sábado, 28 de enero de 2012

Malas costumbres

De veras, en los 5 meses que estuve pagando mis pecados en el tercer nivel del infierno (que según Dante Alighieri corresponde a la gula), perdí la costumbre de actulizar seguido mi blog. Me decía a mí misma: Mí misma, esto es por falta de tiempo, nada más.

Ahora, digamos que tengo tiempo de sobra, y ni así siento las ganas o la presión de actualizar mi blog (digo, nadie me lee, ¿verdad?). Soy una pulga en el ciberespacio, no creo que nadie (aparte de dos o tres personas) se mueran si no escribo más que una vez a la semana (o menos).

Y no es que no pasen cosas. De hecho, para ser el primer mes del año, está resultando de lo más movidito, y no siempre por cosas buenas. La fiebre matrimonial que pareció haber atacado a varios de mis amigos y conocidos, está remitiendo (espero), aunque hasta mi mamá opina que debería ser la siguiente atacada. Las cosas en mi casa van todo lo bien que podrían, muy a pesar de ciertas cosas que pasan pero no son mías para contar. En el rol, ya hemos avanzado a matar hidras (una, y con mucho alboroto, varios heridos de gravedad y grandes dosis de fuego y ácido), aunque también tuvimos nuestro primer muerto-muerto.

Lo más interesante que me pasó recientemente es...que mi sobrino me quitó mi cama y tendré que pasar esta noche en el sofá. La parte buena: la tele está ahí (y por cierto, es nueva y linda y plana); la parte mala: no pasan nada bueno en la tele.

lunes, 23 de enero de 2012

Un choque con la realidad

Sé que en el mundo hay mucha pobreza, que hay gente que muere de hambre, que no tiene nada de las cosas que he dado por sentadas en mi vida porque siempre las he tenido, pero supongo que nunca me las creí del todo, incluso ahora me parecen parte de un mal sueño. ¿Qué pasó?

Hace dos días, el viernes, sucedió que mi sufrido novio me pidió que lo acompañara en la tarde a comprarse dados para rolear. Salimos, fuimos a la tienda, compramos los dados y después fuimos al cajero automático de la Plaza principal para sacar dinero. Sentada en una ventana al lado del cajero había una viejita, muy muy mayor (le calculo unos 90 años con facilidad), que parecía que hablaba con el aire o con todos los que pasaban a la vez. Lo triste de ver la pobreza todos los días es que te hace un poco indiferente a ella, podría haber pasado de largo tratando de acallar mi conciencia, pero traté de escuchar qué decía la señora. Pedía que se lo pararan un taxi para irse a su casa, y decía que ella pagaría.

No quiero hacerme a la santa, ni pretender que soy la Madre Teresa o algo así, pero le puse ojos de borregito a mi sufrido novio para ayudar a la señora. Paramos un taxi, que de entrada no quería llevarla a no ser que nosotros fuéramos con ella, con el pretexto de que los viejitos nunca se ubican. Subimos con la señora al taxi, y lo primero que nos sorprendió a todos, incluyendo al taxista, fue lo bien que se ubicaba y la buena vista que tenía para reconocer las calles. Casi llegando a su casita, paramos en una tienda de barrio porque la señora quería comprar velas y galletas.

Su casita, si se la puede llamar así, tenía una puerta de metal muy vieja y oxidada, cerrada sólo por un candado de esos antiguos a los que hay que darles dos vueltas. No entré a su cuartito, sólo vi desde la entrada. Mi sufrido novio sí entró y después me contó lo que vio.

La viejita sólo tenía su camita, muy chiquita, una mesa con un ladrillo para poner las velas (olvídense de la electricidad, y supongo que menos agua corriente), dos sillas, una frazadas sobre su cama y eso fue todo. No vio ni comida, ni platos, ni nada más, así que tal vez lo único que comería serían las galletitas que compró.

La puerta no tenía ningún seguro, así que había que trancarla con un palo por dentro, pero como la viejita no podía hacerlo (se la notaba muy cansadita, sin menciona que tenía una mano mala y la espalda muy encorvada), mi sufrido novio hizo malabares desde fuera para trancar la puerta. Tardó un montón pero lo hizo. El taxi que nos llevó y que nos estaba esperando, al ver que el asunto iba para rato, se fue pero no nos cobró la carrera.

