martes, 27 de enero de 2015

Se acercan las fiestas

Suelo quejarme mucho del Carnaval como fiesta en sí, más que nada por los globazos y el exceso de borrachos. La única parte buena es, lógicamente, el largo y maravilloso feriado...en el que me encierro en casa para evitar que me mojen, porque si hay algo que me enoja en la vida es que me mojen. He dicho.
Obviamente, formo parte de una minoría. La mayor parte de las personas por aquí ama el Carnaval. El Carnaval y su adecuado festejo es casi sagrado. Hay una historia, que muchos dicen que no es cierta, de que el inicio de la Guerra del Pacífico cayó en pleno Carnaval, y el Presidente en turno decidió que las medidas pertinentes se tomarían...al terminar los festejos. Para muestra, un botón.
Parte de las celebraciones es la famosa Entrada del Carnaval que ha puesto a Oruro, la ciudad nativa de mi mamá, en el mapa mundial. Básicamente, es el paso de varios conjuntos de baile por un recorrido que atraviesa Oruro y termina en el Santuario de la Virgen del Socavón, patrona de Oruro. Los bailes son un montón, las "fraternidades" son cientos, y los bailarines miles. Oruro es un hervidero de gente ese día, y al ser una ciudad pequeña, jamás entendí dónde se acomodan.
La Entrada fue nombrada hace varios años como Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco, eso le dio más fama de la que ya tenía. Y al ser tan famosa, obviamente se transmite por televisión nacional, por todos los canales, en vivo y en directo, todo el sábado de Carnaval. 
No voy a negar que es genial, aunque hace muchos, muchísimos años que no voy a verla en vivo (otra vez, mi repulsión a los borrachos y a las multitudes entra en juego). Veo la entrada a pedazos desde la comodidad de mi casita...y evitándome el lento y desesperante paso de la Morenada que jamás acaba de pasar y hace baches en la entrada, yendo por algo de picar en lo que entra el siguiente conjunto. Eso sí, siempre espero a que pase la Llamerada Socavón.
Resulta que mi mamá bailó en la Llamerada Socavón cuando era joven y soltera. Lo interesante del asunto, y aquí cito a mi abuelita en uno de sus comentarios algo racistas clásicos de su edad y época, es que mi mamá se metió a bailar cuando "las que bailaban eran las del mercado". Según mi abuelita, después de que mi mamá bailó en el Carnaval, "las señoritas" entraron a otros grupos y fraternidades, haciendo de la entrada lo que es hoy en día: una gran fiesta en que todos, sin importar su clase social, "estatus", ingreso económico (hay que ver los gastos que se hacen en Carnaval), "apellido y renombre", bailan y cantan  codo a codo. 
Por cierto que siempre he dudado un poco de la versión de mi abuelita, básicamente porque exagera un poco las cosas. Pero que mi mamá bailó en la Llamerada, bailó (y nadie quita lo bailado y esas cosas). Ver a la Llamerada pasar, siempre me hace pensar en mi mamá.


"Así se baila, llameros, con la Llamerada Socavón (Fuerza, llameros!"
Por cierto que a los del Carnaval les convendría grabar en mejor calidad y aprender a editar mejor.

Son más de 250 personas sólo en la Llamerada, y por algún motivo no me aburro de verlos pasar. 
Algo más, aunque no estoy completamente segura. Hay un señor que baila solo casi al inicio del paso de la fraternidad, y baila distinto a los que van detrás suyo. Si no me equivoco, era el señor que siempre que veíamos pasar a la Llamerada en el Convite antes del Carnaval con mi abuelita, se acercaba a saludarla y mandar saludos para mi mamá porque se acordaba de ella. El señor lleva más de 40 años bailando todos los años en el Carnaval. Si eso no es aguante, no sé qué es.

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