Después de mi larga diatriba protestona sobre ese programucho del tres al cuatro (me encanta esa frase), cualquiera diría que estaba del peor humor del mundo. Puede que en parte sea cierto, pero no es que eso me afecte tanto como para ir más allá de protestar en mi blog. De todas formas, nada mejor para mi mal humor que un poco de música.
¿Recuerdan la canción con la que me traumé cuando murió mi bebé? Esa del vaso, por las dudas. Era divertida aunque la letra me pusiera a llorar, y salió de una película sobre (redoble de tambores) canto a capella. Siendo como soy, fanática de The Sing-off, fue una gran alegría que mi amado esposito encontrara la tal película.
La historia tal vez no sea increíblemente original o llena de giros dramáticos, pero es definitivamente entretenida y con muchos diálogos super extraños que matan de risa. Lógicamente, hablan mucho de música, incluida música de películas, y la necesidad de ser original y salir de lo viejo para probar cosas nuevas. Debo admitir que la música moderna, en especial cosas raras como el hip hop y el siempre odiado reggaeton y varias cosas de la industria del pop, no son de mi agrado, me parecen tontas y sin sentido, pero admiro a las personas capaces de hacer arreglos completamente vocales sobre canciones que son hechas para ser interpretadas con un montón de ecualizadores y cosas así.
Creo que está de más decir que disfruté enormemente, y que recomiendo la peli ampliamente. Si les gusta la música, definitivamente les gustará, y si no...bueno, al menos se reirán un buen rato.
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