A pesar de lo feminista que pueda sonar el título, no se dejen engañar. Por supuesto, estoy más que de acuerdo con muchos de sus postulados, con otros no, y otros me parecen algo jalados de los pelos, pero como les dije, ese no es el asunto de este post.
Veamos, una pequeña encuesta: ¿qué es en lo primer que piensan cuando se habla de bebés? Personalmente, lo primero en lo que pienso es un pañal sucio. Y no me o invento, no, tengo tres hermanas menores y dos sobrinos, y por adorables que sean los bebés no puedo pasar por alto el que son unas pequeñas máquinas de hacer popó. Francamente, le escapo a la cambiada de pañales, si es de pipí no importa, pero si es de popó ya me tenían lista huyendo en la dirección contraria.
Tal vez ese sea uno de los motivos por los que aún no tenemos hijos-máquinas-de-hacer-popó con mi esposito, digan lo que digan los alarmistas que me anuncian mi fecha de caducidad. No tengo estómago para cambiar pañales. No.
Lo raro es que no tengo problemas en levantar popó del perro, y lavarle el trasero (bien cubierta con guantes, claro) a nuestro perro, y más en estos días que ha estado medio malito del estómago (por decirlo con elegancia). Eso me ha llevado a pensar en que, en realidad, no necesito un bebé-hacedor-de-popó, para eso ya tengo a mi hijito perruno y como no le tengo asco a limpiarlo, todos felices.
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