miércoles, 28 de diciembre de 2011

Entre fiestas

Se acabó la Navidad, se viene el Año Nuevo y en medio de esa semana me cae una boda. Y se supone que hay otra el 2 de enero, aunque no sé si podré ir porque es el cumpleaños de mi hermanita. Hace cinco días que soy "libre", tengo una tesis que revisar y tiempo para escuchar música que hace rato no escuchaba, para practicar en el piano, para reunirme con los amigos a jugar y pasarme en el internet todo el santo día si así me place. Mis papás están en modo extra indulgente conmigo, así que mientras cumpla con mis pequeñas obligaciones en casa, no tendrán motivo para sentirse molestos conmigo.

Y aún así, me siento extrañamente vacía. No extraño el trabajo, no, tendría que estar loca para hacerlo. Es más, aún trato de librarme de los sueños extraños en que estoy atrapada detrás de mi escritorio y con mi ex-jefa retándome por algo. Así que simplemente, podría deducir que este estado de "depresión" es la reminiscencia de los últimos cinco meses.

El caso es que no tengo ganas de hacer nada, y si le sumamos que, últimamente, cualquier anuncio de boda que no sea de alguien a quién quiera mucho, me hace entrar en crisis de pánico (por no decir de mal humor), resulta que si podría meterme bajo mis colchas, revisar esa tesis en paz y no tener que ir a ninguna fiesta nupcial, lo haría alegremente...o todo lo alegremente que se puede estando de mal humor. ¿Captan la contradicción?

No hay comentarios: