lunes, 24 de junio de 2013

Mejorando

Hoy es víspera de San Juan. Hace unos años, eso hubiera implicado una cantidad de cohetes absurda explotando toda la noche y enloqueciendo a los perros, y humo de fogatas de basura llenando la ciudad desde las 7 de la noche. Eso también significaba que una se quedaba ciega por el ardor de ojos alrededor de una hora después, y conseguía una persistente tos que duraría hasta el día siguiente por lo bajo.
No es un secreto para nadie que desprecio a la gente en general por su falta de cerebro y sensatez, y mi bronca se ponía peor por estas fechas. Daba ganas de ir y golpear a toda la ciudad...claro, el humo es un buen pretexto para no hacerlo, pero las ganas estaban ahí. Pero he de admitir que estos últimos tres años, más o menos, han resultado ser una grata sorpresa.
La gente quema muchísimo menos, casi no lanza cohetes, y los perros pueden tener algo de paz en vísperas de San Juan. El único fuego que vi hoy fue el de la parrillada de la fiesta de mi jefa (en que, por cierto, tragué como fiera), los únicos fuegos artificiales que vi fueron unas tristes chispitas con que jugaban mi sobrino y su amiguito, y sólo escuché 6 cohetes explotar.
Seguramente, en otras zonas de la ciudad, por no decir en el campo y otras ciudades, las cosas debieron ponerse peores, aunque quiero creer que no. Por una vez, la gente en general me ha sorprendido gratamente demostrándome que puede aprender y tener algo de conciencia. Hay mucho otros comportamiento desagradables de la gente que me molestan (por ejemplo, su falta de higiene en lugares públicos), pero si en tan pocos años se ha logrado cambiar una tradición muy antigua, tal vez se puedan cambiar otras cosas  más, igual de graves.
Por una vez, tengo fe en la gente.

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