miércoles, 28 de septiembre de 2011

De incógnito

Se supone que no debo usar el internet de la oficina sin permiso, se supone que, si entro, es sólo un cachito y para consultar algo urgente (como mis horarios de ensayo), o enviar un mensaje. Hay varias cosas más que se suponen relacionadas con el uso del internet, pero, heme aquí, escribiendo en mi blog (lo que me toma más tiempo que mandar un sms o un vistazo ninja al facebook).
Claro, no es que le haya hechado un imperio a mi jefa, o que haya usado el famosísimo truco del Jedi con ella ("Me dejarás usar internet..."), o haya cantado usando mi habilidad especial de Fascinar, lo cuál es una lástima porque le daría algo más de poesía y heroísmo (o al menos, emoción) a este asunto. Simplemente, mi jefa no está, y cuando el gato no está...
La lástima de todo esto es que puede volver en cualquier momento. Paro o no paro, transporte a medio paralizar y huevas, no puede tardarse más de una hora en volver...y ya va media hora desde que salió. Hay varias cosas que quiero contar, pero por razones de tiempo, deberán esperar a una mejor oportunidad (y una situación en que no tenga sueño de noche, como últimamente me sucede).

sábado, 24 de septiembre de 2011

Larga semana

Pensé escribir esto el miércoles, después del ensayo de coro. Me dormí. El siguiente plan era escribirlo el jueves, después de la sesión de rol...pero dormí muy tarde por otros motivos y no quedó tiempo. Ayer, viernes, aún tenía fresca la sesión de rol y estaba con todas las ganas de escribir, pero entre una salida y varios sarcasmos salidos de mi boquita contra los "artistas urbanos" en general y el "aburrimiento" en particular, regresamos a casa con mi sufrido novio para...caer dormidos en el sofá (algo incómodos, por cierto). Despertamos dos horas después (y sospecho que mi papá bajó y trató de despertarnos, pero puede que fuera parte de uno de mis bizarros sueños), y para lo único que tuve fuerzas a las 2:00 de la mañana, fue para irme derechito a mi camita y tener un sueño ultra raro con un viaje a través de una zona invernal, varias pistas de patinaje sobre hielo y una de mis compañeras de coro. Sospecho que la parte del invierno fue provocada por el simpático frío que ha decidido caernos encima nada más empezar la primavera, pero tampoco tengo pruebas.
Vamos por pedazos. Lógicamente, mi "ánimo" ha subido un poco ante mi "inminente" renuncia. Lo que aún no tengo claro es como lo haré, con qué palabras y bajo qué argumentos. Lo otro que aún no tengo claro es si realmente me alcanzará el valor para hacerlo, digo, de una forma extrañamente retorcida, pensar en la idea de dejar a mi Jefa con mi compañera, solas en una oficina y sabiendo de los defectos laborales de ambas, suena a una perspectiva no muy alentadora para nadie (excepto para mí, que no estaría metida en el lío). Realmente, creo que padezco en cierto grado de Síndrome de persona malatratada: No importa qué tan mal me hayan tratado, en cierta forma les tengo algo de lealtad y huevas.
Siendo así la cosa, pasé la semana dividida entre mi ánimo loco de contar días, horas, minutos y segundos restantes antes de llegar a mi "planeado" final, todo eso sazonado por varios pedazos de culpa y pensamientos del tipo "tal vez deba quedarme un mes más", "Digo, dos semanas no me matarán", "¿Te imaginas si la dejas sola? Esta oficina se va al cuerno" y demás ideas dictadas por mi maldita conciencia que estaría mucho mejor amordazada y encerrada en uno de esos baúles de siete llaves con mazmorra incluida.
Así pues, el miércoles, después de un largo y agotador día de discusión metal bajo fachada imperturbable, llegué al ensayo de coro (tarde, nos agarró la trancadera) con todo el ánimo de pasarla bien un rato, no hay nada como la música para subir los ánimos. Lastimosamente, una de las contraltos hizo un comentario que no hubiera sido hiriente si no fuera por el tono en el que lo dijo, y que molestó mucho a Moi, a la que iba dirigido y que estuvo el resto del ensayo a punto de lanzar chispas e improperios. Ahora bien, si algo bueno tiene sobrevivir a mi jefa, es que la mitad de los comentarios ahora me resbalan (digo, no son gritos), así que cuando terminamos el ensayo y la misma contralto me dijo algo en el mismo tonito chinchoso, que podría haber tomado con algo más de paciencia si no fuera por eso, simplemente me valió. Claro, Moi fue y le dijo a Adán que ese tipo de comentarios le parecían fuera de lugar (es más, considerando que el inicio de todo sue una sugerencia completamente útil y válida de Moi, estaba más que fuera de lugar). Obvio que apoyé la queja de Moi, pero no por lo que me tocaba a mí.
Jueves: otro largo día de aburrimiento en la oficina, pero al que sobreviví a pesar de todo porque veía una lucecita al final del túnel más conocida como "Sesión de Rol - de regreso a Oerth". Hay tanto que contar sobre eso, pero como si me extiendo mucho esta entrada quedará larga como años de tormento, mejor resumamos. De momento, somos 4 chicas en la partida, aunque por razones de fuerza mayor (conocidas como Mamá y Clases), mi hemanita Ara sólo alcanzó a hacer su personaje y retirarse de la escena antes que comenzara la aventura. Así que, tenemos mi hermanita semi-elfo, Gaby humana maga, Malu druida semielfo (creo), y su servidora, que vuelva a ser una elfa bardo. Al parecer, han pasado como 350 años desde que Melian Aredhel (mi anterior yo) iba por el mundo con su banda de raros haciendo de las suyas, y en ese tiempo parece que el Imperio se fue al cuerno por culpa de la reina traidora y ahora el mundo se cae pedazos o algo así. En pocas, vivimos tiempo peligrosos y somos tres (hasta que se nos una mi hermanita) chicas que sólo saben defenderse si el enemigo está a mil metros, que no pueden cargar muchas cosas, pero que pueden conseguir una habitación en una posada en un pueblo desconocido montando un concierto improvisado y después de eso, meterse a hacerlas de mensajeras para un Elfo viejo y ciego que, sospechamos, tiene un pasado de lo más interesante y no quiere contar nada. Eso sí, mi nuevo yo, que por cierto, se llama Aredhel Naya, aprendió que siempre es útil cargar una barra de jabón en el equipaje, en caso de que una termine tocando un cuadro pintado en piel humana y con marco de huesos. ASCO.
El viernes hubiera sido un día más, si no fuera porque tuvo un final algo extraño. Después de otro largo día de aburrimiento ajetreado en la oficina, me fui a casa sabiendo que volvería a salir en un rato para acompañar a mi sufrido novio en su recorrido fotográfico por no sé qué cosa de Bienal de Arte Urbano y cosas. Caminamos por ahí, en la noche, con frío y algo de hambre, y con el cansancio acumulado de una noche de no dormir bien y el día de locos, así que me encontraba en ese ánimo sarcástico y brutalmente honesto en que critico todo lo que me parece mal sin un ápice de caridad. Y claro, como la tal Bienal estaba...¿como decirlo?...Mal, pues digamos que me pasé la noche criticando.
Eso de por sí, no es extraño (soy muy criticona, hasta en mis momento más benevolentes). Al llegar a casa, nos tomamos un tecito caliente con mi sufrido novio para hacer pasar el frío, y nos sentamos en el sofá en todo el plan de llamar un taxi...y lo siguiente que supe fue que eran las dos de la mañana y estábamos los dos, todavía en el sillón, pero muy dormidos. Dice mi sufrido novio que mi papá bajó y nos vio ahí botadotes durmiendo, y yo recuerdo algo, pero puede que también me soñara esa parte. Lo raro no es que nos durmiéramos (por Eru, estábamos agotados), ni que, después de que mi sufrido novio se fuera, yo me arrastrara en modo zombie a mi cama y ni pensar en encender la laptop, lo raro es que mi papá me viera durmiendo con mi chico en SU sillón...y no me dijera nada al respecto.
Con lo que llegamos al sábado: un mañana más de oficina (juro que jamás 3 horas pasaron tan lentamente), una tarde de copiosa (excesivamente copiosa lluvia) y el temido examen de coro. Al menos no desafiné, excepto por una nota aguda que me falló completamente y algunas entradas que me perdí. Pudo ser infinitamente peor, pero hasta me gustó como sonaba, así que no me quejo mucho.
La cosa fue cuando empezaron las audiciones para solistas. Moi se postuló para Contralto y debod decir que le salió mejor que su examen...y después se postuló una chica para solista SOprano. Díganme rayada o envidiosa, pero no me acaba de gustar como canta esta chica. Tiene buena voz y en general suele ser afinada, pero ayer estaba como un cuarto de tono más abajo y tiene una mala manía de deslizar las notas que no me gusta para nada, aunque me digan que eso pasable en una solista. La cosa es que, al parecer, a falta de postulaciones, Nelio le dio el solo...y lo único que podría hacer al respecto es postularme yo también, aunque sólo fuera para amargarle un cacho la victoria. ¿Cuando me volví tan rata?

