domingo, 23 de octubre de 2011

Otra larga semana

Empieza a cansarme esto de no lograr escribir durante la semana, o hacerlo con un mínimo de regularidad como antes. La vida adulta (o lo que sea que esto se llame) definitivamente, apesta. No sé por qué me desesperaba tanto por crecer cuando era niña, debí haber rezado de rodillas para quedarme como estaba.
Tengo tanto que contar. A pesar de lo mucho que me aburra en el trabajo, o de lo frustrante que resulte repetir una y otra vez lo mismo y lo mismo para alguien que, como yo, tiene una imaginación disparada, mis noches a veces no son tan desesperadamente aburridas como el resto de mi día. Digan lo que digan las personas cursis y ridículamente optimistas de que el mejor momento del día es cuando amanece, el mejor momento de mi día es cuando se acaba el horario laboral, poque significa que tengo unas cuantas horas de libertad para ser yo misma y no mi versión de oficina (una mala copia de mi, por cierto).
El caso es que, entre un chiste y otro, todas mis noches están ocupadas con algo: Partida de rol, ensayo de coro, partido de Wally (sí, queridos lectores, me uní a regañadientes al grupo que disfruta golpeándose las manos con una pelota), el Profeta...algo. Por supuesto, soy un asco para el deporte y me paso la mitad de los partidos esquivando la pelota (y la otra mitad quejándome porque me duelen las muñecas).
Tampoco soy un genio para el rol, de hecho, suelo ser de las que cae primero en caso de ataque y no sirvo mucho para una defensa (aunque la última vez le pegué tres flechazos a un orco), a no ser, claro, que me ponga a cantar. De todas formas, es divertido ver la cantidad de burradas que pueden hacer cuatro chicas tratando de cruzar un pantano sin hundirse. Digo, puede que por distribución de modificadores no sea la más lista, pero definitivamente las ideas para sobrevivir son todas mías.
Pero de todas mis "actividades extra curriculares", la que me entusiasma verdaderamente es mi calse de piano. Está bien, sólo pasé una clase de momento, y realmente es volver a retomar todo casi desde el principio, lo que significa que el Sr. "Hanon" y el Sr. Czerny-Germer han regresado a mi vida en toda su pesadillesca gloria. No me quejo, son cosas necesarias, y aunque hacer ejercicios de piano sea tremendamente agotador, es algo que disfruto. Además, debo admitir que me salen realmente baratas: digo, ¿qué profesor cobra el costo de su pasaje en micro por clase? Ni mi tío, por cierto.
Es algo esperanzador sentir que mis dedos, tanto tiempo rígidos, están volviendo a ser poco a poco más flexibles. Mi muñeca con tendinitis se queja cuando voy a velocidad, y eso que aún no llego a la velocidad requerida (108 M.M.,me quedé en 94 con mucho trabajo), pero creo que estoy haciendo un trabajo bastante decente, si se tiene en cuenta que ensayo veinte minutos al día y eso con suerte, en mi horario de almuerzo.
De todas formas, como siempre que empiezo con algo, mi imaginación ya se disparó y pretende que haga cosas que aún no puedo, por ejemplo, tocar piezas ultra difíciles. El día que logre tocar esto bien, podrá morirme tranquila.







2 comentarios:

Lizzy Dhamenix dijo...

wow ... en serio que ese video dejo unas ganas de aprender a tocar piano ...

paciencia mi señorita ... no acesine a su muñeca con la tendinitis :P

Meli dijo...

Yo no la asesino, la tendinitis la asesina, no es lo mismo :P jojojo