En uno de esas noches en que estaba ligeramente más despierta que de costumbre, y aprovechando que mi esposito había ido por películas nuevas, nos clavamos una que estaba esperando por algún tiempo ya: Pitch Perfect 2.
Deefinitivamente, amé la primera peli con locura, es divertida, sencilla y llena de música. La segunda también tiene mucha música y momentos sumamente extraños y divertidos, pero es como si se les hubiera ido la mano tratando de hacerla entretenida y dinámica, y en eso se les pasó a sumamente entrecortada y poco fluida.
Si bien la primera tiene muchos clichés, funcionaban perfectamente con la historia. En esta también exageraron un poco con los chiclés y no me quedó muy claro en qué aportaban a la trama, incluso los que resultaban graciosos. Pero, lo más importante (al menos, en mi cabeza), son los arreglos de las canciones conocidas, aunque la peli versa mucho sobre lo de ser creativo y auténticos (y de ahí lo de la canción de Emily). Ya quisiera yo cantar así.
No me gustó tanto como la primera, pero Pitch Perfect 2 tiene su encanto y su gracia, en buena parte encarnados por los extraños comentarios de los presentadores de los concursos a capella, la japonesita rara y la latina más rara. Esos son impagables.
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