miércoles, 11 de febrero de 2009

Agradables rutinas y mucho azúcar

La anterior semana comenzaron las clases en los colegios y en la U (al menos en la que era mía, en las otras no sé) y pues, dado que son la cosa más repetitiva del mundo, da paso a que se formen rutinas.
Ya sé, yo ya no voy a la U (maldición!), así que no tendría por qué afectarme, verdad? Pero mi sufrido novio es docente de dos materias, y eso implica seguir un horario y patrañas. Lo malo es que sus dos clases son en la noche, lo que significa que llega a casa alrededor de las 9:00 p.m. y, generalmente con mucha hambre.
Y, a lo que me iba, eso nos ha generado una rutina de lo más graciosa: Sufrido novio llega hambriento después de hora y media de aguantar a un montón de fetos, Meli dice que ya comió y no tiene hambre, sufrido novio pone cara de borreguito, Meli queda convencida de salir (la mayoría de las veces, hay días en que me resisto), aparece el sobrinito de Meli al que le encanta ir al supermercado (generalmente instigado por una de las otras tías, hartas de cuidarlo), sobrinito pone cara de borreguito, Meli queda convencida (o resignada) a llevarlo al super mercado, sufrido novio agarra una mano del niño, Meli agarra la otra, y todos se van caminando (changos, qué párrafo tan largo!).
En el super, se necesita mucha paciencia y dotes atléticas para ir detrás de mi sobrino que siempre entra como un bala a coger un carrito. Por lo general acabamos comprando comida chatarra, tardamos horas en dar vueltas y más vueltas y volvemos a casa cargados con bolsas y con el niño (que a esas alturas del baile no quiere caminar y también hay que alzarlo).
Hoy tuvimos otra de esas salidas y, como casi siempre, acabamos comprando (uso el plural aunque yo no pongo ni un quinto. Eso, amigos míos, se llama cinismo) alguna cosa rara que no necesitamos para nada. La víctima de hoy fue una lata de Canada Dry sabor cereza o algo por el estilo.
Por lo que leí por ahí y como todas las bebidas gaseosas, se inventó como a finales del siglo XIX. Se hizo muy popular durante la época de la Ley Seca para disimular el sabor de los licores caseros (lo que sea con tal de farrear). A mí la gaseosa esa me supo más raro incluso que el Dr Pepper, y conste que dije RARO no FEO. Interesante, y tal vez me podría acostumbrar a tomarla, pero se me hace que por su precio, pues prefiero una buena botellota de Pepsi o algo así.
Así que, en este momento estoy con más azúcar del necesario dentro del cuerpo, lo que significa que no podré dormir en unas dos horas más, seguiré desequilibrando mi reloj biológico y mañana estaré como un zombi todo la mañana.

2 comentarios:

Jenifer Lovegood dijo...

yo opino que esto se llama "Entrenamiento para futuros padres de hijos problematicos locos veloces, el tema de la noche : Compras en el Super "

Meli dijo...

jajajaja...la verdad, espero no tener que poner nunca en práctica ese entrenamiento, mi sobrino es demasiado ágil para mí, juasjuas. Espero que mis hijos sean más tranquilitos o tendré que doparlos :S