miércoles, 15 de octubre de 2014

Sueños cumplidos

¿Recuerdan la vez que me lamentaba por no poder comprar un arco (de tiro)? Aún no puedo comprar uno, y tal vez no pueda hacerlo en mucho, mucho tiempo, pero por obra y gracia de los contactos de mi esposito, al menos pude disparar uno.
Cierto que en el momento de escribir esto me duele mucho la mano izquierda, con la que sujetaba el arco, los mosquitos me llenaron de picaduras, y aunque muero de ganas, no tengo probabilidades de inscribirme al club sin renunciar a mi trabajo o algo así (el que, por cierto, me está generando mucho estrés y el cabello se me cae a mechones). Pero ese rato me divertí como mono, incluso cuando un pobre perro casi se atravesó en el camino de mi flecha desviada, incluso cuando boté un montón de flechas muy lejos de la diana.
Lógicamente, el mejor momento fue cuando, a pesar de todos mis problemas para apuntar correctamente, le atiné al mero centro de la diana...que la flecha rebotara es otra historia, pero igual fue genial. Eso sí, debo tener algún problema del que no me doy cuenta al apuntar que todas mis flechas, o al menos la mayoría, acabaron clavadas en el lado izquierdo de la diana. 
Espero poder volver a ir en algún momento, de veras que sí. 

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