Nos fuimos en micro a mi casa (justamente, era la parada de una línea), y de camino me largué a llorar. Me sentí horriblemente mal por la viejita, sola en su cuartito comiendo galletitas de chocolate, alumbrada con sus velitas, esperando al día siguiente por una sobrina que la llevaría de nuevo a la plaza (mi sufrido novio me dijo que hace años que la viejita está siempre ahí. Me pregunto si todos los días espera a que alguien le pare un taxi para irse), me dolió haber hecho tan poco por ayudar, me conmovió ver esa pobreza tan digna dentro de todo (la viejita insistía en pagarse todo, desde el taxi hasta sus velas y galletitas), y me pregunté como llegó allí esa ancianita.

Y me sentí como un asqueroso parásito, una persona sumamente egoísta y malcriada.

Sé que no puedo hacer nada para cambiar el mundo, puede que ni siquiera haya hecho mucho para ayudar a esa viejita, pero quiero creer que esa hora que pasó entre prestar atención a la viejita sentada en la plaza y regresar a mi casa llorando, sirvió de algo.

miércoles, 18 de enero de 2012

Todo es culpa de Tintín

¿Recuerdan que ayer les comenté que en la peli de Tintín había hasta ópera en medio de toda esa acción? Pues resulta que me traumé con el aria que canta "El Ruiseñor Milanés", más conocido como Bianca Castafiore.


En la película, la versión que se presenta fue interpretada por Renee Fleming, una soprano a la que conocí por los discos de la OST de "El Señor de los Anillos". Su voz, definitivamente, va muy bien con el personaje de la Castafiore, que se supone que es una señora mayor, una "diva" con largos años de trayectoria.


Pero, siguiendo a mi curiosidad insaciable, me puse a dar vueltas ayer por la noche buscando cuál era el aria que cantaba. Resultó ser "Je veux vivre" del Acto I de "Romeo et Juliette" de Charles Gounod, Julieta canta su deseo de vivir su vida antes de que la casen con algún viejo. Si consideramos que la señora Fleming, a pesar de su técnica prefecta, tiene un timbre que no tiene nada que ver con el de la muchacha joven que se supone que es Julieta, resulta que no da mucho para el papel.


Siendo así la cosa, me pasé gran parte de la noche escuchando mil y un versiones del aria. Una de mis favoritas fue la de Joan Sutherland, que agarraba y le metía en un tono más agudo que el que usan las demás sopranos, y como sonaba una voz mucho más aguda, pues resultaba más convincente como la voz de una jovencita.


Pero, sin lugar a dudas, mi favorita es esta versión, interpretada por Diana Damrau, una soprano alemana muy muy buena




Si tan solo pudiera cantar así...pero mi registro no ayuda, y mi recién adquirido resfrío, tampoco.

martes, 17 de enero de 2012

Otro clasicazo

A este paso, mi blog se va a convertir en mi crónica de mis idas al cine. Debería haber contado de mi viaje relámpago a La Paz a la boda de una de mis mejores amigas, y cómo pasé dos noches seguidas viajando, pero entre una cosa y otra se me pasó y el cuente perdió algo de su gracia. Así que, vámonos a lo que es, evidentemente, más interesante que una boda en la que no atrapé el ramo.


La cosa es que, aprovechando que me pagaron por una tesis que terminé de revisar, y en honor a nuestro aniversario, nos largamos al cine con mi sufrido novio. La víctima del día: "Las Aventuras de Tintin". Después correr por las entradas, proveernos de mucha pipoca y nachos con queso, entramos a la sala justo cuando comenzaba la peli (lástima que nos perdimos los trailers).





No recuerdo mucho de Tintín, aparte de la obviedad de que era periodista, tenía un peinado memorable y su perro era completamente adorable. Resulta que esta peli capta todo eso (no es mucho lo sé, mi memoria es traicionera últimamente) y resulta siendo de lo más divertida. Como siempre, Tintín se mete en los problemas más locos por buscar una historia, acaba de viaje por tierra y mar, y por suerte tiene a su perrito Milou (leáse Milú) que anda sacándole las castañas del fuego y siendo más útil que una navaja suiza. Eso sí, hay que reconocer que Tintín tiene una puntería impresionante y nervios de acero.