lunes, 19 de septiembre de 2011

Que comience la cuenta regresiva

Teóricamente, esta es mi última semana en la oficina. No sé aún como o cuando le diré a mi jefa que no volveré, no sé si ella tomó en serio lo que le dije al principio del mes, aunque que esté buscando a alguien más es una buena señal...o al menoes alivia un poco mi conciencia de la terrible carga de saber que la dejaré con mi campoñera de trabajo que no es precisamente de las más iluminadas.
Por cierto, y hablando de buscar a alguien nuevo, esta mañana se presentaron tres candidatos, dos chicos y una chica. En parte me remordió la conciencia por otro motivo distinto: yo alegremente dejo un trabajo por el que varios se interesan y quisieran tener. Claro, visto desde el otro lado, esos jóvenes no saben de las malas reacciones de mi Jefa o de la poca iluminación de mi compañera. Me he sentido todo el día como una cría malcriada por eso (puede, claro, que la verdad es que sea una cría malcriada, pero jamás me oirán admitirlo).
¿Qué pasará el siguiente lunes? Se aceptan apuestas.

Otra vez enferma

Como si mi vida no fuera ya bastante miserable, ahora resulta que mi "querídisima" compañera de trabajo me pasó su virus utagénicos y etoy resfriada. Me arde la gargante, toso, estornudo, me chorrea la nariza, me duele la cabeza y en general, voy hecha un desastre.
Si fuera un poquito más desvergonzada, usaría esto como protexto para no ir a trabajar, pero lastimosamente tengo muy arraigado el sentido del deber y aunque me esté muriendo iría igual, aunque fuera sólo para restregarle en la cara mi compañera de que algunas no somos tan flojas como ella. Por supuesto, eso también tiene un lado negativo: mi jefa probablemente me quiera más de lo que ya me quiere, y se apoye aún más en mi. Considerando mis planes de escape (que, por cierto, mi mamá quiere sabotear), eso se podría considerar como algo negativo.
Pero, lo que realmente me preocupa no es el trabajo, es el coro. El miércoles son las pruebas para solistas, y el sábado hay examen. No voy a volver a cantar estando medio ronca para volver a quedarme muda dos semanas, no estoy tan loca, gracias, pero si eso podría salvarme del examen, arruina por completo cualquier esperanza loca que tuviera de postularme a solista soprano. Una de las nuevas lo hará, pero aunque tiene un buen registro, no me gusta como canta. No me creo la gran diva, pero creo estar en posición de saber cuando alguien desliza las notas como si fuera una montaña rusa.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Defensas

