamente, mi "ánimo" ha subido un poco ante mi "inminente" renuncia. Lo que aún no tengo claro es como lo haré, con qué palabras y bajo qué argumentos. Lo otro que aún no tengo claro es si realmente me alcanzará el valor para hacerlo, digo, de una forma extrañamente retorcida, pensar en la idea de dejar a mi Jefa con mi compañera, solas en una oficina y sabiendo de los defectos laborales de ambas, suena a una perspectiva no muy alentadora para nadie (excepto para mí, que no estaría metida en el lío). Realmente, creo que padezco en cierto grado de Síndrome de persona malatratada: No importa qué tan mal me hayan tratado, en cierta forma les tengo algo de lealtad y huevas.
Siendo así la cosa, pasé la semana dividida entre mi ánimo loco de contar días, horas, minutos y segundos restantes antes de llegar a mi "planeado" final, todo eso sazonado por varios pedazos de culpa y pensamientos del tipo "tal vez deba quedarme un mes más", "Digo, dos semanas no me matarán", "¿Te imaginas si la dejas sola? Esta oficina se va al cuerno" y demás ideas dictadas por mi maldita conciencia que estaría mucho mejor amordazada y encerrada en uno de esos baúles de siete llaves con mazmorra incluida.
Así pues, el miércoles, después de un largo y agotador día de discusión metal bajo fachada imperturbable, llegué al ensayo de coro (tarde, nos agarró la trancadera) con todo el ánimo de pasarla bien un rato, no hay nada como la música para subir los ánimos. Lastimosamente, una de las contraltos hizo un comentario que no hubiera sido hiriente si no fuera por el tono en el que lo dijo, y que molestó mucho a Moi, a la que iba dirigido y que estuvo el resto del ensayo a punto de lanzar chispas e improperios. Ahora bien, si algo bueno tiene sobrevivir a mi jefa, es que la mitad de los comentarios ahora me resbalan (digo, no son gritos), así que cuando terminamos el ensayo y la misma contralto me dijo algo en el mismo tonito chinchoso, que podría haber tomado con algo más de paciencia si no fuera por eso, simplemente me valió. Claro, Moi fue y le dijo a Adán que ese tipo de comentarios le parecían fuera de lugar (es más, considerando que el inicio de todo sue una sugerencia completamente útil y válida de Moi, estaba más que fuera de lugar). Obvio que apoyé la queja de Moi, pero no por lo que me tocaba a mí.
Jueves: otro largo día de aburrimiento en la oficina, pero al que sobreviví a pesar de todo porque veía una lucecita al final del túnel más conocida como "Sesión de Rol - de regreso a Oerth". Hay tanto que contar sobre eso, pero como si me extiendo mucho esta entrada quedará larga como años de tormento, mejor resumamos. De momento, somos 4 chicas en la partida, aunque por razones de fuerza mayor (conocidas como Mamá y Clases), mi hemanita Ara sólo alcanzó a hacer su personaje y retirarse de la escena antes que comenzara la aventura. Así que, tenemos mi hermanita semi-elfo, Gaby humana maga, Malu druida semielfo (creo), y su servidora, que vuelva a ser una elfa bardo. Al parecer, han pasado como 350 años desde que Melian Aredhel (mi anterior yo) iba por el mundo con su banda de raros haciendo de las suyas, y en ese tiempo parece que el Imperio se fue al cuerno por culpa de la reina traidora y ahora el mundo se cae pedazos o algo así. En pocas, vivimos tiempo peligrosos y somos tres (hasta que se nos una mi hermanita) chicas que sólo saben defenderse si el enemigo está a mil metros, que no pueden cargar muchas cosas, pero que pueden conseguir una habitación en una posada en un pueblo desconocido montando un concierto improvisado y después de eso, meterse a hacerlas de mensajeras para un Elfo viejo y ciego que, sospechamos, tiene un pasado de lo más interesante y no quiere contar nada. Eso sí, mi nuevo yo, que por cierto, se llama Aredhel Naya, aprendió que siempre es útil cargar una barra de jabón en el equipaje, en caso de que una termine tocando un cuadro pintado en piel humana y con marco de huesos. ASCO.
El viernes hubiera sido un día más, si no fuera porque tuvo un final algo extraño. Después de otro largo día de aburrimiento ajetreado en la oficina, me fui a casa sabiendo que volvería a salir en un rato para acompañar a mi sufrido novio en su recorrido fotográfico por no sé qué cosa de Bienal de Arte Urbano y cosas. Caminamos por ahí, en la noche, con frío y algo de hambre, y con el cansancio acumulado de una noche de no dormir bien y el día de locos, así que me encontraba en ese ánimo sarcástico y brutalmente honesto en que critico todo lo que me parece mal sin un ápice de caridad. Y claro, como la tal Bienal estaba...¿como decirlo?...Mal, pues digamos que me pasé la noche criticando.
Eso de por sí, no es extraño (soy muy criticona, hasta en mis momento más benevolentes). Al llegar a casa, nos tomamos un tecito caliente con mi sufrido novio para hacer pasar el frío, y nos sentamos en el sofá en todo el plan de llamar un taxi...y lo siguiente que supe fue que eran las dos de la mañana y estábamos los dos, todavía en el sillón, pero muy dormidos. Dice mi sufrido novio que mi papá bajó y nos vio ahí botadotes durmiendo, y yo recuerdo algo, pero puede que también me soñara esa parte. Lo raro no es que nos durmiéramos (por Eru, estábamos agotados), ni que, después de que mi sufrido novio se fuera, yo me arrastrara en modo zombie a mi cama y ni pensar en encender la laptop, lo raro es que mi papá me viera durmiendo con mi chico en SU sillón...y no me dijera nada al respecto.
Con lo que llegamos al sábado: un mañana más de oficina (juro que jamás 3 horas pasaron tan lentamente), una tarde de copiosa (excesivamente copiosa lluvia) y el temido examen de coro. Al menos no desafiné, excepto por una nota aguda que me falló completamente y algunas entradas que me perdí. Pudo ser infinitamente peor, pero hasta me gustó como sonaba, así que no me quejo mucho.
La cosa fue cuando empezaron las audiciones para solistas. Moi se postuló para Contralto y debod decir que le salió mejor que su examen...y después se postuló una chica para solista SOprano. Díganme rayada o envidiosa, pero no me acaba de gustar como canta esta chica. Tiene buena voz y en general suele ser afinada, pero ayer estaba como un cuarto de tono más abajo y tiene una mala manía de deslizar las notas que no me gusta para nada, aunque me digan que eso pasable en una solista. La cosa es que, al parecer, a falta de postulaciones, Nelio le dio el solo...y lo único que podría hacer al respecto es postularme yo también, aunque sólo fuera para amargarle un cacho la victoria. ¿Cuando me volví tan rata?

lunes, 19 de septiembre de 2011

Que comience la cuenta regresiva

Teóricamente, esta es mi última semana en la oficina. No sé aún como o cuando le diré a mi jefa que no volveré, no sé si ella tomó en serio lo que le dije al principio del mes, aunque que esté buscando a alguien más es una buena señal...o al menoes alivia un poco mi conciencia de la terrible carga de saber que la dejaré con mi campoñera de trabajo que no es precisamente de las más iluminadas.
Por cierto, y hablando de buscar a alguien nuevo, esta mañana se presentaron tres candidatos, dos chicos y una chica. En parte me remordió la conciencia por otro motivo distinto: yo alegremente dejo un trabajo por el que varios se interesan y quisieran tener. Claro, visto desde el otro lado, esos jóvenes no saben de las malas reacciones de mi Jefa o de la poca iluminación de mi compañera. Me he sentido todo el día como una cría malcriada por eso (puede, claro, que la verdad es que sea una cría malcriada, pero jamás me oirán admitirlo).
¿Qué pasará el siguiente lunes? Se aceptan apuestas.

Otra vez enferma

Como si mi vida no fuera ya bastante miserable, ahora resulta que mi "querídisima" compañera de trabajo me pasó su virus utagénicos y etoy resfriada. Me arde la gargante, toso, estornudo, me chorrea la nariza, me duele la cabeza y en general, voy hecha un desastre.
Si fuera un poquito más desvergonzada, usaría esto como protexto para no ir a trabajar, pero lastimosamente tengo muy arraigado el sentido del deber y aunque me esté muriendo iría igual, aunque fuera sólo para restregarle en la cara mi compañera de que algunas no somos tan flojas como ella. Por supuesto, eso también tiene un lado negativo: mi jefa probablemente me quiera más de lo que ya me quiere, y se apoye aún más en mi. Considerando mis planes de escape (que, por cierto, mi mamá quiere sabotear), eso se podría considerar como algo negativo.
Pero, lo que realmente me preocupa no es el trabajo, es el coro. El miércoles son las pruebas para solistas, y el sábado hay examen. No voy a volver a cantar estando medio ronca para volver a quedarme muda dos semanas, no estoy tan loca, gracias, pero si eso podría salvarme del examen, arruina por completo cualquier esperanza loca que tuviera de postularme a solista soprano. Una de las nuevas lo hará, pero aunque tiene un buen registro, no me gusta como canta. No me creo la gran diva, pero creo estar en posición de saber cuando alguien desliza las notas como si fuera una montaña rusa.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Defensas

Parece que tendremos otro mes con pocas entradas y casi todas sobre el mismo tema aburrido: Mi vida es un asco, bu bu, mi trabajo apesta, bu bu, me aburro como ostra, bla. Variemos un poco, ¿les parece? ¿Qué tal una noticia buena para variar?
Ayer, mi amiga Payito defendió su tesis. Tema: HarryLatino (aproximadamente), una de las mayores comunidades virtuales de Harry Potter. Nota: 95, o sea, Distinguido con honores (aunque no sé como estarán ahora esas categorías, porque parece que las cambiaron y a la mala).
La idea es que nos invitó a cenar para festejar, y terminamos comiendo comida china (yummi!) en "Zhou" y riendo como locos de historias viejas de la U, anécdotas laborales que implicaban chanchos, un pozo para bañarse a tutumazos (pobre Baby...jajaja), y poses sexys estilo "Pasión de Gavilanes". Reí tanto que me dolían las mejillas y las ingentes cantidades de jugo de piza y menta (rico!) que tomé no ayudaban para nada.
Todo iba bien hasta que se pusieron a hablar de bodas, o invitaciones no existentes a bodas, y caí en cuenta de que todo el mundo se casa o se compromete...menos yo. Sí, mi vida es un asco, bu bu.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un buen putazo

El sábado, o más bien el domingo, después del concurso de bandas me encontré con un mensaje de uno de los chicos del coro, lo más parecido que tenemos a una conciencia colectiva, en el grupo de Faebook. Lo que escribió es muy largo para copiarlo, pero básicamente expresaba su preocupación porque, en los últimos ensayos, la gente faltaba a montones o iba sin haber estudiado. Se supone que nuestro siguiente concierto es el 10 de octubre, pero tal como estaban las cosas, no sería muy prudente presetarnos y dar un mal concierto.
Debo admitir que, entre una cosa y otra (trabajo, Poniente, Club, dormir y quejarme), no que me quedaba mucho tiempo para sentarme a estudiar a conciencia como hice con el Requiem de Mozart, que de tanto escucharlo y repasarlo y darle vueltas en el piano, me lo sabía (y me lo sé) de memoria y sin fallarle ni una nota. Cuando vi el mensaje, me remordió tanto la conciencia que hoy, antes de ir al ensayo (de día feriado!!) traté de repasar la pieza que me faltaba con las pistas de midi (que, por cierto, es algo que jamás hago porque me desespera).
Cierto, no avancé gran cosa, pero al menos me hice una idea aproximada de la pieza que me sirvió en el ensayo...para no parecer tan perdida, al menos. Lo genial de todo fue que, el mensaje a la conciencia le cayó a todos como una patada y todos, aboslutamente todos, fueron con las piezas estudiadas. Fue uno de los mejores ensayos que hemos tenido en mucho tiempo.
Hasta ensayos con una parte de la mini orquesta que está preparando la parte instrumental. Sï, había un violín que estaba muy mal (tengo que averiguar quién era para darle un tiro), pero en general el coro sonaba bastante bien. Aún hay mucho trabajo por hacer, pero ¿a qué es emocionante cantar con orquesta?

lunes, 12 de septiembre de 2011

Las Bandas otra vez

Hace un año, poco más o menos, juré y perjuré que este año nada, y repito NADA, me impediría perderme dos días en el Concurso de Bandas. Por supuesto, en mis cálculos no entraba ser la esclava de una oficina que funciona sábados incluidos, así que tuve que romper mi voto con todo el dolor de mi corazón.
Definitivamente, mi vida parece que se arregla en el momento mismo en el que salgo de la oficina y este sábado fue el mejor de todos porque me pude salir antes con el pretexto de que tenía que llevar a mi perrito al Veterinario. De ahí en adelante, la vida fue buena y bonita una vez más. Jugar quidditch, sentarse con "las porristas" y chismear y reírnos por un momento de nuestras vidas miserables, y de ahí, ir al Concurso de bandas en tropa, fue lo mejor que podía sucederme.
Llegamos un momento antes de la final, el Stadium (o al menos, el sector de preferencia, estaba lleno a rebalsar, pero como es la mejor zona para escuchar a las bandas, valía la pena sentarse aunque fuera en las gradas. Con notables excepciones, las bandas que llegan a los duelos suelen ser las mejores de los dos días, así que se puede confiar en que el espectáculo valdrá la pena.
Y lo hizo, al menos en su mayor parte. Eso sí, al final e igual que el año pasado, me sentí profundamente estafada cuando el La Salle volvió a ganar sin mérito. Sospecho que se compran el premio, es la única explicación que le hallo para que ganen tocando mediocremente en un duelo de dos rondas y repitiendo exactamente lo mismo dos veces.
.-.-.-.-.-
Mientras buscaba el enlace de mi entrada de hace un año en el archivo de mi blog, caí en cuenta sobre cuanta gracia he perdido en un año. Hace doce meses, lo que escribía tenía mucha más gracia que lo que he publicado en las últimas 7 semanas. Puede que me quejara de mi falta de liquidez y de trabajo, pero era infinitamente más feliz y tenía una tendencia más saludable a ser feliz y ver las cosas un poco más positivamente.
Sí, ahora tengo un trabajo y un sueldo que raya lo miserable, considerando el costo de vida actual y esas cosas. Mi único gasto "real" es en pasajes de micro para ir al trabajo, y sólo en eso se me va casi un cuarto de mi salario. Ni hablar de darse gustos, necesito ahorrar desesperadamente si quiero 1000$ para Agosto del siguiente año.
Todo mundo me dijo que cuando viera mi primer sueldo, me reconciliaría con mi trabajo, pero lo único que sentí fue mucha más amargura (algo que, curiosamente, mi hermana mayor me había pronosticado. No suelo darle la razón así que...shhhhh). Idealmente, sólo tengo que soportar dos semanas dos semanas más.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Secuoya y pluma de fénix. 26 3/4 cm. Inflexible.