Si buscan acción, comedia, mascotas leales, largos viajes, líos que se remontan en el tiempo y hasta algo de ópera, entonces definitivamente Tintín es una excelente opción. Además que esa aria mientras el perrito y el capitán ser revuelcan de dolor es impagable (y de alguna bizarra manera, me recordó a mi gata cuando yo me pongo a cantar).

lunes, 9 de enero de 2012

Muchosidad y viejos clásicos

Al parecer, junto con mi dedicación a mantener este blog regularmente actualizado, perdí mi "muchosidad" (si me preguntan, la mejor palabreja que dejó la última peli de "Alicia"). Eso, o me he convertido en un floja sin remedio. No tengo ganas de hacer nada, ni de contar nada de lo que pasa, ni de salir, ni nada...Eso sí: si paso frente a una notaría, me da algo así como un ataque de ansiedad. Grave.

Puede que exagere (y de hecho, es lo más probable), pero no me siento con fuerzas para salir de mi casa. El mundo real apesta, me tocó verlo de primera mano y preferiría no tener que volver allí. Y de todas formas, sé que no puedo esquivarlo para siempre, tal vez sea el momento de crecer de verdad aunque no quiera.

Me siento como si estuviera en libertad condicional, con mi sentencia colgando sobre mi cabeza. De todas formas, no se puede vivir la vida pensando en sentencias, así que de cuando en cuando, me permito una indulgencia. La de esta semana fue ir al cine. Aquellos que recuerden su infancia con cariño, presten atención:




A la rana la conocí como René, y Miss Piggy era Peggy en mi mundo. No los ví mucho, es cierto, pero lo que ví de ellos siempre me pareció gracioso, y esta peli de veras que les hace honor. Es muy divertida, buenas canciones, buenos chistes y una situación con la que me sentí particularmente identificada (marionetas aparte, claro). No sé si un niño de hoy en día entienda de qué va la cosa, mucho menos saber quiénes son los Muppets, pero si se sienten nostálgicos de su infancia perdida, esta peli es una gran opción.

martes, 3 de enero de 2012

Felisa, me muero...eh...Feliz Año Nuevo!

Escrito a las 2:03 a.m. del 3 de enero de 2012 (Como siempre, ignoren la hora de publicación).
Hace dos horas que se acabó el cumpleaños de mi hermanita Ara. Si todavía estuviera en el mundo de los trabajadores, en este momento me sentiría muy, pero muy deprimida. ¿Por qué? Sencillamente porque después de un día muy genial y divertido, sería una calamidad volver a la oficina (Más conocida como "El Tercer Nivel del Infierno") a vivir histérica y nerviosa por la falta de predictiblidad en las reacciones de mi (gracias a Dios) ex-jefa.
Lógicamente, estos días he estado "descansando" (siempre hay muchas cosas que hacer en casa para las fiestas), pero por dentro va la procesión de "Encuentra trabajo, encuentra trabajo...pero nada en oficina!!". De hecho, mi primer deseo de Año Nuevo fue, justamente, un trabajo que me guste y al que no tenga que ir sintiéndome como que voy a cumplir una condena.
Aparte de ese, mis deseos fueron más "standard" y lo que se podría esperar de alguien como yo:
1) Que mi sufrido novio se anime de una vez a casarse conmigo.
2) Mejorar mucho en el canto, lo bastante como para que me den el siguiente solo.
3) Mejorar en el piano, lo suficiente como para que lo que toco parezca música y no hipo.
4) Talento musical.
5) Lograr escribir esa historia loca que hace rato pensarmos con mi sufrido novio.

Creo que de todos mis deseos, el más complicado es el de la boda. Desde hace algo más de un año, ir a matrimonios se ha convertido en un martirio por la sencilla razón de que nunca son el mío (Patético, lo sé), dice mi sufrido novio que cada vez que hay uno, le hago un drama... y es cierto! Lo peor de todo es que, por algún extraño motivo, a todo mundo le ha dado por casarse en estos últimos meses. Hagamos cuentas: 1 boda en abril, 2 en noviembre, 1 en diciembre, 2 en enero (una fue hoy y otra será el 14, al parecer), y otra en febrero, hasta donde sé. Para rematarla, de las 5 pasadas y de las 2 que se vienen, 4 son de gente que quiero mucho y que me importa, así que ni caso de poner mala cara.
Bah...me gustaría decir que lo mejor será ir tomando la vida como se presente, pero no tengo paciencia para esperar a que la vida me regale las cosas cuando le dé la gana, quiero que me las regale ya!... Hey! ¿Qué esperaban? ¿Que dijera que es momento de tomar al toro por los cuernos y pedir la mano de mi novio en vez de esperar a que le dé la gana? Nones pues. Seré impaciente, pero quiero las cosas como Dios manda, con rodilla en tierra y todo. He dicho.
Ah sí...Feliz Año 2012 y a ver si se acaba el mundo.