domingo, 4 de noviembre de 2012

Una semana

Como siempre, me sorprende lo rápido que avanza el tiempo. Hace una semaa y un día pasé de ser una señorita a ser una señora casada. Esta semana, entre una cosa y otra, ha sido de una lenta y tranquila adaptación a una rutina muy nuestra.
Hay cosas que los dos arrastramos de nuestras vidas de solteros, como que yo salga medio dormida al patio a limpiar las gracias de mis perros todas las mañanas al levantarme, o que "me maredo" empiece a dar vueltas a las 7:00 a.m. porque quedarse en cama lo hace sentirse vago (hay gente rara en este mundo), pero ya hay cosillas en las que empezamos a marchar como pareja (como los turnos para tender la cama...de los que suelo escapar con gran habilidad).
De todas formas, hay cosas en las que aún tenemos problemas, que implican más que nada la cuestión de la alimentación. Habíamos dicho que no en lo posible, prepararíamos nuestra propia comida para no tener que cargar ni a mi mamá ni a la suya con el lío de hacer más de comer. El problema es que, hasta ahora, hemos cocinado solo dos veces, y hasta ahora no hemos hecho compras en serio, porque nuestras madres parecen en competencia por quien nos manda más comida.
El punto es que, de momento, la vida de casados es bonita. No puedo quejarme.

p.d. Ya recordé de qué debía quejarme. "Me maredo" casi pierde hoy su aro. Revolvimos todo buscando el anillo en cuestión y resultó que lo había puesto en el bolsillo de su chamarra y se deslizó hasta un huequito. Casi lo mato.

No hay comentarios: