sábado, 9 de febrero de 2013

Clásicos que no mueren

Hasta hace poco, o al menos, todos los de mi generación y anteriores, conocían al Batman de los años '60. Interpretado por Adam West en sus años mozos, en compañía de Burt Ward como Robin, ese Batman debe ser el completo opuesto del que se ve en las últimas películas. 
La serie no era precisamente dramática (al menos, yo nunca le vi el lado dramático), no era especialmente oscura (Batman no parecía tener muchos traumas emocionales ni nada que se le pareciera), y no era muy seria que digamos. Es más, era hasta para tomárselo a risa.
Consideremos que Batman (según yo) estaba un poco pachoncito, Robin (según yo) tenía una caminada muy rara, los dos llevaban la ropa interior por fuera (clásico algo extraño), los efectos de las peleas consistían en cuadros de colores con escritos como "Pum!", "Kapow!" y "Crash!", y tenían los artefactos de la Baticueva todos con carteles (uno se pregunta si con el uso no aprenderían qué se llama cada cosa), y Robin empezaba la mitad de sus frases con "¡Santas lo que sea, Batman!". Definitivamente, no era como para tomárselo en serio.
De todas formas, la serie tuvo tres temporadas y nos dejó un gran recuerdo a todos los que la vimos. Por ejemplo, yo no puedo acordarme de la serie sin que me den ganas de reír a carcajadas, así que fue una grata sorpresa enterarme de que había una especie de documental titulado "Retorno a la Baticueva".
Este documental va, básicamente, de una rememoración de las épocas de la serie de "Batman" contada por Adam West y Burt Ward, mientras tratan de resolver el misterio del robo del Batimóvil, para devolverlo al museo antes de la visita de los huérfanos. Mientras recuerda, uno se enera de datos interesantes de la serie, y de otras cosas que hubiera preferido no saber (como qué hicieron para disimular lo ajustado de los calzoncillos de Robin). Es bastante divertido, la verdad,  como para recordar con nostalgia los años de la serie (o de sus repeticiones, que es lo que ví).
Si la ven de pasada algún rato, vale la pena verla para recordar los buenos tiempos...y echar unas risas a costillas del Batman más extraño de la historia.

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