viernes, 27 de febrero de 2015

Prioridades

Pasando tantas desgracias y calamidades como suceden en el mundo (hambres, guerras, yihadistas haciendo huevadas, crisis económica, y un muy largo etcétera), la gente se preocupa de macanas.
Ayer (y el debate continúa) fue un vestido el que los tuvo locos a todos (me incluyo, para qué negarlo). Lo triste es que los fabricantes ya dijeron de qué color es el vestido, un montón de científicos (que sospecho no tenían nada mejor que hacer), y todos siguen dale que dale con vestido.


Y cuando la noticia del vestido sale hasta en CNN, junto con las noticias sobre los yihadistas, como que ya una cae en cuenta de que algo raro pasa con el mundo.
Justamente, hablaba con mi papá del mundo y él se puso a protestar de las noticias nacionales. No soy una persona optimista ni mucho menos, pero creo que aunque estemos mal, no estamos tan mal como están en otras partes: nuestra economía, que no es una maravilla ni de lejos, no se cae cada rato como la argentina (que tuvo dos crisis jodidas y bastante cercanas en el tiempo), no estamos desabastecidos y con una inflación por los cielos como en Venezuela, no nos estamos matando como salvajes como en el Medio Oriente. Sí, ya sé (mi papá me lo dijo), mal de muchos es consuelo de tontos, y la verdad es bastante egoísta de mi parte, pero es lo que hay.
No se puede negar que en este nuestro ancho mundo pasa de todo, cosas buenas, cosas malas, y cosas triviales. Deberíamos agradecer por las buenas, tratar de corregir todo lo malo que esté a nuestro alcance...y tomar las triviales como lo que son.
Y ahora me retiro a ver si el maldito vestido se vuelve dorado a nada.

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