No es el título más original para una entrada (es más, sospecho que ya lo usé antes, probablemente para referirme al mismo tema, pero no tengo ganas de buscarlo), pero es lo que tenemos (cero imaginación). ¿REcuerdan mis anterior entrada? Resultó que ni siquiera era la tercera, era la cuarto porque resultó que no gané en Tarija, si no que quedé segunda y nos avisaron 4 días después que había un error en las sumas... no sabía si morir de vergüenza (porque el error fue mío, aunque culpo al calor y al cansancio) o de bronca (porque los inútiles de la Federación no saben que esas cosas se avisan al tiro, o 24 horas después como mucho.
Pero a lo hecho, pecho, la vida continúa y esas gansadas. He de admitir que no es precisamente motivador encontrarte con tantas decepciones seguidas, y estuve flojeando unas dos o tres semanas. Por suerte, cuento con buenos amigos y buenos compañeros de equipo, que siempre encuentran la manera de arrastrarme de regreso al campo de tiro y, más importante aún, un esposito a prueba de todo y con la paciencia de un santo. A pesar de las decepciones, a pesar de todos los errores que todos puedan cometer, soy una chica con suerte.
Más importante aún, creo que es mi sagrado deber seguir al pie del cañón en este asunto de locos y ayudar en lo que se pueda a todos los que van. Por suerte para todos, mis papás me enseñaron rectitud moral ante todo, algo de lo que muchos de los que están metidos en este deporte (y en cualquiera, para ser honesto) carecen (o tienen un concepto algo doblado del asunto).
Mientras me toque ir a competir a algún lado, queda seguir trabajando sin rendirse, a pesar de todo.
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