Moría de ganas de contar esto desde el domingo, pero entre una cosa y otra (leáse cansancio) no pude hacerlo. Juro que no fue por falta de ganas, porque llevaba esperando esto desde el 31 de julio, para ser exactos. No recuerdo si conté (y la verdad es que da lo mismo), pero Rowling, la ingeniosa mujer a la que debo toda la saga de Harry Potter, decidió abrir una página en la mostrará toda la información extra sobre la historia que ha guardado por años y que no se publicó en los libros.
"Pottermore" se hizo esperar mucho, y muchos (la mayoría, la verdad) aún está esperando la oportunidad de que se abra (en octubre), pero algunos (un millón en todo el mundo, para ser exactos) lograron conseguir una cuenta para la apertura de prueba. Mi sufrido novio (dado que yo ya no gozo del lujo de trasnocharme alegremente), logró superar el reto de la Pluma Mágica y nos abrió cuentas. Las lechuzas que confirmaban el acceso al Beta de Pottermore tardaron toda la vida en llegar y la espera coincidió en gran parte con un gran bajón en mi desempeño laboral (que, por cierto, no me interesa en lo más mínimo). Digo, si una se pasa la mitad del tiempo pensando en que tiene que entrar a su correo por millonésima vez en el día, y la otra mitad pensando en qué cosas nuevas podrán aparecer, lo normal es que no le quede tiempo para concentrarse en trivialidades de oficina.
El caso es que, el domingo, después de mucho tiempo de espera, llegó la bendita lechuza. La de mi sufrido novio llegó como dos días antes que la mía y me pasé esos dos días tratando de resistir la tentación de pedirle que me cuente las novedades o, mejor, que me muestre las novedades. Llegó realmente en el momento preciso, porque el domingo me desperté con más desánimo que de costumbre (comentario aparte, sigo en la fase en que no tengo la más mínima gana de salir de mi cama por las mañanas, sea el día que sea), que degeneró en mal humor pésimamente disimulado delante de los amigos. Volví a mi casa con todo el deseo de arrancarle la cabeza a dentelladas al que me provocara y me encontré con mi lechuza en el correo (realmente, tienen un gran sentido de la oportunidad).

Inmediatamente, empecé a explorar las novedades. Por lógica, lo que más quería era llegar a la parte de comprar la varita en Ollivanders y después irme derechito a Hogwarts para la Selección. Las preguntas para ambos pueden parecer confusas, a ratos "obvias", pero definitivamente si uno responde con sinceridad, hay una gran praobabilidad de que le salga algo aterradoramente acertado, tanto en su varita como en su Casa.
No es una gran novedad decir que quedé en Ravenclaw (soy yo, por Dios), y me encantó leer algunas de las características de los miembros de mi Casa que explican muchas cosas de mi propio caracter y del de mis compañeros. Realmente, somos demasiado geniales. Lo de mi varita merece un comentario extenso y aparte...pero lo meteremos aquí.
El título de la entrada es, por obviedad, la descripción de mi varita. Sería un palito más, por muy mágico que sea, si no fuera por la explicación de sus características que se pueden encontrar entre las notas publicadas por el Sr. Oliivander. No creo que sea legal publicar exactamente esas notas, pero no creo que un pequeño resumen dañe a nadie, verdad?
La madera de mi varita, la secuoya no es muy común, así que las varitas de ese material no son muchas, aunque la demanda es muy elevada. Al parecer, las varitas de secuoya buscan a las personas con la habilidad de salir bien parados de cualquier situación, elegir buenas opciones y que le encuentran el lado bueno hasta a las catástrofes (por esa última parte, me sorprendió que una secuoya acabe conmigo). La tradición, en cambio, toma las cosas por el otro lado: la gente cree que la varita de secuoya atrae a la suerte.
La pluma de fénix, por su parte, es uno de los núcleos mágicos más difíciles de controlar, por no decir que es de los materiales más raros, aunque puede producir una gran variedad de efectos mágicos...siempre que se cuente con el tiempo para que lo demuestre. Además tiene una extraña tendencia a actuar por su cuenta (vean no más lo que hizo la de Harry, esa parte de escupir fuego dorado), cosa que algunos magos consideran muy molestosa, pero me inclino a creer que, en caso de necesidad, siempre es útil que a la varita se le ocurra actuar por su cuenta (otra vez, fíjense lo que hizo la varita de Harry).
Lo del tamaño es una cosa más...mmm...compleja. Con 26 cm, y poco más, mi varita está dentro de lo que se puede considerar el tamaño promedio. Debajo de los 20 cm. ya se consideran muy cortas, y encima de los 38 cm, se consideran muy largas. Entre mis contactos de Pottermore, de momento soy la que tiene la varita más corta (la de mi sufrido novio es de 34 cm y pico). Segun Ollivander, eso de que el tamaño de la varita es directamente proporcional al del dueño sólo es "verídico" en el caso de las personas extremadamente altas. Si la varita es extremadamente corta, puede que más bien indique una cierta carencia en el caracter del mago o bruja...y viendo como es mi varita, me inclino a pensar que puede ser una lógica bastante acertada.
Y, por último, la parte de la flexibilidad se relaciona con el grado de adaptabilidad de la varita y su dueño ante los cambios, o su deseo de cambio. Siendo honesta, debo decir que con eso de "inflexible" le acertó de lleno.
Sumando las características de la varita (con la salvedad de la parte de la suerte, tal vez...) pueden tener una descripción muy muy cercana de mí misma. Saque cada quién su conclusión y, los que me conocen, digan si le acertó o no.
.-.-.-.-
Llevo casi cinco días escribiendo esta entrada. Es realmente deprimente el poco tiempo que el cansancio me deja para mí misma y lo que en verdad me importa. Para rematarla, mi compañera de trabajo está enferma y no regresa hasta el lunes (y eso, con suerte). Un fin de semana más de limpiar la oficina yo sola. Estoy comenzando a creer que yo también estoy generando un cierto grado de bipolaridad: en la oficina soy el perfecto modelo de los nervios de acero, imperturbable y hasta con la capacidad de reírme. En cuanto pongo un pie fuera de ahí, mi ánimo, cuidadosamente disfrazado bajo mi fachada de tranquilidad, se va al carajo y me siento a una nada de ponerme a chillar de frustración. ¿Rara yo?.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Valor

