3 Dias de Santa Meli, mártir...

...De aquí en adelante, siento en mis huesos de profeta y adivina que realmente serán así, y es que se han juntado muchas cosas que detesto en un concentrado de desgracias para los tres días que siguen. Me explico ahorita, no se me impacienten.

Todo comenzó hace algunas semanas, y la verdad que no es algo inesperado, más bien es lo primero que consulto en los calendario en Año Nuevo (la verdad, es lo segundo, primero está averiguar en qué día caerá mi Feriado Nacional más conocido como Cumpleaños). Sí, hablo del requetecontra maldito Carnaval, lo odio con toda mi alma por todo lo que implica: borracheras justificadas dos semanas antes de la misma fiesta que en sí es un desamdre total, agua destinada a mojarme mientras voy alegre y despreocupadamente por la calle, globazos que ni siquiera me mojan, sólo me dejan un moretón y que me provocan un estado de alerta excesivo para mis pobres nervios un mes antes, y toda la psicosis a cualquier cosa que se mueva medio sorpresivamente en la calle a más de 30 centímetros del suelo, lo que provoca que me encoja de pánico detrás de lo que sea en cuanto veo pasar un pájaro. A mí no me vengan con eso de que simplemente puedo pasarlo en familia y cosas, porque no funciona. Mi familia, al menos mis hermanas, disfrutan con mojar a los demás (aunque también odien los globazos), jugar con agua y toda la cosa, y como yo me encierro en mi casa para esos días, siempre tratan de sacarme a jalones para que me mojen. Esas escenitas generalmente terminan conmigo de un humor que hasta el Tio Voldy saldría conrriendo si me viera, mis hermanas hechas a las ofendidas porque "no me uno a la celebración", mi mamá tratando de defenderme y todos emplumados al final. Obvio que las culpas las cargo yo, mis hermanas son incapaces de admitir que todo sería más snecillo si me dejaran tranquilamente en paz bajo techo, pero no...siempre es más divertido fregarme la paciencia (que dicho sea de paso, me es muy escasa...alguien me haría el favor de pasarme paciencia para estos días? evitarán muchas muertes y mordiscos en defensa propia).

Lo segundo también me lo esperaba, de hecho es una parte de las costumbres de Carnaval que más odio, pero que merecen una explicación aparte. Mi sufrido novio ama el Carnaval porque él lo pasa en la finca de su tío en el campo. Se reúne tooooooooda su familia (al menos llegan montones de todos lados) y pasan estos días jugando y haciendo un millón de cosas. Lastimosamente para mí, eso implica que si se va al campo, no está en la ciudad y como yo me quedo en la ciudad, encerrada a cal y canto en mi casa, pues no lo veo al menos 3 días. Sí, no es mucho, pero consideren mi horroroso estado de ánimo de estos días y comprenderán que para mí es la sentencia de locura. Mi humor acaba de irse al cuerno, gruño al que me habla y sólo vivo esperando que me llame, entonces me ilumino, me elevo de la desastrosa realidad...y caigo a los 5 minutos de regreso (ya sé, exagero, pero realmente son días muy difíciles). Por unas horas tuve la esperanza (bastante mezquina) de que este año no habría nada de festejos en su familia por un lamentable deceso, pero no...suspendieron la fiesta de disfraces no más, se irán igualito al campo.

Lo último sí no me lo esperaba y casi escupo mi hígado por renegar. Pasa que una tía mía (a la que quiero mucho, no crean) con su hija, su yerno y su nieta, decidieron que pasar el Carnaval en Cocha era una buena idea. Tienen una casa acá (desocupada y todo) y por eso me cogieron en curva, como se dice. La idea que tenía era que llegarían, los recibiríamos a comer y después de iban para su casa y todos felices, pero no...resulta que se quedaron en mi casa y, considerando que los cuartos están más que justos y no hay espacio de sobra, pues tuve que ceder (o más bien, estuve cordialmente obligada a ceder) mi cuarto a mi prima, su marido y su hija. Eso de por sí ya es bastante...incómodo para mí, no soy una persona a la que le guste meterse en casas ajenas y espero que la mente de los demás funcione de la misma manera (en descargo de mi tía debo decir que ella esperaba irse a su casa hoy, pero mi fabulosa hermana y mi mamá la persuadieron de que se quedara, que no había lío. Claro, como ellas no cedieron sus cuartos ni sus camas es fácil que digan eso). Por otro lado está que yo no tengo complejo de árabe del desierto con lo de la hospitalidad precisamente, puedo ser hospitalaria pero si hay el suficiente campo para serlo, no si me quitan mi cama, así que me temo que mi comportamiento ha sido fríamente cortés desde ayer (la verdad que eso es peor que un insulto declarado, pero no puedo evitarlo). Preferiría dormir en el taller de atrás en el piso que en el cuarto de mi hermana conmi tía, al menos eso me daría la sensación de que sigo en mi espacio vital y no en un ambiente casi desconocido. Puede pretnder ser tolerante, y ese era mi propósito inicial a pesar de que las ganas de gritar y arrear patadas me acometieron cuando me dijeron que tenía que ceder mi cuarto (es que mi mamá tiene un buen argumento de su lado: mi papá se aloja en la casa de mi tía en La Paz hasta nuevo aviso del trabajo), pero cuando llegaron y su bebé empezó a agarrar todos mis peluches y cualquier cosa colorida que estuviera en mi cuarto, se me pararon los cabellos de ira de una manera que Medusa hubiera parecido una señorita delicada a mi lado. Tengo un montón de juguetitos en mi peinador, casi todos regalo de mi sufrido novio que los sacó de una maquinita de peluches, o los compró sabiendo que son cosas que me gustan, y son cosas que nadie toca, ni mi sobrino al que casi le dí una palmada cuando le dio por llevarse mis cosas. Mi error fue suponer que sus padres controlarían a la nena para que no toque nada ajeno, pero me pasé de ingenua obviamente. Esta mañana entré a mi cuarto, casi a escondidas, a sacar algunas cosas que necesitaba y me encontré con un completo tiradero de ropa, platos y cosas de bebé y vainas por el estilo. ¡ Si la bebé urgó hasta mi varita!. He pasado casi un año en la casa de una amiga como huésped, y jamás de los jamases moví algo que no fuera mío o dejé un cuarto en ese estado en menos de 24 horas, por lo que debo decir que me siento más que indignada y muy enojada, y ni siquiera puedo tener el gusto de desquitarme o reclamar o, al menos, quejarme (maldita sea la hospitalidad!).

Considerando los anteriores puntos, puedo afirmar que no tengo ni las ganas ni el incentivo para tomarme las cosas con paciencia y buen humor y pasaré furiosa, deprimida, sola, y paranoica los siguientes 3 días empezando a contar desde ahora (debe ser casi la 1 de la mañana del domingo). Sufriré mucho y al final tendrán que dedicarme un dia en el santoral romano si logro terminar sin haber matado a nadie y haber metido la pata y arruinado la hospitalidad sagrada o haberme comido todo mi chocolate en un desesperado intento de sobrellevar la pena.