miércoles, 16 de julio de 2014

Y se acabó el Mundial

Después de un mes viendo partidos en vivo y en repeticiones, de hacer quinielas y predicciones, de gritar por faltas y goles (y acabar de fregarme la garganta, por las dudas), es un poco triste aceptar que se acabó el Mundial y que tenemos que aguantarnos otros cuatro años para el siguiente. Como era de esperarse, este nos dejó una serie de anécdotas, quejas y celebraciones para rato. Para variar, llego tarde a las noticias, pero ese es mi estilo.
Para mi gran alegría (y la de mis esposito, y la de casi todos mis amigos y amigas), Alemania salió campeona después de una gran campaña y un excelente partido final. Argentina, la otra clasificada a la Final, dio guerra en ese partido en específico, no hay como negarle eso, pero no le alcanzó y ahí se quedó con las medallas de plata.
El partido final y la premiación a Guante de Oro y Balón de Oro la vimos con unos amigos, tragando como bestias (personalmente, al día siguiente tenía una indigestión que ni les cuento) y gritando como locos. Completamente memorable, debo decir. Pero lo que hizo más memorable la entrega de los premios fue el Balón de Oro.
Manuel Neuer, el arquero de Alemania que tenía más cara de Príncipe Encantador que de deportista y que parecía una pared que no dejaba pasar nada, recibió el Guante de Oro. Messi, que en mi humilde opinión hizo mucho menos que Robben (que hacía teatro, pero parecía ubicuo), o James Rodríguez (que terminó como goleador), o que Miroslav Klose (que batió el récord de goles metidos en Mundiales).
Siendo así la cosa, imaginen mi sorpresa e indignación (y la de mi esposito y la de mis amigos) al ver que a Messi le entregaban el premio ese. De todas formas, más allá de eso, la cara de Messi era un poema indescriptible, mezcla de empute descomunal y frustración total...cara replicada por todo el resto de su equipo.
Más allá de lo que yo pueda pensar de Messi (que no es precisamente cortés, y más después de esa cara), lo interesante vino después. Como todos sabrán, días antes el inaguantable de Tinelli (que por alguna razón tiene proporciones de héroe en Argentina) estuvo dale que dale a jorobar con la goleada de Alemania a Brasil, y se infló aún más con los penales de Argentina. Al día siguiente de la final, estuvo dale que dale con la quejadera de que la "falta" de Neuer sobre Higuaín era para expulsión (corríjanme si me equivoco, pero el arquero sí puede meter cuerpo), y que si las faltas de los alemanes (cuando los que empezaron con las patadas fueron los argentinos), y que si el árbitro y que los de su selección son unos héroes. Como siempre, el cojo le echa la culpa al empedrado. Siendo justo, debo admitir que Argentina dio un buen partido de final (me guardo mis comentarios sobre sus partidos anteriores), pero no le alcanzó para ganar. Punto.
Pero lo interesante sigue, ya que los periodistas del mundo se dieron a la tarea de buscar disculpas a la cara de Messi cuando recibió el premio que otra se merecía más. La explicación más reciente es que tiene Asperger, una forma muy leve de autismo que se ha puesto de "moda" últimamente y que se ha vuelto atribuible a casi cualquier genio algo excéntrico, pasado, presente y probablemente futuro. 

La gente ya no sabe qué inventar...

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