Es algo que siempre me ha faltado, igual que esa cosa llamada firmeza o lo que sea que se requiera para enfrentar una situación sin largarme a llorar (de pena o de rabia, es lo mismo). Lo raro fuera que ayer no me faltara, aunque sigo con la extraña impresión de que me marearon la perdiz.
El caso es que después de una mañana asquerosamente mala, llena de gritos y malos ratos, toqué fondo: mi sueldo no justificaba ningún mal rato de ese tipo. Se lo comenté a mi sufrido novio y a mis papás (no al mismo tiempo, claro) y los tres estuvieron de acuerdo: renunciar antes de que terminara de amargarme. Siendo así la cosa, me pasé la tarde tratando de juntar valor para cuando llegara la hora de salida y tuviera que hablar con mi jefa. Irónicamente, pasó toda la tarde de buen humor y tranquila, y en cierta forma eso le quitaba algo de sentido a mi propósito.
De todas formas, cuando llegó el momento le dije varias ( no todas) de las cosas que me molestaban de su actitud y de la actitud de mi compañera de trabajo, de como sus retas me despomponían porque las sentía injustas, mal dirigidas y mal formuladas (los gritos no son algo que tolere con ecuanimidad). Mi jefa, muy razonablemente, pidió disculpas y, aquí viene la parte por la que luego me sentí como si me hubieran mareado la perdiz, me dijo que me tenía mucho cariño y que valoraba mucho mi trabajo.
Al final, y según yo (y espero que mi jefa también lo haya entendido así y no creo que se lo dejaré pasar), quedamos en que me quedaría hasta el 25 de este mes. Espero realmente llegar viva a esa fecha y sin manchas de sangre o cosas así sobre mis manos y mi conciencia.
-.-.-.-.
Tardé mucho en escribir esta entrada, no por falta de tiempo, irónicamente. Siempre que me siento a la compu, lo hago con la firme intención de escribir, pero últimamente, cierta serie de libros no para de llamarme y no puedo abandonarla. la publico con la fecha en la que pretendía publicarla, aunque ya hayan pasado dos días de eso, y tres desde lo que cuento. Los días se siguen arrastrando unos tras otros, lentos y veloces a la vez, y mi vida me parece cada vez menos mía.
Mis papás están felices de que tuviera el valor de enfrentar a mi jefa con educación y buenas palabras, tengo su bendición para dejar la oficina siempre y cuando encuentre otro trabajo. Entiendo su preocupación por mí, pero me tomo con menos simpatía sus intentos de animarme. Hoy, domingo, mi papá quiso brindar conmigo por mi primer mes de trabajo. Antes de darme cuenta, ya había saltado a decir "No quiero brindar por eso...no es algo para brindar".
Mi trabajo me molesta y me deprime, estoy llegando al punto en que no tengo ningún ánimo para salir de mi cama por las mañanas, y sólo lo hago y me arrastro al trabajo por una cuestión de inercia y "sentido del deber". Vivo rezando para que algo pase que me impida ir, incluso he vuelto a un pernicioso hábito de la infancia: comer cosas que sé que juntas me harán daño (como embutidos de cerdo y leche con chocolate ala vez). De niña, hacía eso una vez al año para poder tener un día de descanso. Ahora llevo haciendo eso cuatro días seguidos. No sé ustedes, pero mi lado inteligente y conciente me dice que eso es algo autodestructivo.

martes, 30 de agosto de 2011

Suerte

¿Qué relación hay entre mi calzado y mi felicidad? Al parecer, ninguna, verdad? Pues en mi enloquecido mundo, tienen una relación directa. Día que uso tacones, mi jefa grita. Día que uso zapato plano, las cosas salen mal y mi jefa reniega (y a veces grita), día que descaradamente voy con tenis, todo tranquilo en el frente.
Puede que, claro, también se deba a que no vi a mi jefa ni a mi compañera de trabajo la mitad del día porque estaba sacando mi carnet, así que no tenía con quién renegar. A eso, agréguenle que, con tal de no verlas, estaba más que feliz de tener que hacer filas e ir de aca para allá con el trámite (que, debo admitirlo, fue bastante rápido). En cualquier otra circunstancia, odio hacer trámites y papeleos y mucho más ahora que me paso la vida transcribiendo esas cosas. De hecho, estoy llegando al punto en que lo único que me provoca un abogado son ganas de matarlo de forma lenta y dolorosa. Pero ahora, prefiero estar clavada en la fila(y respirando aire puro) que clavada en mi silla de la oficina (y respirando humo de segunda mano de todos los cigarrillos que fuma mi jefa...un punto más en contra de mi trabajo).
El caso es que, al parecer, mis tenis mugrientos pero muy muy cómodos, están imbuidos de toda mi buena vibra y mi ración de suerte. Tal vez debería ponermelos más seguido en la oficina, así no saldría día sí y día no con dolor de cabeza y ganas de matar a alguien.

domingo, 28 de agosto de 2011

Más mal

Ni siquiera puedo ser enteramente feliz los fines de semana, porque básicamente no puedo tener un fin de semana. Sí, tengo el club los sábados en la tarde, pero los sábados en la mañana sigo clavada en la oficina. El anterior fin de semana me tocó limpiar, o sea, limpiar el baño, lavar las tazas, ponerle cera a los muebles y aspirar la alfombra. Mi alegre compañera de trabajo contribuyó sentándose en su escritorio con un montón de papeles. Yupi.
El anterior sábado salí brincando de alegría porque al fin era hora de irme, no crean, y mi sufrido novio estaba afuera esprándome con su mamá y salteñitas. Ayer, sábado, salí arrastrando los pies porque jamás en la vida tres horas me parecieron tan largas y miserables. Cada día me despierto de peor humor y me amargo más a medida que pasa el día. Ni el domingo puedo tener paz porque todo me recuerda que al día siguiente tendré que volver al trabajo. Y, en mi opinión, levantarse cada día rogando por alguna catástrofe o contratiempo de cualquier tipo para no tener que ir a un trabajo por demás frustrante, se puede considerar como indicio de profunda desesperación.
Empiezo a sospechar que estoy volviendo a caer en la manía de deprimirme, pero esta vez es más serio que de costumbre. Sólo recuerdo haber estado deprimida una vez en mi vida, pero en esa ocasión era como 7 años más joven que ahora, más inocente y en esa época tenía algo que me gustaba hacer para salir de esa: estaba estudiando y me dije a mí misma, con toda la severidad que podía reunir, que no iba a ir lloriqueando por ahí cuando tenía cosas más importantes que hacer, como aprobar mis materias con las mejores notas. Sí, andaba triste y como un zombie, y pasé varias noches llorando, pero estudiar era importate para mí, lo hacía todos los días y estaba sobrecargada de trabajo para pasar más tiempo sintiendo autocompasión.
Lastimosamente, ahora no tengo algo así para aferrarme a eso y no dejarme hundir. El trabajo es agotador, monótono y frustrante, vivo nerviosa y pensando en la huida, así que no es lo ideal para "distraerme", más si se considera que soy miserable justo por ese trabajo. Podría decir que tengo el coro o el Club, pero ni canto toda la semana, ni veo a los chicos más que una tarde, y esperar a que lleguen esos días, no hace más que ponerme de peor humor porque me recuerdan qué tan lejos están.
A veces, pienso que debería tratar de ser más fuerte, pero, realmente, no está en mí aguantar muchas huevadas sin reaccionar, y menos si siento que van en contra de lo que soy (o de lo que creo que soy): vestirme de daminta y usar tacones, hacer un trabajo para lo que no se requiere nada de imaginación y no poder corregir la cantidad de cosas mal escritas que me toca transcribir...sólo para empezar, esa no soy yo, ni de lejos.

viernes, 26 de agosto de 2011

Mal

Creo ser una persona razonable, sé reconocer mis errores y, tarde o temprano, me disculpo. Siendo, como soy, mi más severo juez, sé cuando me equivoco y cuando no. Por lo mismo, me molesta que se me achaque completa la culpa de algo en que todos fallaron en su momento.
Si mi jefa es exigente y se vanagloria de que todo lo que se hace en la oficina es revisado por ella en persona, debería haberse fijado en que el tamaño de la hoja del documento estaba mal, ¿verdad? Si mi compañera pusiera un poco de atención a lo que hace, se habría fijado en su hoja era muy chiquita, ¿verdad? Siendo así, no entiendo del todo por qué un documento, que supuestamente ha sido revisado dos veces, sale desconfigurado y es mi culpa.
Momento, ya sé por qué: Porque sigo siendo lo bastante ingenua para pensar que todos hacen su trabajo como yo. ¡Qué tonta!

