martes, 28 de octubre de 2008

Sobre "Presidencia Sitiada"

Hace unas horas terminé de leer el tercer libro de mi nueva provisión de entretenimiento de la Feria del libro. Era algo que quería leer desde que me enteré que se publicaba hace unos meses, y no solo porque soy una "fan" (si esa es la palabra correcta) del autor, sino porque también estoy convencida de que fue uno de los mejores presidentes de Bolivia, más allá de las acciones de gobierno y esas cosas.
No sé de política más que por los comentarios de las personas que me rodean, es decir mi familia, mi novio y algunas amigas. Más allá de eso, me declaro una completa y total ignorante en un área que es el pan de cada día en mi país. Por eso, leí el libro más con un afán de curiosidad histórica que de análisis político, del que no me considero capaz.
Y me quedé con algunas impresiones muy marcadas: la política y los que la hacen en este pobre país mío son una rosca hambrienta de poder, y en ese escenario es muy difícil, por no decir imposible, tratar de gobernar ateniendote a tus principios y a tus creencias morales y patrióticas. Muy aparte de que la gente de a pie te apoye, se necesita el apoyo político tangible de un grupo político (odio repetir la misma palabra en una solo oración, pero juro que no tengo otro sinónimo), y pensar que se puede estar sin ese apoyo es pecar de ingenuo, y es una lástima que sea así. Finalmente, como el mismo autor lo reconoce, fue ese precisamente su pecado y la fuente de sus principales errores: ser ingenuo, idealista o lo que quieran llamarle.
Que el gobierno en cuestión tuvo errores, y algunos bien gordos, los tuvo. Pero también tuvo grandes aciertos. En lo personal, no me interesé por informarme bien sobre política hasta que supe que Carlos Mesa candidateaba como Vice...y después, cuando ya fue Presidente, confié plenamente en su buen juicio de intelectual, de historiador, de persona íntegra y honesta. Me dolió, y en cierta manera, me decepcionó verlo renunciar al cargo por la presión de esos políticos angurrientos (que linda palabra, eh?) de poder. Leer su historia de gobierno ahora, me ha aclarado más el panorama de esa época para poder comprender mejor lo que pasó y dejó de pasar.
Y me queda una idea, una convicción más: será cosa de ingenuos, de idealistas, pero sí se puede hacer algo por mi patria, ayudar desde donde estemos a construir algo de futuro. No creo en ese fatalismo tan común de "hay que irse porque acá no queda nada", me niego a caer en eso, aunque la mejor de las lógicas y el buen juicio lo indiquen. Me quedo con una frase del libro (que, por cierto, no es de Mesa): "Persigamos un sueño, es la única manera de vivir"
Nota: Esta entrada está de acuerdo a la política de publicación de este blog. La advertencia se hizo a tiempo. Los que no estén de acuerdo con lo escrito arrib, son muy dueños de ello, francamente, me importa un cuerno.
Nota 2: Cuando decía que en una de esas me salía hablar de política y esas cosas lo dije en serio...se notó? :P

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