¿Recuerdan la época en que "hacía ejercicio" y me quejaba de que todo me dolía? Dado que mis queridas amigas me abandonaron en la estacada y juré no ir sóla al antro de tortura, más conocido como gimnasio, pensé que mis épocas de dolor muscular post-deportivo habían quedado atrás.
Se podría decir que sí hago deporte, tiro con arco, digan lo que digan mis papás de que no cuenta como deporte quedarse parada disparando (prefiero no hacerles caso porque ellos nunca han disparado nada), pero aunque al principio andaba con algunos dolores en la espalda por tensar el arco, no se trataba nunca de nada serio. Hasta ayer...
Debido a una muy molesta e inoportuna conjuntivitis, tuve que faltar a dos entrenamientos (cinco, si cuentan los días que no voy nunca por el trabajo). El miércoles, entre una cosa y otra, llegué cómodamente más tarde de lo habitual al entrenamiento y ¿qué me encuentro? Resulta que el entrenador de equipo nacional de tiro (a la hora que me entero que existe un equipo nacional) fue a entrenar a los chicos que irán al Nacional en Santa Cruz. Siendo realistas, es obvio que no iré: recién voy un mes disparando, no tengo arco propio, ni flechas, ni puntería, pero el cuate (muy buena gente, por cierto) estaba en plan de "ellos (los niños genios con todo lo necesario) son la prioridad, pero ¡hey! haremos trabajo con todos".
Después de la ronda de ejercicios de calentamiento y estiramiento, me tuvo otra buen rato con flexiones para todos los músculos del cuerpo, aparte de trotar (que jamás ha sido mi fuerte), y más ejercicios de técnica. Resultado: me duelen músculos que no me dolían ni con el gimnasio.
La parte buena es que ahora nadie me pude decir que esto del tiro con arco no es un deporte de "nada más estar parado) (tengo músculos adoloridos para probarlo). Lo malo es que...eso, me duele todo.
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