miércoles, 24 de agosto de 2011

Parentescos locos

Tengo una hermana que no es mi hermana. Solía tener un hermano, pero ya se murió de puro viejito y nuestra madre, mía y de mi hermana, lloró mucho por el pequeño Rinti. Mi hijito, Rulito, se parece mucho a su tío Rinti, pero esa es otra historia. Mi hermana, Marce C., llegó para una corta visita, así que nos reunimos a tomar uno juguito, comer pasteles y quejarnos de la vida en general.
Hablamos de muchas cosas, ninguna que pueda repetir pero todas, como la gran mayoría de nuestras charlas, únicas y memorables. Entendí, una vez más, como es que siendo tan distintas, nos llevamos bien desde el principio y, a pesar de las muchas cosas feas que pasaron a nuestro alrededor, pudimos mantener nuestra amistad y mutuo cariño: hay cosas más importantes que nos unen y las que nos podrían separar nunca pesaron lo suficiente para lograrlo (no, ni siquiera un chico pudo lograrlo).
Debe ser una de las pocas Géminis (sin contar la señora madre de mi sufrido novio) con las que me llevo bien y no tienen rasgos de locura con tendencia bipolar o hipócrita. Extrañaba a mi hermana, y mucho. Verla me alegró un día por demás desesperante.

martes, 23 de agosto de 2011

Fines terapéuticos de los zombies

¿Sufre de estrés laboral? ¿Siente que podría matar a sus compañeros de trabajo o a su jefe con gran alegría? ¿Ha comenzado a considerar seriamente distintos métodos de asesinatos? ¡No mate a nadie (de la vida real)! ¡Tenemos la solución a su problema!
Tome su computadora (de preferencia, una de velocidad decente), agarre su mouse e instale "Left4Dead2". DEsvíe toda su frustración e ira silenciosa acumulada hacia los montones de bytes con forma humana que encarnan a los zombies, elija el arma más acorde a su personalidad y ¡Voilá! Tendrá garantizadas varias horas de sangre y muerte que lo dejarán relajado y contento.
¡Pruebe ahora!

Atención: Meli y Left4Dead2 no se hacen responsables de posibles dolores musculares en brazos, cuello y espalda de los jugadores tras varias horas seguidas de uso del producto. Gracias.

domingo, 21 de agosto de 2011

Realidades y realidades

Como se habrán dado cuenta, actualiza mucho menos desde que entré a trabajar. No es por falta de ganas, se los aseguro, simplemente sucede que la vida se ha vuelta tan monótona (si se pasan por alto los disgustos del trabajo que, por cierto, no es algo que me guste recordar) que no vale la pena ir contándola. Ser "adulto" es agotador, me recuerda a cada momento por qué nunca quise crecer.
Hace un momento, volvimos con mi sufrido novio de una accidentada y muy entretenida visita al parque de diversiones local. Sólo me subí a esa atracción de las tacitas que giran sobre sí mismas, que bastó para dejarme el estómago revuelto y la cabeza dando vueltas. Reí como loca, eso sí. Pero, por alguno de esos misteriosos caminos del pensamiento, dos charlas que tuve en la oficina con dos personas distintas, regresaron a mi mente.
La primera fue con mi compañera de trabajo, la que es estudiante de Derecho pero anda más perdida que yo (que ya es mucho decir, por cierto). Conversábamos cierta mañana sobre las durezas de nuestro trabajo, y, como de pasada, le comenté que lo más duro me parecía que era la total falta de imaginación que se requiere. Fue como haber dicho que las vacas vuelan: mi compañera me miró extrañada y dijo algo como "Es que esto no es para imaginar nada". Con razón es como es y le va como le va.
La siguiente charla fue con mi jefa, después de un día especialmente duro en que ambas, mi jefa y mi compañera, pusieron a prueba mis nervios con sus gritos y sus errores. En algún momento, mi jefa dijo algo como "Salgo de aquí (la oficina) y regreso a la realidad y me olvido de todo". Y yo que creía que la realidad era ese trabajo...
Lo cierto es que, viendo las cosas con algo más de calma, ambas tienen un poco de razón. Cierto, en ese trabajo no hay campo para imaginar nada, ni tiempo, si nos vamos a eso. Al principio, trataba de pensar en las historias que podría haber detrás de cada documento, pero tras mil veces de copiar lo mismo una y otra vez, una pierde el hilo y el interés en los dramas ajenos. No hay campo para imaginar nada, porque la ley es así, fría y seca.
Por otra parte, salgo de ahí y regreso a casa (la mayoría de los días). Enciendo la compu, tomo un té caliente, y me siento a leer el libro de turno, a escuchar la música de todas las películas que cuentan las historias que amo (en cuanto más fumadas, mejor), y por algunas horas corro por los pasillos de Hogwarts con una varita en el bolsillo, viajo en naves intergalácticas con un sable láser en la cintura, recorro la Tierra Media o los Siete Reinos de Poniente con un arco en la espalda, canto en los mejores teatros y un montón de otras cosas. Y sí, por un momento me olvido del trabajo, me olvido del martirio en que se ha convertido levantarme cada día sabiendo lo que me espera y que no tengo manera de huir.
Si aplicamos el razonamiento de mi jefa, ¿cuál es la realidad? Estar en la oficina es como estar atrapada en un mal sueño, incluso en los mejores días cuento cada minuto que paso ahí, rogando porque el tiempo pase un poco má rápido. Salgo de ahí y me olvido de todo porque estoy de vuelta en mi "realidad" que, irónicamente, tiene mas de fantasía que de otra cosa. Y sí, mi "realidad" es lo único que me mantiene cuerda.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Transtornos

Siempre que hablamos con mi amigota Marce de ese extraño "transtorno" que tenemos en común de hablar con las vocecitas en la cabeza que son increíblemente diferentes a lo que somos (y con una increíble tendencia a hacer y decir idioteces si una deja que hablen en voz alta), lo llamamos "tripolaridad", como lógico derivado de "bipolaridad". Las dos sabemos que nuestro pequeño problemilla no se llama así (el nombre más aproximado sería "personalidad disociativa", o algo así), pero suena mucho mejor así.
El caso es que, tras estas semanas de infierno...trabajo, he comenzado a pensar en que mi Jefa sufre de alguna clase no especificada de transtorno bipolar. No encuentro otra manera de explicar que se pase media hora de la mañana gritándonos, y en la tarde me felicite por mi desempeño laboral diciéndome que está muy satisfecha. No es lógico. Al final no sé si soy un desastre y una bruta, o una super eficiente oficinista que pronto ascenderá a super asistente de notario.
No es que sea una genia, pero la mayor parte de las cosas ahí son mecánicas, una vez que le agarras la lógica, no hay mucho donde perderse. Supongo que por eso lo detesto tanto, las cosas que no te exigen un poco de creatividad, no tienen mucha gracia para mí.
De todas formas, la idea esencial es una muy sencilla: ODIO que me griten.

