No puedo creer que para hacer algo bien, tengamos que quedarnos fuera. Si queremos participar, que es para lo que nos hemos preparado, tenemos que caer en el juego de las ilegalidades y las mentiras, inventar cosas que no existen. Puede que ahora funcionen, pero después nos reventarán en la cara. Estamos en la situación de venderle nuestras conciencias a alguien que no lo merece, a cambio de una entrada, de un pase. ¿Recuerdan la escena de inicio de "El Padrino"? " Algún día, y puede que ese día no llegue, acudiré a ti y tendrás que servirme, pero hasta entonces amigo, acepta mi ayuda..."
Aceptemos nuestra parte de la culpa: si esto nos pasa es porque nos quedamos tranquilos en vez de adelantarnos a un problema que sabíamos que existía. Culpar a las circunstancias no es la solución, igual que tampoco es solución vender nuestros principios.
Alegar que ceder para participar es muestra de un liderazgo fuerte, que es mejor vender los principios en vez de decepcionar a todos, es una completa contradicción.
Y si resulta que todos están de acuerdo en eso, son libres de hacerlo, así como yo soy libre de no ensuciar mi nombre y hacer lo que considero correcto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario