jueves, 18 de julio de 2013

La hora del te

Desde que nos mudamos, he tomado el té en contadas ocasiones, la mayoría de ellas fuera del depto. Podría contar con los dedos de una mano las veces que hemos tomado el té como Dios manda en casa, y todas ellas fue porque teníamos invitados. Hoy, tomamos el té a una hora casi perfectamente inglesa...y fue porque mi mamá vino de visita.
Hasta ahora, mi mamá no había venido nunca, o sea que no tenía idea de como vivimos (aunque sospecho que tenía varias ideas, ninguna muy halagadora). Debo admitir que estaba algo nerviosa, básicamente porque sé cuan críticos pueden ser mi mamá y mi papá en lo que se refiere al orden y la limpieza. No que el depto esté hecho un chiquero, pero definitivamente no alcanza los niveles de lo que  mis papás consideran limpio y ordenado (al parecer el caos organizado no cuenta como "orden"). 
Sorpresivamente, todo fue bien. Mi mamá llegó con mi sobrinito, charlamos, tomamos el té con masitas, invitamos a mi suegra a tomar el té con nosotros, charlamos más. Si no fuera porque mi sobrino le dio por dar vueltas como gallina enloquecida buscando cosas para lanzar, hubiera sido una tarde perfecta.

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