viernes, 11 de abril de 2014

Consecuencias del gym

Hagámoslo breve, porque aún me duele, incluso más que todos los músculos de mi hermoso cuerpito por el ejercicio. Mi botellón de agua se derramó en mi cartera y mojó todo, desde los pedazos de papeles que tenía ahí botados, hasta mi celular, pasando por mi billetera.
Fue gracioso ese rato, pero no es tan divertido tener tu celular metido en un montón de arroz esperando que eso le quite la humedad y pueda volver a funcionar. Y esperar no es mi fuerte, ni por si acaso.

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