jueves, 14 de noviembre de 2013

Las desconocidas

Aprovechando que tengo nuevo material de lectura, empecé mi magna ronda de lectura con olor a tinta nueva. Aunque ya terminé con "Tolkien para Principiantes" (que debo admitir que compré por puro vicio, no porque me fuera a decir algo que no sabía), y los Cuentos de Oscar Wilde es el siguiente en mis "reseñas", quería empezar con el libro que me recomendó mi mamá (y que me hice dedicar con el autor).
"La chola y los Mariscales" es una historia, escrita de tal manera que me hace doler los ojos, está llena de faltas gramaticales y algunas ortográficas, pero ¡Ojo! por una vez estuve dispuesta a dejar pasar eso por alto en pro de la lógica interna de la narración. No sé si alguien que no sea latinoamericano entienda lo que es una chola, pero acá va mi explicación (tal como yo lo entiendo, al menos): básicamente, es una mujer a la que se distingue por usar pollera (una falda amplia y muy plisada, más larga o más corta dependiendo de la región), en la época de la Colonia, eran mujeres mestizas (descendientes de españoles y de "indios"), algo así como una clase media. Ahora, consideremos que los conquistados no lograron dominar nunca la lengua de los conquistadores, y hasta la actualidad el español es muy pateado al hablar (y mucho más al escribir) en cuanto el árbol genealógico de las personas se acerca más al lado conquistado. 
Siendo la protagonista, como dice el título, una chola, su español es bien pateado y mezclado con muchos modismos quechuas, así que aunque me duelan los ojos he de admitir que tiene una razón de ser. La trama se sitúa en los últimos años de la Guerra por la Independencia de Bolivia (y allegados) y los primeros años de la República. Francisca del Valle, según indican sus memorias, conoció a casi todos los próceres de la Independencia, aunque estuvo más cerca del Mariscal Andrés de Santa Cruz, probablemente uno de los mejores Presidentes de Bolivia (y como todo buen presidente, fue miserablemente traicionado y derrocado). Empezó como la rechazada hija del cura de Tarata, pasando por su época de rabona, de ahí a madre, comerciante, otra vez rabona, y pilar de su familia.
Históricamente, es un libro impecable, lleno de datos que no conocía por demás interesantes, de esos que, a pesar de que sabes qué va a suceder al final, igual sigues leyendo para saber cómo diablos llegaron a ese horrible final. El personaje es entretenido, sincero, lleno de ocurrencias y alterada como ella sola, lo bastante como llamarse a sí misma "Chola bandida", y lo bastante valiente como ir batalla tras batalla tras su Teniente (que sólo fue teniente un ratito, pero igual) y guiando a sus mujeres, tan valientes como ella.
Y eso es lo más resaltante del libro, que rescata (por decirlo así) a la figura de la "rabona". Eran mujeres, madres, hermanas, novias, esposas, que seguían a los soldados de a pie de los ejércitos a las batallas, muchas veces llevando a hijos pequeños porque no tenían ni con quién dejarlos ni dónde dejarlos. Llevaban comida, mantas, medicinas, al llegar a los campamentos cocinaban y consolaban a sus hombres, se quedaban cerca de las batallas y se metían a rescatar a los que se pudiera incluso antes que los hombres se hubieran acabado de matar entre ellos (y se hacían matar, de paso). ¿Lo irónico? nadie las quería. Al llegar a las ciudades, les prohibían la entrada aunque las vieran deshechas por el camino, los generales de los ejércitos las despreciaban y muchos las llamaban "esa chusma". Al parecer, nadie estaba dispuesto a admitir que ningún soldado hubiera sido capaz de llegar a las batallas sin ellas...y simplemente las borraron de las historias. La Historia (así, con mayúsculas) la escriben los hombres (y sus estupideces).
Recomendable para leer, y mucho. Eso sí, amantes de la Lengua, ármense de paciencia. Vale la pena, lo juro.

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