miércoles, 9 de noviembre de 2011

Noviembre

Cada vez me vuelvo menos original, las ideas se me agotan o, mejor dicho, las ideas siguen en mi cerebro, dando vueltas como un montón de moscas fastidiosas rondando a lo que queda de yo real. ¿Deprimida yo? Ja! No sé de dónde sacan esas ideas.

Mi cumpleaños vino y se fue, sin pena ni gloria y con, realmente, poco entusiasmo de mi parte. Me dí un atracón de mondongo y más libros en la Feria (que ya terminó, por cierto) y aún así, al final del día, sólo quería meterme a mi cama y llorar. Un sentimiento muy recurrente en los últimos días, debo admitir.

Como se habrán dado cuenta, llevo como un millón de días sin escribir, el tiempo más largo sin hacer una entrada desde que empecé este blog/sarta de tonterías. Quería comentar sobre mi poco animado ánimo cumpleañero, sobre "Sensatez y Sentimientos", "Matilda" y toda la plata que gasté en la Feria del Libro, sobre como mis amigos se dividen entre los que creen que soy la persona más alegre del universo y los que ven un poquito más allá de la fachada de sonrisas y se dan cuenta de deprimida que ando, sobre como volver a leer "Mujercitas" me trae conflictuada y dividida entre el deseo de aprender a estar agradecida por las pequeñas cosas buenas de la vida o la decepción que siento de mí misma al recordar como era cuando leí el libro por primera vez y cómo me veía en el futuro.

Ya sé, demasiados pensamientos incoherentes (y más frases mal construidas...supongamos que se me está pegando la poca lógica en redacción de los abogados), pero son los únicos que tengo últimamente. Pensé que algo de mi situación mejoraría con la llegada de la nueva ayudante a la oficina, al menos me quitaría la culpa de huir sin dejar a nadie para ayudar, pero resulta que la nueva ayudante (que, por cierto, es un sol de gente) planea huir incluso antes que yo). Dicen que ganarse la confianza de tu jefe es todo un logro, pero realmente desearía no haberlo hecho.

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