domingo, 14 de agosto de 2011

Feriado

Dudo que haya sido porque sintió compasión por mi resfrío (aunque sospecho que mi capacidad para no parar de estornudar no se debe al resfrío, si no a mi alergia a la oficina, pero eso es otra historia), el caso es que mi jefa nos dio dos días de feriado. Eso significa que tengo hasta el miércoles para quitarme los estornudos, el moqueo y la tos y, de paso, descansar un poco. Ya sé que tres semanas de trabajo en realidad no es tan terrible, pero si trabajas con alguien que parece un poquitín bipolar, pueden resultar anímicamente agotadoras.
Hoy me dormí hasta tarde, bañé a mis perros con toda mi calma, pasé algunas horas comiendo chocolates con mi mamá y tengo planeada una salida al cine. Anoche, después de la reunión del Club, pasamos un buen rato con los chicos comiendo pollo, hablando de bodas (charla llena de indirectas para mi sufrido novio), y jugando al Hombre-Lobo. Parece un buen fin de semana, y aún tengo dos días más de descanso antes de regresar a Azkaban...digo, la oficina.
Creo que lo único realmente malo de los feriados y las vacaciones es que te engañan con un falso sentido de comodidad que termina abruptamente el día en que despiertas y debes regresar al trabajo. Por mí, no volvería nunca.
Todo mundo me dice que cuando reciba mi sueldo me sentiré algo mejor, pero no creo que nada logre compensar el trabajo. Es cierto que la mayor parte de los platos rotos los paga mi compañera (que es un cacho más lenta que yo, así que comete muchos errores bobos), pero me destroza las nervios la incertidumbre de no saber exactamente de qué humor está mi Jefa, o si puedo hacer una pregunta o no. A veces puedo hacerla y obtener una respuesta directa, otra veces no y se arma la gorda en que mi otra personalidad, la loca que se atreve a todo porque no le teme a nada, trata de salir a gritar más fuerte, mientras yo trato de que no se slaga y mi conciencia la jala para atrás recordándole que esas cosas no se hacen. Una lástima, si me preguntan.
Bah...pensaba escribir una entrada de como pienso relajarme un poco y quitarme el dolor de cuello y espalda en los dos días de descanso que me quedan, pero al parece ni la perspectiva de un feriado me quita la sensación de encierro y paranoia que estoy empezando a desarrollar. Como si necesitara volverme más loca.

viernes, 12 de agosto de 2011

Música

¿Alguien (aparte de mí, claro) ha notado que desde que "trabajo" (entre comillas, porque más se parece a una condena en el purgatorio) mi ánimo se ha ido a la m#$%&? No, no es su imaginación; mi ánimo sí que se fue a paseo. Entro a la oficina deseando que las horas pasen volando, que no me dé tiempo para cometer algún error estúpido, que trato de esconderme de las explosiones de enojo y poner cara de "realmente estoy escuchando y prestando atención" mientras por dentro, mi yo-loco grita más fuerte porque necesita salir de ahí antes de cometer una estupidez. Ni siquiera hoy que mi Jefa me dijo que se siente satisfecha con mi desempeño, porque capto todo a la primera y no necesito que me repita las cosas, me sentí tranquila o feliz. Lo único que pensé fue "Por favor, no dejes que me vuelva indispensable porque a la primera oportunidad, yo escapo".
Lo único que me ha mantenido a flote estos días fue la perspectiva del concierto del Requiem de Mozart, otra vez presentado con piano. Podían haberme gritado todo el día, podían haberme presionado para que sienta una "identificación" que no me llega por ningún lado, podían haber pasado mil cosas, pero no importaba ninguna en el momento en que llegaba al salón, me reunía con mis compañeros de coro y comenzaba a meterme en el papel de Cantante.
En general, tengo un pánico escénico bárbaro, no me ponen en un escenario ni delante de una cámara ni a balazos. Sólo para cantar (y tal vez para tocar piano) me subo con gusto a un escenario, sonriendo feliz, y por esa hora que dura el concierto siento que soy yo misma, nadie más que yo, tal como debería ser, sin ninguna máscara ni nada que ocultar ni callar. Incluso me veo distinta en las fotos: segura, confiada, con todas las ganas de estar ahí y en ningún otro lugar, con toda la intención de dar todo porque eso es lo que realmente importa.
Acabo molida, con dolor de espalda, de pies, y si estoy resfriada (como ahora), de garganta e incluso de cabeza, pero todo eso vale la pena por el momento vivido, por sentir que la música me eleva encima de la realidad. Realmente, Dumbledore tenía razón, la música es magia más allá de cualquier cosa que uno pueda imaginar. Mientras canto, soy más bruja que nunca (en el mejor sentido).
Suena extremadamente cursi, y desearía poder decirlo de otra manera menos rebuscada, pero no la encuentro. Tal vez debería cantarlo, y transformarme en la mejor versión de mí misma.

domingo, 7 de agosto de 2011

Fiestas mágicas

Un nuevo aniversario del Club. ¿Qué hicimos? Decidimos repetir receta, en vista de que nos funcionó bien y nos divertimos como monos el año pasado: Tres clases en diferentes horarios, aunque por cuestiones de espacio sólo se podía elegir dos. Escogí DCAO y CCM (algún fan de Harry Potter sabrá qué significan esas letras, yo tengo flojera de explicar), y me quedé sin Adivinación (aunque, considerando que dí esa clase el año pasado, no se podría decir que la necesito, ¿verdad?).
Conseguí un montón de puntos en la primera clase, pero después, el psicópata del auror que daba DCAO me dijo sabelotodo en la siguiente clase. Digo yo ¿Qué culpa tengo de leer todos los libros y tener memorias fotográfica, eh? Ninguna.
De todas formas, la pasé re-bien. Entre la reta que me dio el psicópata y los huevos de dragón, me la pasé muriendome de risa en las clases. Me recordó a mi época de estudiante de Colegio...claro que en esa época tenía la mala manía de tomarme las materias demasiado en serio.
DEspués de eso, la fiesta se pasó en los entretenimientos habituales del Club en modalidad Fiesta: Comida, caramelos, gaseosa, más caramelos, papas fritas, más caramelos, telegramas, más caramelos y baile. Eso último merece una mención especial.
Resultó que nuestro querido Harry, también conocido por los muggles como Mija, no sólo tiene un apellido ruso, también tiene la agilidad para hacer el bailecito ese de los cosacos. El hombre es un cajita de sopresas.


viernes, 5 de agosto de 2011

Estrenitos

Dado que mi celular hizo "mutis" de mi vida, obligado por personas crueles y circunstancias desafortunadas, he pasado una semana incomunicada. La parte buena era que podía perderme con relativa inpunidad, la parte mala era que nadie podía encontrarme en caso de urgencia. En cierta, forma disfruté de mis días de aislamiento comunicacional, pero era evidente que necesitaba otro celular.
Tal vez hubiera tardado mucho más en hacer algo, si no fuera porque me encontré un día con alguien había entrado a mi MSN desde mi celu. No pregunten como lo sé, simlemente, confíen en mi palabra y en mis dotes de observación: para alguien que saba ver, era más que evidente que alguien se había metido a mi cuenta. Medidas de emergencia y demás (tuve que cambiar varias de mis contraseñas), era evidente que, si lo habían hecho una vez, nada les impedía hacerlo de nuevo.
Mi papá consiguió alguien que bloqueara mi pobre jabón Pimpón y...ese es el fin. Mi sufrido novio me prestó, de momento, su celular viejo (él tiene uno nuevo). Así que, técnicamente, estoy estrenando celu.

martes, 2 de agosto de 2011

Del dicho al hecho

¿Recuerdan lo que dije en la anterior entrada? Ok, es superior a mis fuerzas mantenerme cuerda y feliz en el trabajo, o me vuelvo loca y soy feliz, o me mantengo cuerda y consciente de mi mala suerte. No se puede ser las dos cosas a la vez, al menos en cuanto a trabajo se refiere. Sí, sé que apenas he estado ahí 8 días, pero me parece que han sido largos como años de tormento.
Hoy tuvimos una tarde especialmente ajetreada en la Oficina, aunque, definitivamente, la cereza del helado fueron un par de niñas que llegaron con su madre y dos amigas de la madre. Mientras las amigas charlaban alegremente, las mocosas daban vueltas por toda la oficina, levantando todo, urgando todo y ensuciando los escritorios con sus manitas llenas de grasa.
Debo tener más paciencia de la que creo, y ser más fuerte de lo que creo a pesar de mis quejas, porque a pesar de todo, logré sobrevivir a un día francamente malo, sin largarme a llorar y sin darle una buena palmada en las manitas a las niñas metiches. Tal vez, en otra circunstancia hubiera tomado la situación con algo más dle ligereza, pero después de lo que pasó con mi celu...lo siento, nadie se acerca a mi escritorio, gracias.
Y, por cierto, la nota graciosa: Añadí un nombre más a mi lista de "Nombres raros/crueles qe tiene la gente", que espero poder publicar algún día acá. ¿Quién le pone a su hija BENIGNA VACA?

lunes, 1 de agosto de 2011

Nuevo mes

Tal vez uno de los recuerdos más claros de mi infancia (que, por cierto, no son muchos) sea el de un agosto en específico. No recuerdo el año, pero no debía tener más de diez años. Ese agosto fue terrible. Accidentes, hospitalizados, enfermedades, inundaciones, todo lo que podía salir mal, salió mal.
Tan malo fue que sigue siendo "Ese Agosto" en los anales de la familia. Tal vez fuera casualidad que todas las cosas malas pasaran casi al mismo tiempo, en el lapso exacto de ese mes, pero mi mamá tenía otra explicación que aún considero válida: El 1° de Agosto (de Ese Agosto, claro) nos juntamos desayunar como cualquier día hábil (supongamos que era un martes), pero todos estábamos de un humor de perros. Ni siquiera recuerdo los motivos, pero parecía que estábamos todos contra todos y hubo algunos gritos antes de que cada quién se fuera a los suyo.
La teoría de mi mamá es que, si uno empieza mal un mes (de mal humor, o enfermo, o cosas por el estilo), le irá mal todo el mes. Casualidad o atracción de malas vibras, fue un agosto desastroso.
Hace 42 minutos (según mi reloj) empezó un nuevo Agosto. Entre todas las cosas malas que me han estado pasando últimamente, me vino ese recuerdo y me puse a pensar (una gran desgracia, muchas veces). ¿Cómo quiero que sea este mes? ¿Quiero seguirme regodeando en mi miseria o hacer algo para salir de eso? Por muy tentador que suene el regodeo, supongo que tengo que tener algo de fe para salir de la sartén, ¿verdad?
Nada me impide buscar otro trabajo, algo de lo que sí sepa y donde me permitan escribir bien y no hacer un trabajo mecánico que me va matando las neuronas una a una. Puede que se vea muy mal dejar un empleo al poco tiempo de empezar, pero mi salud mental (o lo que queda de ella) lo vale. Mientras tanto, trataré de convencerme de que mi trabajo no es tan terrible, en el hipotético (y más que probable) caso de que tenga que resignarme y quedarme ahí. Las cosas graciosas están a la orden del día, la cosa es saberlas ver y disfrutar con esos pequeños regalos en el mar del aburrimiento.
Así que, y rompiendo mi filosofía de que los "propósitos" de año o mes son un desperdicio de tiempo de los bobos, me propongo tener otro Agosto que pueda recordar, que sea "Ese Agosto" en el que pasaron todas las cosas buenas.


p.d. Debe ser el sueño el que me puso cursi...

viernes, 29 de julio de 2011

Mi vida apesta

Sospecho que he caído en la versión más aproximada a mi infierno personal que podría haber en la Tierra: un día igual que el otro, trabajo monótono y aburrido, sólo sazonado con pequeñas ridiculeces que no alcanzan a compensar todo la miseria que siento, y la incapacidad de ejercer mi especialidad, es decir, corregir cosas mal redactadas, poner tildes, comas y puntos donde deben estar. Yo, maniática de la lengua española, debo transcribir documentos que pueden tener 11 líneas seguidas y ni un punto para separar las oraciones.
Sí, hay cosas buenas como que mi jefa me tiene mucha paciencia (aunque sospecho que eso me acarreará problemas con mis compañeras a la larga), o me encuentro con nombres tan divertidos que me hacen desear reír a carcajadas (que no puedo). Pero ni aún así me puedo considerar mínimamente cómoda en el trabajo: no encajo ahí de ninguna forma.
No me caracterizo por mi exceso de paciencia, y esa frase que me soltó el otro día mi mamá (con la mejor de las intenciones, supongo) de "Tal vez es el momento de aceptar la voluntad de Dios...", me acabó de poner de los nervios. ¿De veras cree que ESTO es lo que Dios quiere para mí? ¿Que pase mis días unos tras otros sin hacer nada que no sea un trabajo aburrido? Me niego de plano a creer semejante idea, y que me lo diga mi madre que hace unas semanas no se cansaba de decirme que explote mis capacidades, que si quería estudiar música estaba a tiempo aún, y que yo era tan inteligente y tan apta para hacer lo que quisiera y me gustara, y etc, me parece casi una falta de respeto.
Como si no fuera bastante malo, ayer descubrí las desventajas de trabajar en una oficina que atiende al púlblico en general: mi celular desapareció misteriosamente de mis escritorio en un momento en que había un montón de gente ahí metida. Tengo a mi sospechosa y ninguna manera de recuperar mi teléfono.
Trataré de ser un poco más paciente, tengo que aguantar hasta que encuentre algo que sí tenga que ver con lo que estudié (¿o para qué rayos me quemé las pestañas cinco años?).

martes, 26 de julio de 2011

Aburrimiento mortal

Sabía que había una buena razón para no querer trabajar nunca de los nuncas en una oficina, lo sentía en los huesos y me conozco a mí misma más de lo que la mayoría cree. La razón es absurdamente sencilla: no puedo estar en un lugar en que el trabajo no exige nada, NADA de imaginació, nada de música, nada de libros (hay lectura, pero es tan extraña...) y nada de colores.
Además, estos dos días en la oficina me han hecho recordar una de las razones por las que no quise estudiar Derecho: Es aburrido, tedioso a más no poder, y se me debe estar pegando porque no encontré más que dos sinónimos para decir algo.
Tengo la mano izquierda medio acalambrada de tanto llenar el tal libro de protocolos de poderes o lo que sean, y probablemente tenga pesadillas con el tal Anko Arthur Stilma, gerente de SICIREC BOLIVIA, porque va el menso y saca como 1o poderes seguidos para lo mismo. Hay gente burra...
No espero que mañana me den algo más interesante que hacer, porque ¿qué podría hacer en una notaría una comunicadora? Si hasta la otra chica que es estudiante de Derecho está perdida como sordo en balacera, yo más. Quiero hacer otra cosa, quiero otro trabajo.

