Febrero siempre me ha parecido un mes decepcionantemente corto y rápido. Recuerdo que, según mi mamá, hay una razón histórica que implica mucho egocentrismo para que tenga tan pocos días, pero no estoy muy segura (Nota para mí: investigar qué tienen que ver Julio César y Augusto en esto). Creo que la única parte buena es que el sueldo llega un poco antes.
Siempre espero marzo por dos buenas razones: cumpleaños de mi esposito y cumpleaños de papá. Pero ahora estoy temiendo el avance de marzo porque sólo significa una cosa: el momento de mudarnos llegó. Hoy, por ejemplo, llevamos todos mis libros y algunas cosillas más; ya varios de los regalos de boda y mi glorioso mueble gigante fueron hace unas dos semanas, antes de que pusieran la baranda a la escalera.
Es como para ponerse deprimirse un poco...
No hay comentarios:
Publicar un comentario