jueves, 19 de diciembre de 2013

Peter Jackson: destruyendo la arquitectura de la Tierra Media desde 2001

Saltémonos la parte en que, nuevamente, explico lo fanática que soy de Tolkien y cómo me desespero por ir a ver las películas de "El Hobbit" que es lo último que están sacando en el sacrosanto nombre del profesor. El año pasado, más o menos por estas fechas, fuimos a ver la primera película de esta "trilogía", y aunque tenía mis reservas, la película no era mala (sólo demasiado exagerada en cuanto a la acción).
Ayer, o más bien hoy muy temprano, era el estreno de media noche. No tengo ganas de meterme con las importadoras y las políticas de los cines locales sobre las películas subtituladas, así que lo dejaremos en que tuvimos que tragarnos la versión doblada, lo importante es ver la historia, creo yo. Empezó muy prometedoramente, con el encuentro de Thorin y Gandalf en Bree al que se refieren brevemente en los Anexos de "El Señor de los Anillos". Motivos aparte de cómo se encontraron y detalles paranoicos de orcos perseguidores poniendo precio a la cabeza de la gente, me pareció un buen detalle para comenzar: el propósito de Gandalf con toda esa aventura, más allá de recuperar el tesoro y ayudar a los enanos, era deshacerse del dragón de Erebor para evitar que, en un posible futuro, pudiera ser usado como un arma por Sauron.
De ahí en adelante, la cosa se fue medio cuesta abajo. 

No voy a negar que tiene cosas muy buenas (y divertidas también), pero en general me pareció que la película hizo demasiado énfasis en las cosas que no son realmente importantes, al menos en la historia del libro. Por ejemplo, esperaba la aparición de Beorn porque en el libro es un personaje interesante, por no decir que el diálogo de presentación que tiene con Gandalf es, simplemente, fabuloso, pero me encontré con que lo redujeron a poco menos que un salvaje con grandes dosis de Mr. Hyde (su lado de oso es "impredecible") y, para rematarla, desapareció al tiro sin mucha pena ni gloria.
Admitamos, también, que esperaba ver a Legolas (¿quién no?), pero eso fue otra decepción por su lado. Cierto que, en el libro, los elfos silvanos son muy desconfiados y eso, en especial el Rey Thranduil, pero acá...no sé, los arruinaron. El rey parece que tuviera un palo metido en algún lugar incómodo, y encima es un capo que se sabe los motivos de los enanos y sólo quiere las joyas del botín; Legolas, su digno hijo, anda por ahí muy amargado y disparándole a cualquier cosa que se mueva que no sea un elfo y, la peor parte, el gran invento de Peter Jackson: Tauriel. La muchachita en cuestión no existe en ningún lugar del libro (de ninguno de los libros, si nos ponemos exquisitos), lo que significa que la crearon, básicamente para hacer la cosa más interesante y tener una chica "ruda", que es lo que está de moda (valoración del rol de la mujer y eso). La elfa es un crack peleando (cuchillos y flechas por todos lados, genial) pero de ahí a que le huya al príncipe sólo porque su padre anda raro, o, más raro aún, le dé bola a un enano que, aunque sea simpático (para ser un enano) es un ENANO, ergo, nada atractivo para los cánones élficos de belleza (nota aparte: el diálogo sobre el "hermano feo" y el "trasgo mutante" estuvo muy genial), aunque la teoría de que le guste que le miren el escote se me hace plausible.
En resumen, tenemos una película de casi tres horas en que dos de ellas son puras cosas que Peter Jackson y sus guionistas sacaron mágicamente de un sombrero, y una hora que (más o menos) se atiene a la historia original. En todo el alboroto de inventarse cosas, nos encontramos con que, cada dos segundos, alguien está golpeando/disparando/cortando/persiguiendo/tratando de matar a otro alguien, sea elfo, enano (de preferencia), humano, o hobbit. Por si fuera poco, en todo ese caos de tratar de matarse unos a otros, se cargan la mitad de las construcciones del norte de la Tierra Media, empezando por el lío que hacen de bajado por el Río del Bosque, el caos contenido en Esgaroth (lo mejor ya viene), y lógicamente acabar de destruir lo que el dragón no destruyó en Erebor, que aunque no lo crean, estaba bastante intacta, cadáveres momificados y combustible que aún prendía en unas fraguas que estaban casi como nuevas después de siglos sin usarse.
¿Es acaso raro que me sienta bastante decepcionada? Al menos en relación a lo que esperaba ver, me sentí muy frustrada. La peli puede no ser mala, si a uno le gusta la acción y los efectos (y la falta de lógica en personajes que creen que hay que echarle oro fundido a un dragón de fuego y, por lo tanto, es resistente a él, para matarlo), es muy disfrutable. Pero si lo que quiere ver es la historia que Tolkien inventó...no pues. Lean el libro y sean felices.

No hay comentarios: