lunes, 22 de febrero de 2016

Sigo al revés

Hoy había elecciones en Bolivia (otra vez). Sé que las votaciones son algo así como la cúspide de la democracia participativa y demás, pero tengo un certificado de votación por cada año desde que me casé...estoy segura que eso no es bueno para la economía de ningún país, pero así estamos.
Esta votación es realmente importante, se trata de modificar la Constitución parcialmente para que este Gobierno (que, por cierto, fue el que aprobó la Constitución en cuestión) pueda presentarse a una nueva re-elección después de que concluya este periodo, que, por cierto, ya es el tercero/segundo (se agarraron ahí con un tecnicismo bárbaro). De momento, según los primeros resultados no oficiales, el NO va ganando por dos puntos porcuentales. Nada, básicamente. 
Ahora mismo, el Facebook es un alboroto comparable a uno de esos festines/borrachera de la Edad Media, en que todo mundo grita su opinión a voz en cuello, y dan gritos de alarma por un posible (y muy temido) fraude. La cosa está como para coincidir con Umberto Eco (Descanse en paz), que dijo que las redes sociales han convertido al "bobo del pueblo" en el "vocero de la verdad" al darle el espacio para decir tonterías.
Y en este momento, ¿qué es lo que me preocupa realmente a mí? Me preocupa que mis hipotéticas palas, y mis hipotéticos estabilizadores (azules, por favor, no puedo romper la hermosa combinación de mi arco) lleguen a tiempo aquí. Me preocupa poder acostumbrarme a ellos durante el mes que me queda antes del Torneo que, gracias a Dios, ya no será en Tarija, si no en Cochabamba. Me preocupa terminar de revisar esta tesis que tengo entre manos para no quedar desfalcada por mis nuevas adquisiciones (de verdad que me encanta buscarme actividades caras...). Me preocupa solucionar esto de la operación de la vista y que nadie me odie por ello. 
Los resultados serán los que tengan que ser, cumplí con ir a votar. El Torneo...hora de entrenar como loca, de nuevo.

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