sábado, 24 de septiembre de 2011

Larga semana

Pensé escribir esto el miércoles, después del ensayo de coro. Me dormí. El siguiente plan era escribirlo el jueves, después de la sesión de rol...pero dormí muy tarde por otros motivos y no quedó tiempo. Ayer, viernes, aún tenía fresca la sesión de rol y estaba con todas las ganas de escribir, pero entre una salida y varios sarcasmos salidos de mi boquita contra los "artistas urbanos" en general y el "aburrimiento" en particular, regresamos a casa con mi sufrido novio para...caer dormidos en el sofá (algo incómodos, por cierto). Despertamos dos horas después (y sospecho que mi papá bajó y trató de despertarnos, pero puede que fuera parte de uno de mis bizarros sueños), y para lo único que tuve fuerzas a las 2:00 de la mañana, fue para irme derechito a mi camita y tener un sueño ultra raro con un viaje a través de una zona invernal, varias pistas de patinaje sobre hielo y una de mis compañeras de coro. Sospecho que la parte del invierno fue provocada por el simpático frío que ha decidido caernos encima nada más empezar la primavera, pero tampoco tengo pruebas.
Vamos por pedazos. Lógicamente, mi "ánimo" ha subido un poco ante mi "inminente" renuncia. Lo que aún no tengo claro es como lo haré, con qué palabras y bajo qué argumentos. Lo otro que aún no tengo claro es si realmente me alcanzará el valor para hacerlo, digo, de una forma extrañamente retorcida, pensar en la idea de dejar a mi Jefa con mi compañera, solas en una oficina y sabiendo de los defectos laborales de ambas, suena a una perspectiva no muy alentadora para nadie (excepto para mí, que no estaría metida en el lío). Realmente, creo que padezco en cierto grado de Síndrome de persona malatratada: No importa qué tan mal me hayan tratado, en cierta forma les tengo algo de lealtad y huevas.
Siendo así la cosa, pasé la semana dividida entre mi ánimo loco de contar días, horas, minutos y segundos restantes antes de llegar a mi "planeado" final, todo eso sazonado por varios pedazos de culpa y pensamientos del tipo "tal vez deba quedarme un mes más", "Digo, dos semanas no me matarán", "¿Te imaginas si la dejas sola? Esta oficina se va al cuerno" y demás ideas dictadas por mi maldita conciencia que estaría mucho mejor amordazada y encerrada en uno de esos baúles de siete llaves con mazmorra incluida.
Así pues, el miércoles, después de un largo y agotador día de discusión metal bajo fachada imperturbable, llegué al ensayo de coro (tarde, nos agarró la trancadera) con todo el ánimo de pasarla bien un rato, no hay nada como la música para subir los ánimos. Lastimosamente, una de las contraltos hizo un comentario que no hubiera sido hiriente si no fuera por el tono en el que lo dijo, y que molestó mucho a Moi, a la que iba dirigido y que estuvo el resto del ensayo a punto de lanzar chispas e improperios. Ahora bien, si algo bueno tiene sobrevivir a mi jefa, es que la mitad de los comentarios ahora me resbalan (digo, no son gritos), así que cuando terminamos el ensayo y la misma contralto me dijo algo en el mismo tonito chinchoso, que podría haber tomado con algo más de paciencia si no fuera por eso, simplemente me valió. Claro, Moi fue y le dijo a Adán que ese tipo de comentarios le parecían fuera de lugar (es más, considerando que el inicio de todo sue una sugerencia completamente útil y válida de Moi, estaba más que fuera de lugar). Obvio que apoyé la queja de Moi, pero no por lo que me tocaba a mí.
