martes, 17 de enero de 2012

Otro clasicazo

A este paso, mi blog se va a convertir en mi crónica de mis idas al cine. Debería haber contado de mi viaje relámpago a La Paz a la boda de una de mis mejores amigas, y cómo pasé dos noches seguidas viajando, pero entre una cosa y otra se me pasó y el cuente perdió algo de su gracia. Así que, vámonos a lo que es, evidentemente, más interesante que una boda en la que no atrapé el ramo.


La cosa es que, aprovechando que me pagaron por una tesis que terminé de revisar, y en honor a nuestro aniversario, nos largamos al cine con mi sufrido novio. La víctima del día: "Las Aventuras de Tintin". Después correr por las entradas, proveernos de mucha pipoca y nachos con queso, entramos a la sala justo cuando comenzaba la peli (lástima que nos perdimos los trailers).





No recuerdo mucho de Tintín, aparte de la obviedad de que era periodista, tenía un peinado memorable y su perro era completamente adorable. Resulta que esta peli capta todo eso (no es mucho lo sé, mi memoria es traicionera últimamente) y resulta siendo de lo más divertida. Como siempre, Tintín se mete en los problemas más locos por buscar una historia, acaba de viaje por tierra y mar, y por suerte tiene a su perrito Milou (leáse Milú) que anda sacándole las castañas del fuego y siendo más útil que una navaja suiza. Eso sí, hay que reconocer que Tintín tiene una puntería impresionante y nervios de acero.


Si buscan acción, comedia, mascotas leales, largos viajes, líos que se remontan en el tiempo y hasta algo de ópera, entonces definitivamente Tintín es una excelente opción. Además que esa aria mientras el perrito y el capitán ser revuelcan de dolor es impagable (y de alguna bizarra manera, me recordó a mi gata cuando yo me pongo a cantar).

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