martes, 7 de enero de 2014

El gran crimen

Siendo como soy, aficionada a las novelas policiales de Agatha Christie, tengo la tendencia a creer que ningún libro de ese género puede sorprenderme realmente. La premisa de todo buen detective, como Hércules Poirot y Sherlock Holmes, es que debes sospechar de todos y de todo si se trata de un crimen. Nadie está libre de sospecha, bajo ninguna excusa.
Tal vez es por eso que estoy tan encantanda con "El canto del cuco", que me regalaron en Navidad. Supongo que hay una gran posibilidad de que no me hubiera enterado de la existencia de este libro si no fuera por la noticia que salió en las páginas de fans: J.K. Rowling, que nos dio a Harry Potter (y toda la locura consecuente), había escrito un libro nuevo (más) y lo había publicado con un pseudónimo. Esta nueva novela había recibido buenas críticas, mejores incluso que la que había publicado con su nombre y apellido. Como nunca faltan ociosos en el mundo, algunos "estudiosos" que  leyeron el libro, hicieron una comparación entre el estilo del "Cuco" y (supongo) las novelas de Harry Potter, y llegaron a la conclusión de que Rowling era la autora. Cuando se lo preguntaron, ella no lo negó...y lo demás es historia.
Cuando me enteré, hace unos meses, mi esposito y yo logramos conseguir la edición digital en inglés (aún no la habían traducido). Debo decir que aunque los primeros capítulos me parecieron interesantes, no pude terminar de leer la historia, creo que leer en la computadora me empieza a pesar (otra síntoma de mi envejecimiento).
Afortunadamente, mi esposito (tan considerado como siempre) me lo regaló para Navidad, gloriosamente traducido al español. Ordenar mi lista de libros por leer siempre es difícil, pero cuando empecé a leer "El Canto del Cuco" me atrapó. 
Al principio me pareció un poco decepcionante, el detective Cormoran Strike carece de la gracia social y simpatía de otros detectives, por no decir de la agilidad y la solvencia económica. A pesar de la insistencia que se hace en el relato de que es un hombre meticuloso, ordenado, de mente ágil y metódico, uno no se lo acaba de creer porque anda por ahí lidiando con una tormentosa vida personal (que implica a una ex-novia un cacho rara) y una prótesis en la pierna.
Su "ayudante" es su secretaria temporal, Robin, una muchacha inteligente, avispada, felizmente comprometida y que siempre tuvo el secreto deseo de ser detective. Detrás de la fachada bonita, la chica tiene mucha perspicacia, inventiva, y un gran talento de actriz en circunstancias apuradas que requieren soluciones rápidas.
Estos dos se conocen en uno de esos días raros en que todas las coincidencias parecen juntarse: En medio de la debacle financiera y emocional que parecen a punto de mandar su trabajo de detective, su compromiso con su novia, e incluso sus finanzas por un tubo, aparece el cliente que podría ser la solución a todos sus problemas. Un hermano desesperado por el aparente suicidio de su hermana modelo, le pide a Cormoran Strike que re investigue el caso y que encuentre la verdad.
El caso tiene todos los visos de un suicidio: la única testigo estaba drogada con cocaína cuando sucedió el hecho, nadie más se dio cuenta de nada hasta que la modelo estuvo muerta y la pobre chica tenía desorden bipolar, estaba bajo medicación y tenía fama de inestable. Nadie más que el hermano de modelo cree que haya sido otra cosa, ni siquiera Strike. El caso avanza y salen datos, pequeñas cosas que no parecen no tener conexión entre sí, versiones contradictorias de los mismos hechos y la misma persona.
Lo cierto es que, en medio del berenjenal de la vida amorosa y emocional de Strike, las breves pero simpáticas colaboraciones de Robin, y la extraña descripción del mundo de los ricos y famosos de la moda, todo el alboroto no parece tener sentido para nadie que no sea el mismo detective. Sólo a la mitad del libro uno cae en cuenta de que, en verdad, Strike se ha dado cuenta (mucho antes que el lector) de que hay algo más de lo que parece en el caso de la modelo hecha puré en su acera. Y ni por si acaso logré llegar a deducir al culpable de entre la bola de posibles sospechosos.
Tengo algunas quejas por algunos errores en la traducción, pero en general es un libro muy disfrutable, tanto para las personas que disfrutan del género como para los que no tienen ni idea. 

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