domingo, 24 de julio de 2011

Nieve en llamalandia

¿Sabían que en el Departamento de COchabamba está la mayor reserva de llamas de Bolivia? Ahora lo saben. No sé exactamente en donde está dicha reserva, pero estoy segura de que estuvimos muy cerca de ahí. Digo, vi más llamas que en toda mi vida, todas tan altivas y bonitas.
Había pensado hacerme un tatuaje en el hombro (una Clave de Sol, que además de bonita, serviría para recodarme siempre qué es lo que de verdad quiero) para despedir mi juventud y esas cosas, pero en vez de eso, nos fuimos de paseo a algún cerro (sigo sin saber cuál) con mi sufrido novio y unos amigos para ver la nieve. Bueno, el plan inicial era ver hasta donde nos llegaba el combustible (calculando ida y vuelta) para planear una futura excursión.
Sorprendentemente, el combustible aguantó bien y llegamos hasta la nieve, o lo que quedaba de la última nevada. No era mucho, pero igual era hermoso. La nieve es tan suavita, pero moja los guantes, quema las manos y si te golpean con una bola bien compactada, duele como un pedrazo. Jugamos como chiquillos, comimos pan con mortadela a montones, tomamos café calientito, e hicimos un muñeco de nieve chiquito. Rodeada como estaba de tres Gryffindor, lógicamente el pobre muñeco acabó vestido de amarillo y rojo (pinches leones), pero por un ratito me permitieron ponerle los colores de mi Casa. He aquí el resultado:



¿Lo único malo? No tenía la más pálida idea de que una se quema por el reflejo del solecito en la nievecita. Mi cara está hecha un trapo.

viernes, 22 de julio de 2011

Compradora compulsiva

Eso es algo que nunca he sido, al menos no cuando se trata de ropa, zapatos, maquillaje o cualquier cosa de las que entusiasma al 99% de las mujeres normales (me enorgullezco de no ser para nada normal). Si hay algo que podría comprar compulsivamente son libros y juguetes (en especial de Harry Potter, El señor de los Anillos, o Star Wars), pero como suelo estar escasa de fondos, pues no lo hago.
Para mí, salir a comprar ropa es un martirio, si lo hago tardo más en llegar que en comprar. Voy en plan "mira rápido, elije lo más sencillo y bonito que haya, fíjate que no sea muy caro, pruébate, compra, vámonos de aquí". Hacerme coser ropa tampoco es una opción, generalmente no lo hago y cuando lo hago es más del tipo "Hazme una falda bonita, medio amplia, ¿listo? Vámonos". Elegir modelitos, que si esto es má bonito que aquello, por muy incómodo que se vea, que si el corte acá o el corte allá, y cosas, definitivamente no es lo mío.
En mi opinión, la ropa debe ser cómoda, servir para múltiples propósitos (salir al cine, con los amigos, a beber, a jugar, etc, etc), no me entretengo en fruslerías. Tal vez por eso mismo es que siempre ando con pantalones jeans, poleras y tenis (zapatillas deportivas para los incultos). No significa que me vea desarreglada, no, simplemente que estoy más cómoda que toda la gente que vive trepada en tacones, con pantalones de tela incómodos (porque no se acomodan a ningún lado) y blusas de tela tan delgada que viven resfriados. Si alguna debilidad tengo en cuestión de vestir, son las faldas, pero como evito las oportunidades de vestirlas, pues están todas bien guardadas el fondo del ropero.
Eso sí, con esto de "mi nuevo empleo", mis papás juzgaron conveniente comprarme ropa, lógicamente, ropa como para usar en una oficina porque, en su opinión, no puedo ir con tenis, jeans holgados y poleras con estampados de Pac-man a trabajar, oh no, preciossso. Así que me dieron dinero (que nunca es mal recibido) y me mandaron de compras con mi hermana en calidad de "Asesora de modas", con claras instruciones de no dejar que me compre nada suelto ni estampado (y vi una polera que decía "I love chocolate").
Aún teniendo en cuenta mi inveterado odio por las salidas de compras, en especial las excesivamente prolongadas, fue un paseo interesante...y no precisamente por la ropa. Descubrí, por ejemplo, que la gente se ha encogido. ¿Cómo? se preguntarán. Es muy sencillo, mis jóvenes padawans, resulta que cada vez que me probaba un pantalón de esos que están de moda (bota chupada, ajustados y con cosas bordadas), dicha prenda de vestir, aunque me cerrara, me quedaba muy corta. Tenía que pedir que fueran largos para que me quedaran bien. No soy muy alta (1.70 m no es la gran cosa), pero si los pantalones estándar me quedan cortos, debo deducir que una mayoría de la población ha perdido tamaño.
Y la gran aventura del día. Después de una larga caminata comprando pantalones, una blusa, crema de peinado (para finjir que hago algo más que con mi cabello que simplemente atarlo), y algunas cosillas más, nos encontramos con X cantidad de dinero (No diré cuanto. Si alguno de mis conocidos lee ésto, me desprestigiaré ante sus ojos. Se dice el pecado, no la penitencia) que, por cierto, no era poco, pero tampoco mucho. Íbamos por ahí caminando, con la idea de comprar una blusa más cuando mi hermana ve una que, hay que admitirlo, era muy bonita y, definitivamente, algo que yo usaría. Pregunta el precio, digamos N. Convencida de que era una buena compra, mi hermana, a la que ingenuamente dí todo el dinero porque mis bolsillos no son los más seguros, sacó todo lo que quedaba, contó y pagó por la blusa. El resultado de la transacción fue:
X - N = 2.20 Bs.

Ahora, consideremos que el pasaje de micro para dos personas en Cochabamba es 3.40 Bs. (1.70 Bs po cabeza) y, lógicamente, cualquiera cae en cuenta de que estábamos en grandes problemas. Debo admitir que sabía lo que pasaría cuando compramos la blusa, pero no dije nada porque, por una vez, me dejé llevar por la imprudencia y el deseo de tener ropa bonita, así que parte de la culpa también es mía.
Supongo que sólo por eso, no hice un escándalo y me negué a comprar la tal blusa. Supongo que por eso, no me quejé por caminar varias cuadras mirando al suelo y rogando por encontrarme una moneda de 2 Bs por lo menos (obviamente, no hubo suerte). Y supongo que también por eso, no me quejé cuando mi hermana usó buena parte del crédito que me quedaba en el celular para llamar a casa pidiendo auxilio.
De veras, me tiene que ir muy bien en este trabajo o me sentiré mucho más culpable por comprar esa blusa tan bonita.

jueves, 21 de julio de 2011

Nuevas eras

Bueno, hagámoslo corto: Conseguí (o más bien, mi papá me consiguió...que feo suena) un trabajo. Nada que ver con mi carrera, nada que ver con mis gustos, nada que ver con nada, pero es un trabajo. ¿Qué se yo de Derecho? Nada (para empezar, soy zurda, jaja), pero ahí estamos, a punto de comenzar a trabajar en una notaría, nada menos.
Estuve deprimida por muchos días, de veras, la idea de trabajar en una oficina y de vestirme estilo "señorita" con pantalones de tela (y no jeans), con blusitas (y no poleras) y con tacones o zapatitos decentes (y no tenis) es de por sí escalofriante para mí. Al final de cuentas, supongo que si te dan a elegir entre aburrirte en casa o aburrirte en una oficina y que te paguen por ello...