viernes, 29 de mayo de 2009

Meli en la Culta Charcas (parte 3, tenemos las imágenes)

¿En qué me quedé ayer? Veamos, ya sabían que yo llegué el domingo sin cámara fotográfica y con mi celu con la memoria llena (es que se me voló completamente que tenía que vaciarlo antes de viajar), así que no hay pruebas de ese día (no podrán atraparme!). Pero, como el lunes ya llegó mi sufrido novio, bien armado con su cámara super poderosa, ya les puedo mostrar algunas de las bellezas de la Culta Charcas.
Empecemos por decir que el lunes 25 de Mayo, en teoría, teníamos que llegar a media mañana a la Plaza 25 de Mayo donde estaba pasando el desfile en conmemoración al 25 de Mayo (oh sí, somos muy originales con los nombres...), pero por cuestiones de la vida llegamos bien pasado el medio día y nos fuimos directo a la Feria del Chorizo Chiquisaqueño (una de las especialidades criollas). La Feria en cuestión era en la plazuela de la Recoleta, un hermoso lugar histórico y muy mono con un mirador hacia la ciudad, es decir, una muy buena ubicación si se trataba de propósitos paisajísticos y turísticos y demás, pero pésimo para tres personas poco ágiles y de vida notoriamente sedentaria y que encima son tan iluminados como para elegir subir por la calle más empinada. No me creen?

Nótese que, en cuanto más arriba se esté, mayor será el riesgo de rodar para
abajo por el simpático ángulo de 70° de inclinación de la calle en cuestión.


Linda la callecita, ¿no? Perfecta para practicar andinismo y demás deportes que impliquen sacar las habilidades de la cabra de montaña que llevamos todos dentro. De todas formas, y aunque me queje como loca, llegar arriba siempre vale la pena y eso que no siempre hay comida. Una de las cosas más hermosas de la plazuela esta, aparte del Mirador, el Templo de la Recoleta, y la Fuente super enorme, es el Reloj de Sol
Esta maravilla tiene unos cuantos siglos encima y ¿qué creen?, ¡Sigue funcionando! (sí, hasta yo me asombro de mi inteligencia y perspicacia...). El punto es que llegamos a la plazuela en cuestión y nos encontramos con un montón de gente llenando las mesas, y un solazo aplastante. Después de casi media hora de ir de acá para allá esperando que alguien dejara su mesa, al fin conseguimos algo de sombra, sillas, una mesa compartida y comida (al menos para probar, porque esa era otra matanza).


El plan para la tarde era ir a una presentación de un ballet que llevó la Embajada de España, por esas cosas de la vida acabamos en la inauguración de la nueva Fuente del Rosedal donada por la Fábrica de Cemento. La cosa esa lanza un chorro de agua (ni modo que de cemento...aunque sería divertido) de 13 metros o algo así. Se veía realmente lindo en la noche, con sus lucecitas y las formitas del agua con la música y eso, pero (yo siempre encuentro peros :P) podían haberse conseguido una versión mejor grabada de la música, ¿no? Es que parecía que la hubieran grabado de la grabación que alguien hizo en un casette horriblemente estirado.
Pero saltando eso, pasamos un buen rato con toda la "flia" reunida después de muchos años: estaba mi santa "magre", mi querida "sistera" y mi dulce hijita, además, claro, de mi sufrido novio en calidad de aspirante a mi mano (qué lindo suenta eso!) aunque mi "magre" se empeña en oponerse a eso (a pesar de que nuestra hijita hace rato que se pasea por ahí y digamos que la situación hay que ponerla bien en orden, juasjuas).
El siguiente paso en el itinerario era el Concierto de la Sinfónica Nacional en la Catedral. Ya viendo lo que nos pasó con el ballet (que llegamos con...no sé...unos 4 días de retraso a la repartija de entradas) estuvimos ahí como media hora antes de lo que decían los horarios, he hicimos bien porque cuando llegamos, la fila ya llegaba a la esquina.

El concierto estuvo fabuloso, a qué, lindísimo, genial y todo eso (aunque yo, como siempre tan madura, debo declarar que les odio a todos, desde David Handel, el director, hasta el tipito que tocaba el triángulo). Tocaron tres piezas más de su programa del día siguiente, y lo hicieron tan bien, que juramos que al día siguiente iríamos al concierto de las 5:30 p.m. en el farallón de Cal' Orcko, que es una super pared con huellitas de dinosaurio. Lo grave fue que, aunque nosotros llegamos relativamente puntuales (como al menos 100 personas más) el concierto recién empezó a las 7:00 p.m. y nuestra flota salía a las 7:30 p.m. y considerando que Cal' Orcko está como a 20 minutos de Sucre...no pues, apenas y escuchamos el Himno Nacional, el Himno a Chuquisaca (del que sigo sin averiguar la segunda parte...oso) y tuvimos que irnos. Me dio una rabia, pero una rabia...
En fin, de todas formas, y a pesar de la decepción de ese último concierto, fue un buen viaje. Y ahora...las principales atracciones de la Plaza!


Con ustedes, la efigie de Antonio José de Sucre, Mariscal de Ayacucho en su papel de "El cuidador de palomas atrevidas en la Plaza"

Uno de los leones al pie del monumento al Cuidador...Mariscal! Guardianes originales del Castillo de la Glorieta y asiento favorito de los niños imprudentes que deseen verse cubiertos de hormigas furiosas, sus actuales habitantes.

Vista de la Bandera del Cúpula de la Prefectura desde el mero techo de la Prefectura. Para lograr esta toma hay que subir un montón de gradas, en tramos empinados y algo resbalosos, corriendo el riesgo de perder al dignidad en una caída o la capacidad de respirar en el mejor de los casos.
































Imágenes del Monumento de Bernardo Monteagudo, Prócer de la Independencia, en la Plaza 25 de Mayo, tomadas en un viaje anterior desde el celular de esta seria reportera. Obsérvese como se puede cambiar la opinión de un héroe de la Patria dependiendo del ángulo en que se lo vea: seriecito a la izquierda, sospechoso (por decir lo menos) a la derecha.

No hay comentarios: