lunes, 17 de agosto de 2015

Las prioridades claras

Después de dos meses de duro trabajo, al fin hoy tuvimos nuestro concierto con la Misa No. 2 de Schubert. Como siempre, la semana antes del ensayo resultó agotadora, estresante y logra sacar lo peor de mi poco tolerante personalidad. Hasta ayer, me sentía lista para mandar al diablo a cualquiera que se me opusiera, pero hoy...¡milagro!
Por una de esas cosas raras que suceden (se alinearon los planetas, cambió el viento de dirección, lo que sea), todo parecía salir bien hoy. Llegaron todos temprano a la concentración pre concierto, vinieron muchas personas a escucharnos, todos estábamos de buen humor y nos permitimos reírnos y bromear entre nosotros antes de entrar, empezamos a tiempo. Todo una maravilla.
No puedo decir que no tuviéramos errores, y la acústica del lugar me parece que no ayudaba mucho, pero ¡hey! no hubo críticas destructivas y el público, después de escuchar nuestra misa y el concierto de Mozart del violinista invitado, salió satisfecho.
Nada es más satisfactorio para un músico (incluso uno aficionado, como yo) que una buena noche de concierto...excepto lograr en la falda en la que casi no entraba en el anterior concierto.

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