Parece que tendremos otro mes con pocas entradas y casi todas sobre el mismo tema aburrido: Mi vida es un asco, bu bu, mi trabajo apesta, bu bu, me aburro como ostra, bla. Variemos un poco, ¿les parece? ¿Qué tal una noticia buena para variar?
Ayer, mi amiga Payito defendió su tesis. Tema: HarryLatino (aproximadamente), una de las mayores comunidades virtuales de Harry Potter. Nota: 95, o sea, Distinguido con honores (aunque no sé como estarán ahora esas categorías, porque parece que las cambiaron y a la mala).
La idea es que nos invitó a cenar para festejar, y terminamos comiendo comida china (yummi!) en "Zhou" y riendo como locos de historias viejas de la U, anécdotas laborales que implicaban chanchos, un pozo para bañarse a tutumazos (pobre Baby...jajaja), y poses sexys estilo "Pasión de Gavilanes". Reí tanto que me dolían las mejillas y las ingentes cantidades de jugo de piza y menta (rico!) que tomé no ayudaban para nada.
Todo iba bien hasta que se pusieron a hablar de bodas, o invitaciones no existentes a bodas, y caí en cuenta de que todo el mundo se casa o se compromete...menos yo. Sí, mi vida es un asco, bu bu.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Un buen putazo

El sábado, o más bien el domingo, después del concurso de bandas me encontré con un mensaje de uno de los chicos del coro, lo más parecido que tenemos a una conciencia colectiva, en el grupo de Faebook. Lo que escribió es muy largo para copiarlo, pero básicamente expresaba su preocupación porque, en los últimos ensayos, la gente faltaba a montones o iba sin haber estudiado. Se supone que nuestro siguiente concierto es el 10 de octubre, pero tal como estaban las cosas, no sería muy prudente presetarnos y dar un mal concierto.
Debo admitir que, entre una cosa y otra (trabajo, Poniente, Club, dormir y quejarme), no que me quedaba mucho tiempo para sentarme a estudiar a conciencia como hice con el Requiem de Mozart, que de tanto escucharlo y repasarlo y darle vueltas en el piano, me lo sabía (y me lo sé) de memoria y sin fallarle ni una nota. Cuando vi el mensaje, me remordió tanto la conciencia que hoy, antes de ir al ensayo (de día feriado!!) traté de repasar la pieza que me faltaba con las pistas de midi (que, por cierto, es algo que jamás hago porque me desespera).
Cierto, no avancé gran cosa, pero al menos me hice una idea aproximada de la pieza que me sirvió en el ensayo...para no parecer tan perdida, al menos. Lo genial de todo fue que, el mensaje a la conciencia le cayó a todos como una patada y todos, aboslutamente todos, fueron con las piezas estudiadas. Fue uno de los mejores ensayos que hemos tenido en mucho tiempo.
Hasta ensayos con una parte de la mini orquesta que está preparando la parte instrumental. Sï, había un violín que estaba muy mal (tengo que averiguar quién era para darle un tiro), pero en general el coro sonaba bastante bien. Aún hay mucho trabajo por hacer, pero ¿a qué es emocionante cantar con orquesta?

