Empieza la tortura

No pude escaparle más al pinche ortodoncista (con respeto del doc, que me cae bastante bien para ser un ortodoncista, aunque no puedo evitar ponerle mala cara...) y menos a los fierros. Hoy fui con mis papás para averiguar qué se propone hacer con mi hermosa boquita y no pues...lo que se sabía al principio de esta historia se confirmó: me sacarán 4 premolares, me pondrán fierros como para captar cualquier canal de cable y estaré más de un año así.
No sé que parte fue peor: si la que dijo que estaría 14 meses con brackets, la que mis papás dijeron que mejor los de metal no más porque los de cerámica son muy caros y mis tres hermanas necesitan ortodoncia también o la parte en que dijo que, a lo mejor, a medio tratamiento decide hacer volar mis terceros molares de abajo (lo que significa que mi batalla con Darwin aún sigue). No pues, regresé a mi casa con un humor de perros. A ver, seamos lógicos: tengo 23 años y me van a poner fierros en la boca como a quinceañera! Tengo una reputación que mantener, caramba! No es como para esperar que ande por ahí brincando de alegría como pony encantado!
De todas formas, a pesar de todas mis protestas, hoy me comenzaron el tratamiento poniéndome separadores alias gomitas entre mis muelas. Dijo el Doc que probablemente mañana esté algo adolorida, pero ¿qué creen? YA ME DUELE! Le di un mordisco a mi sandwich de jamón y queso y casi veo estrellas! Se me van a aflojar mis hermosos dientecitos!
Soy capaz de arrancarme las tales gomitas (como quinceañera), son muy incómodas y eso de que me duelan los dientes no me gusta, pero con lo que cuesta el tratamiento acabaría con un remordimiento de conciencia increíble, así que ni modo...damn it!