sábado, 31 de enero de 2015

El "dealer"

En mayo del año pasado me di cuenta que no podía más. Simplemente, las fuerzas no me daban y forzar la situación no sería de ayuda. Después de muchos años terminé en un médico, con un montón de medicinas, análisis de laboratorio y la orden estricta de no hacerlo.
Desde entonces, a pesar de la persistencia de los síntomas y de que, racionalmente, sé que debo cuidarme más, he seguido rondando. Probablemente, no fuera una buena idea y temo haber empeorado la cosa.
Supongo que pudo ser peor. Supongo que de haber estado rodeada de mi grupo habitual, me habría empujado yo misma a daños tal vez irreparables. Así que tal vez la ausencia de todos ellos fuera positiva.
Y en eso...un correo, un mensaje: el grupo se vuelve a reunir. Como invocados, los síntomas reaparecen, pero a pesar de las dudas y de las excusas que podría poner, una vez más voy derechita a su encuentro, esperando recibir lo que, sin dudas, será mi nueva (o renovada) obsesión. A pesar del miedo, extiendo las manos y recibo del "dealer" una nueva "dosis" de mi único vicio: Una nueva partitura.


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