sábado, 4 de enero de 2014

Perspectivas

Comenzó un nuevo año, y aunque trato de ser optimista y positiva, no puedo evitar sentir que es una prolongación de la mala suerte de los últimos meses del 2013, en especial en días como estos en que todo sale al revés. No son cosas terribles (excepto, tal vez, el espejo roto en la tienda por una mocosa a la que sus padres ignoraban), pero me descomponen.
Ahora, las cosas que sí son verdaderamente feas y grandes son demasiado...feas y grandes y no mías como para ir contándolas, mucho menos por aquí que es un espacio relativamente "público" (relativamente porque es sólo una arenita en una inmensa playa), son lo bastante deprimentes como para tenerme bajoneada. Súmenle una buena dosis de hormonas, y aquí me tienen.
Sin embargo, tratemos de ver el lado positivo de este año: peor que el anterior, no puede ir (diga lo que diga la madrastra de Cenicienta), no importa cómo estén las cosas ahora, sólo les queda ir para arriba. Nunca he hecho eso de lo propósitos de Año Nuevo y cursiladas así, y tampoco lo hice este año, pero sí hay cosas que quiero hacer y que quisiera que sucedan. Digo, tengo ya los suficientes años como para haber aprendido a que debo tomar las riendas de mi vida aunque me dé flojera hacerlo.
¿Perspectivas para el año? Tiene que salir bien.

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