lunes, 12 de septiembre de 2011

Las Bandas otra vez

Hace un año, poco más o menos, juré y perjuré que este año nada, y repito NADA, me impediría perderme dos días en el Concurso de Bandas. Por supuesto, en mis cálculos no entraba ser la esclava de una oficina que funciona sábados incluidos, así que tuve que romper mi voto con todo el dolor de mi corazón.
Definitivamente, mi vida parece que se arregla en el momento mismo en el que salgo de la oficina y este sábado fue el mejor de todos porque me pude salir antes con el pretexto de que tenía que llevar a mi perrito al Veterinario. De ahí en adelante, la vida fue buena y bonita una vez más. Jugar quidditch, sentarse con "las porristas" y chismear y reírnos por un momento de nuestras vidas miserables, y de ahí, ir al Concurso de bandas en tropa, fue lo mejor que podía sucederme.
Llegamos un momento antes de la final, el Stadium (o al menos, el sector de preferencia, estaba lleno a rebalsar, pero como es la mejor zona para escuchar a las bandas, valía la pena sentarse aunque fuera en las gradas. Con notables excepciones, las bandas que llegan a los duelos suelen ser las mejores de los dos días, así que se puede confiar en que el espectáculo valdrá la pena.
Y lo hizo, al menos en su mayor parte. Eso sí, al final e igual que el año pasado, me sentí profundamente estafada cuando el La Salle volvió a ganar sin mérito. Sospecho que se compran el premio, es la única explicación que le hallo para que ganen tocando mediocremente en un duelo de dos rondas y repitiendo exactamente lo mismo dos veces.
.-.-.-.-.-
Mientras buscaba el enlace de mi entrada de hace un año en el archivo de mi blog, caí en cuenta sobre cuanta gracia he perdido en un año. Hace doce meses, lo que escribía tenía mucha más gracia que lo que he publicado en las últimas 7 semanas. Puede que me quejara de mi falta de liquidez y de trabajo, pero era infinitamente más feliz y tenía una tendencia más saludable a ser feliz y ver las cosas un poco más positivamente.
Sí, ahora tengo un trabajo y un sueldo que raya lo miserable, considerando el costo de vida actual y esas cosas. Mi único gasto "real" es en pasajes de micro para ir al trabajo, y sólo en eso se me va casi un cuarto de mi salario. Ni hablar de darse gustos, necesito ahorrar desesperadamente si quiero 1000$ para Agosto del siguiente año.
Todo mundo me dijo que cuando viera mi primer sueldo, me reconciliaría con mi trabajo, pero lo único que sentí fue mucha más amargura (algo que, curiosamente, mi hermana mayor me había pronosticado. No suelo darle la razón así que...shhhhh). Idealmente, sólo tengo que soportar dos semanas dos semanas más.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Secuoya y pluma de fénix. 26 3/4 cm. Inflexible.

Moría de ganas de contar esto desde el domingo, pero entre una cosa y otra (leáse cansancio) no pude hacerlo. Juro que no fue por falta de ganas, porque llevaba esperando esto desde el 31 de julio, para ser exactos. No recuerdo si conté (y la verdad es que da lo mismo), pero Rowling, la ingeniosa mujer a la que debo toda la saga de Harry Potter, decidió abrir una página en la mostrará toda la información extra sobre la historia que ha guardado por años y que no se publicó en los libros.
"Pottermore" se hizo esperar mucho, y muchos (la mayoría, la verdad) aún está esperando la oportunidad de que se abra (en octubre), pero algunos (un millón en todo el mundo, para ser exactos) lograron conseguir una cuenta para la apertura de prueba. Mi sufrido novio (dado que yo ya no gozo del lujo de trasnocharme alegremente), logró superar el reto de la Pluma Mágica y nos abrió cuentas. Las lechuzas que confirmaban el acceso al Beta de Pottermore tardaron toda la vida en llegar y la espera coincidió en gran parte con un gran bajón en mi desempeño laboral (que, por cierto, no me interesa en lo más mínimo). Digo, si una se pasa la mitad del tiempo pensando en que tiene que entrar a su correo por millonésima vez en el día, y la otra mitad pensando en qué cosas nuevas podrán aparecer, lo normal es que no le quede tiempo para concentrarse en trivialidades de oficina.
El caso es que, el domingo, después de mucho tiempo de espera, llegó la bendita lechuza. La de mi sufrido novio llegó como dos días antes que la mía y me pasé esos dos días tratando de resistir la tentación de pedirle que me cuente las novedades o, mejor, que me muestre las novedades. Llegó realmente en el momento preciso, porque el domingo me desperté con más desánimo que de costumbre (comentario aparte, sigo en la fase en que no tengo la más mínima gana de salir de mi cama por las mañanas, sea el día que sea), que degeneró en mal humor pésimamente disimulado delante de los amigos. Volví a mi casa con todo el deseo de arrancarle la cabeza a dentelladas al que me provocara y me encontré con mi lechuza en el correo (realmente, tienen un gran sentido de la oportunidad).

