lunes, 16 de enero de 2017

Amargas decepciones

El lado realista de mi cabeza me decía que no debía hacerme muchas ilusiones, porque mi mala suerte siempre dicta que cuando más emocionada estoy con algo, menos chances hay de que ese algo suceda. Pero soñar no cuesta nada, y me permití soñar un poco, incluso sabiendo que ya había tentado a la mala suerte.
La verdad, ya sabía esto desde mitad de diciembre y aunque ese rato dijera a todos los interesados en el asunto que mejor ya no hacernos ilusiones, yo era la primera en seguir haciéndome ilusiones. La triste realidad es esta: Nuestras chances de ir a China con una beca por Tiro con Arco es igual a nula. ¿Por qué? Porque capricho de unos cuantos, así de sencillo.
He pasado los primeros días de este mes en tratar de resignarme, y los últimos días, en que por contactos misteriosos me enteré de la negativa casi definitiva al asunto, tratando de no deprimirme más de la cuenta. Aunque me picaban las manos por escribir esto, no me sentía con el valor para hacerlo. Supongo que ponerlo por escrito es igual a admitir la derrota.

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