Día de decisiones, decisiones y más decisiones

La reunión de hoy del Club tuvo un toque especial que supongo será el distintivo por los próximos 89 días y pico que siguen. ¿Qué hay en 89 días y pico? Pues el tan esperado (y tanto!) estreno de la película de "Harry Potter y el Príncipe Mestizo", mis jóvenes saltamontes.
Todo comenzó simplemente con todos llegando tarde (para variar) a pesar de las multas que decidimos imponer para tratar que todos (me incluyo) lleguemos a horario. De todas formas hay que reconocerles que estuvieron más temprano que de costumbre, solíamos ser más cínicos con lo de llegar tarde. La agenda del día: Gran Partido de Quidditch para los estudiantes mientras la Directiva (de la que forma parte su "humilde" servidora) se sentaba a deliberar sobre la aprobación o rechazo de las actividades presentadas para el presente años escolar. Pero una cosa es agendar (existe ese verbo?) y otra cumplirla...
Con decirles que estuvimos muy cómadamente sentados en el pastito viendo media hora de quidditch antes de que recordáramos (gracias al grito de mi sufrido novio desde el Campo del Honor) lo que teníamos que hacer, les digo todo. Ya en la reunión, tardamos al menos media hora más en ponernos en sintonía y dejar los detalles escabrosos de la premier para después y dedicarnos a lo nuestro. Al menos avanzamos algo sin tratar de arrancarnos las cabezas a mordiscos, aunque aún nos queda mucho trabajo (y cuánto!).
Después de eso, ya afuerita del Jardín Botánico (es que nos botan a horario variable, sujeto al humor del cuidador que no suele ser muy bueno) nos pusimos a discutir civilizadamente sobre algunos aspectos prácticos de la premier: que la exposición, que los días, las horas, si habrá premios o no, rifas a o no, puesta en escena o no, video o no, y así por más de una hora. Lo grave de tomar decisiones entre tantos es que todos hablamos a la vez, y entre medio del alboroto salen las decisiones y algunos chistes de lo mejor, cortesía del ánimos sarcástico que comparten los miembros. Al menos, hay que reconocer que nos divertimos mucho, más allá de terminar afónicos de tanto gritar todos a la vez.
Y ya puestos a tomar decisiones, y frente a una situación inesperada sobre presupuestos y demás temas poco agradables para mí (y creo que para todos, a nadie en su sano juicio le sgusta hablar de dinero) tuvimos un nombramiento: el mío como nueva Superpoderosa y Omniciente nueva Editora de "El Profeta"! Sí, el título me lo acabo de inventar, pero tienen que reconocer que suena bien.
Supongo que fue antes de eso, o después, no estoy muy segura porque en mi recuerdo inmediato se mezclan una confusión de personas en túnica, con mochilas, hablando a gritos, cada quién por su lado mientras yo oscilo entre dos reuniones: la de la Directiva que me nombra Super...etc, etc y la del Coro del Club que trata de decidir que día nos viene bien para ensayar. En medio de ese desvarío es que se me olvidó por completo el cita con el "Graduado en el Arte del Dolor", como le dice mi buena amiga Marce, más conocido como ortodoncista para el MISMO DÍA Y LA MISMA HORA en que quedamos de ensayar con el Coro!! Realmente necesito una Recordadora, o simplemente regresar a mi buena costumbre de escribir todo en mi agenda.
Así que, mi última decisión del día, a pesar de las miradas de "loca inmadura" (a mucha honra!) que me lanzaron mis hermanas y sospecho que mi papá también, la paciencia con que me miró mi mamá, y el discursito de "Prioridades" que se atrevió a lanzarme mi hermana Tef, es que prefiero mover mi cita con el ortodoncista a cancelar el ensayo del Coro.
¿Sabia o estúpida decisión? No estoy para pensar en eso, ya tuve mi cuota de depresión del día, que mi sufrido novio tuvo que aguantar para variar, y no tengo el tiempo ni las ganas para volver a hacerlo. De todas formas, tengo otra cosa en la que pensar. Mañana, cortesía de mi buen amigo Ricky que me miró con ojitos de corderito degollado a los que no se les puede decir que no, es mi primer día de Catequista o Asistente de Catequista o algo así, por lo que tengo que ir pensando en que blasfemis y herejías no debo mencionar delante de los pobres chicos para no mandarlos de cabeza al infierno.