Inmediatamente, empecé a explorar las novedades. Por lógica, lo que más quería era llegar a la parte de comprar la varita en Ollivanders y después irme derechito a Hogwarts para la Selección. Las preguntas para ambos pueden parecer confusas, a ratos "obvias", pero definitivamente si uno responde con sinceridad, hay una gran praobabilidad de que le salga algo aterradoramente acertado, tanto en su varita como en su Casa.
No es una gran novedad decir que quedé en Ravenclaw (soy yo, por Dios), y me encantó leer algunas de las características de los miembros de mi Casa que explican muchas cosas de mi propio caracter y del de mis compañeros. Realmente, somos demasiado geniales. Lo de mi varita merece un comentario extenso y aparte...pero lo meteremos aquí.
El título de la entrada es, por obviedad, la descripción de mi varita. Sería un palito más, por muy mágico que sea, si no fuera por la explicación de sus características que se pueden encontrar entre las notas publicadas por el Sr. Oliivander. No creo que sea legal publicar exactamente esas notas, pero no creo que un pequeño resumen dañe a nadie, verdad?
La madera de mi varita, la secuoya no es muy común, así que las varitas de ese material no son muchas, aunque la demanda es muy elevada. Al parecer, las varitas de secuoya buscan a las personas con la habilidad de salir bien parados de cualquier situación, elegir buenas opciones y que le encuentran el lado bueno hasta a las catástrofes (por esa última parte, me sorprendió que una secuoya acabe conmigo). La tradición, en cambio, toma las cosas por el otro lado: la gente cree que la varita de secuoya atrae a la suerte.
La pluma de fénix, por su parte, es uno de los núcleos mágicos más difíciles de controlar, por no decir que es de los materiales más raros, aunque puede producir una gran variedad de efectos mágicos...siempre que se cuente con el tiempo para que lo demuestre. Además tiene una extraña tendencia a actuar por su cuenta (vean no más lo que hizo la de Harry, esa parte de escupir fuego dorado), cosa que algunos magos consideran muy molestosa, pero me inclino a creer que, en caso de necesidad, siempre es útil que a la varita se le ocurra actuar por su cuenta (otra vez, fíjense lo que hizo la varita de Harry).
Lo del tamaño es una cosa más...mmm...compleja. Con 26 cm, y poco más, mi varita está dentro de lo que se puede considerar el tamaño promedio. Debajo de los 20 cm. ya se consideran muy cortas, y encima de los 38 cm, se consideran muy largas. Entre mis contactos de Pottermore, de momento soy la que tiene la varita más corta (la de mi sufrido novio es de 34 cm y pico). Segun Ollivander, eso de que el tamaño de la varita es directamente proporcional al del dueño sólo es "verídico" en el caso de las personas extremadamente altas. Si la varita es extremadamente corta, puede que más bien indique una cierta carencia en el caracter del mago o bruja...y viendo como es mi varita, me inclino a pensar que puede ser una lógica bastante acertada.
Y, por último, la parte de la flexibilidad se relaciona con el grado de adaptabilidad de la varita y su dueño ante los cambios, o su deseo de cambio. Siendo honesta, debo decir que con eso de "inflexible" le acertó de lleno.
Sumando las características de la varita (con la salvedad de la parte de la suerte, tal vez...) pueden tener una descripción muy muy cercana de mí misma. Saque cada quién su conclusión y, los que me conocen, digan si le acertó o no.
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Llevo casi cinco días escribiendo esta entrada. Es realmente deprimente el poco tiempo que el cansancio me deja para mí misma y lo que en verdad me importa. Para rematarla, mi compañera de trabajo está enferma y no regresa hasta el lunes (y eso, con suerte). Un fin de semana más de limpiar la oficina yo sola. Estoy comenzando a creer que yo también estoy generando un cierto grado de bipolaridad: en la oficina soy el perfecto modelo de los nervios de acero, imperturbable y hasta con la capacidad de reírme. En cuanto pongo un pie fuera de ahí, mi ánimo, cuidadosamente disfrazado bajo mi fachada de tranquilidad, se va al carajo y me siento a una nada de ponerme a chillar de frustración. ¿Rara yo?.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Valor

Es algo que siempre me ha faltado, igual que esa cosa llamada firmeza o lo que sea que se requiera para enfrentar una situación sin largarme a llorar (de pena o de rabia, es lo mismo). Lo raro fuera que ayer no me faltara, aunque sigo con la extraña impresión de que me marearon la perdiz.
El caso es que después de una mañana asquerosamente mala, llena de gritos y malos ratos, toqué fondo: mi sueldo no justificaba ningún mal rato de ese tipo. Se lo comenté a mi sufrido novio y a mis papás (no al mismo tiempo, claro) y los tres estuvieron de acuerdo: renunciar antes de que terminara de amargarme. Siendo así la cosa, me pasé la tarde tratando de juntar valor para cuando llegara la hora de salida y tuviera que hablar con mi jefa. Irónicamente, pasó toda la tarde de buen humor y tranquila, y en cierta forma eso le quitaba algo de sentido a mi propósito.
De todas formas, cuando llegó el momento le dije varias ( no todas) de las cosas que me molestaban de su actitud y de la actitud de mi compañera de trabajo, de como sus retas me despomponían porque las sentía injustas, mal dirigidas y mal formuladas (los gritos no son algo que tolere con ecuanimidad). Mi jefa, muy razonablemente, pidió disculpas y, aquí viene la parte por la que luego me sentí como si me hubieran mareado la perdiz, me dijo que me tenía mucho cariño y que valoraba mucho mi trabajo.
Al final, y según yo (y espero que mi jefa también lo haya entendido así y no creo que se lo dejaré pasar), quedamos en que me quedaría hasta el 25 de este mes. Espero realmente llegar viva a esa fecha y sin manchas de sangre o cosas así sobre mis manos y mi conciencia.
-.-.-.-.
Tardé mucho en escribir esta entrada, no por falta de tiempo, irónicamente. Siempre que me siento a la compu, lo hago con la firme intención de escribir, pero últimamente, cierta serie de libros no para de llamarme y no puedo abandonarla. la publico con la fecha en la que pretendía publicarla, aunque ya hayan pasado dos días de eso, y tres desde lo que cuento. Los días se siguen arrastrando unos tras otros, lentos y veloces a la vez, y mi vida me parece cada vez menos mía.
Mis papás están felices de que tuviera el valor de enfrentar a mi jefa con educación y buenas palabras, tengo su bendición para dejar la oficina siempre y cuando encuentre otro trabajo. Entiendo su preocupación por mí, pero me tomo con menos simpatía sus intentos de animarme. Hoy, domingo, mi papá quiso brindar conmigo por mi primer mes de trabajo. Antes de darme cuenta, ya había saltado a decir "No quiero brindar por eso...no es algo para brindar".
Mi trabajo me molesta y me deprime, estoy llegando al punto en que no tengo ningún ánimo para salir de mi cama por las mañanas, y sólo lo hago y me arrastro al trabajo por una cuestión de inercia y "sentido del deber". Vivo rezando para que algo pase que me impida ir, incluso he vuelto a un pernicioso hábito de la infancia: comer cosas que sé que juntas me harán daño (como embutidos de cerdo y leche con chocolate ala vez). De niña, hacía eso una vez al año para poder tener un día de descanso. Ahora llevo haciendo eso cuatro días seguidos. No sé ustedes, pero mi lado inteligente y conciente me dice que eso es algo autodestructivo.