Jueves: otro largo día de aburrimiento en la oficina, pero al que sobreviví a pesar de todo porque veía una lucecita al final del túnel más conocida como "Sesión de Rol - de regreso a Oerth". Hay tanto que contar sobre eso, pero como si me extiendo mucho esta entrada quedará larga como años de tormento, mejor resumamos. De momento, somos 4 chicas en la partida, aunque por razones de fuerza mayor (conocidas como Mamá y Clases), mi hemanita Ara sólo alcanzó a hacer su personaje y retirarse de la escena antes que comenzara la aventura. Así que, tenemos mi hermanita semi-elfo, Gaby humana maga, Malu druida semielfo (creo), y su servidora, que vuelva a ser una elfa bardo. Al parecer, han pasado como 350 años desde que Melian Aredhel (mi anterior yo) iba por el mundo con su banda de raros haciendo de las suyas, y en ese tiempo parece que el Imperio se fue al cuerno por culpa de la reina traidora y ahora el mundo se cae pedazos o algo así. En pocas, vivimos tiempo peligrosos y somos tres (hasta que se nos una mi hermanita) chicas que sólo saben defenderse si el enemigo está a mil metros, que no pueden cargar muchas cosas, pero que pueden conseguir una habitación en una posada en un pueblo desconocido montando un concierto improvisado y después de eso, meterse a hacerlas de mensajeras para un Elfo viejo y ciego que, sospechamos, tiene un pasado de lo más interesante y no quiere contar nada. Eso sí, mi nuevo yo, que por cierto, se llama Aredhel Naya, aprendió que siempre es útil cargar una barra de jabón en el equipaje, en caso de que una termine tocando un cuadro pintado en piel humana y con marco de huesos. ASCO.
El viernes hubiera sido un día más, si no fuera porque tuvo un final algo extraño. Después de otro largo día de aburrimiento ajetreado en la oficina, me fui a casa sabiendo que volvería a salir en un rato para acompañar a mi sufrido novio en su recorrido fotográfico por no sé qué cosa de Bienal de Arte Urbano y cosas. Caminamos por ahí, en la noche, con frío y algo de hambre, y con el cansancio acumulado de una noche de no dormir bien y el día de locos, así que me encontraba en ese ánimo sarcástico y brutalmente honesto en que critico todo lo que me parece mal sin un ápice de caridad. Y claro, como la tal Bienal estaba...¿como decirlo?...Mal, pues digamos que me pasé la noche criticando.
Eso de por sí, no es extraño (soy muy criticona, hasta en mis momento más benevolentes). Al llegar a casa, nos tomamos un tecito caliente con mi sufrido novio para hacer pasar el frío, y nos sentamos en el sofá en todo el plan de llamar un taxi...y lo siguiente que supe fue que eran las dos de la mañana y estábamos los dos, todavía en el sillón, pero muy dormidos. Dice mi sufrido novio que mi papá bajó y nos vio ahí botadotes durmiendo, y yo recuerdo algo, pero puede que también me soñara esa parte. Lo raro no es que nos durmiéramos (por Eru, estábamos agotados), ni que, después de que mi sufrido novio se fuera, yo me arrastrara en modo zombie a mi cama y ni pensar en encender la laptop, lo raro es que mi papá me viera durmiendo con mi chico en SU sillón...y no me dijera nada al respecto.
Con lo que llegamos al sábado: un mañana más de oficina (juro que jamás 3 horas pasaron tan lentamente), una tarde de copiosa (excesivamente copiosa lluvia) y el temido examen de coro. Al menos no desafiné, excepto por una nota aguda que me falló completamente y algunas entradas que me perdí. Pudo ser infinitamente peor, pero hasta me gustó como sonaba, así que no me quejo mucho.
La cosa fue cuando empezaron las audiciones para solistas. Moi se postuló para Contralto y debod decir que le salió mejor que su examen...y después se postuló una chica para solista SOprano. Díganme rayada o envidiosa, pero no me acaba de gustar como canta esta chica. Tiene buena voz y en general suele ser afinada, pero ayer estaba como un cuarto de tono más abajo y tiene una mala manía de deslizar las notas que no me gusta para nada, aunque me digan que eso pasable en una solista. La cosa es que, al parecer, a falta de postulaciones, Nelio le dio el solo...y lo único que podría hacer al respecto es postularme yo también, aunque sólo fuera para amargarle un cacho la victoria. ¿Cuando me volví tan rata?

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